La plantilla está formada por Mario y Pablo (porteros); Mario Capi, Camo, Adrián Hernández, Hugo Santos, Adri Franco y Diego (defensas); Darío (centrocampistas); Marcos, Hugo Rizos, Santi y Edgar (delanteros); Miguel, Carlos y José (entrenadores).

El benjamín A del Helmántico es un equipo autoexigente con las ideas muy claras. Pese a su corta edad, los pequeños futbolistas tienen claro que el entrenamiento es un lugar para aprender y seguir progresando en el fútbol base, en el que la mayoría cumplen su cuarta temporada. Desde entonces, la idea ha sido la misma. Dar una base de fútbol para que tengan claro lo que es y les pueda servir en el futuro.

En esta temporada están consiguiendo estar cerca de la cabeza a pesar de que la llegada de cuatro futbolistas en este verano ha provocado un proceso de readaptación para ellos. Obviamente, el fútbol no es igual en todos los lados, menos aún si se procede del fútbol sala, en el que, por cierto, siempre juegan algún torneo con muy buenos resultados como el que ya hicieron antes de comenzar la temporada o el que harán esta Navidad.

En lo que sigue respectando a la temporada, han conseguido sumar ocho victorias por solo dos derrotas y el equipo, tras ese periodo de readaptación, sigue yendo a más. Siguen siendo fieles a su juego de toque y, sobre todo, de inteligencia en el que cada jugador sepa resolver cada situación de juego y dé el máximo de sus posibilidades. Este es el principal objetivo por encima de cualquier resultado, aunque el trabajo siempre lleva a ellos a pesar de la dificultad de la competición, en la que hay muy buenos equipos con grandes refuerzos en esta temporada.

De hecho, ese trabajo, ayudado también por un gran clima en el equipo en el que todos reman hacia delante, ya está dando unos frutos gratificantes que nacen del propio cuerpo técnico, que están cumpliendo su propio círculo. Fueron ellos los que arrancaron con estos chicos cuando cumplían su primer año como federados y ahora han vuelto después de una serie de circunstancias por los estudios.

Ahora todos disfrutan por igual como el gran grupo humano que son. Más allá del fútbol, un equipo también sirve para pasarlo bien y aprender una serie de valores como la disciplina y el compañerismo. Todos saben que detrás de los entrenamientos hay un esfuerzo que va destinado a cumplir unos objetivos. No se va a pasar un rato, sino a aprender fútbol, deporte y vida. Y todo, eso sí, a través de la diversión.

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