Seguramente en noventa años de historia la Unión Deportiva Salamanca no haya tenido por delante una semana tan importante como la que dio comienzo este lunes. En juego, este martes, la supervivencia o no del club y la consiguiente o no subasta de los activos el próximo jueves, es decir, el ser o no ser del club blanquinegro en primer lugar y el ser no ser del plan propuesto por Juan José Hidalgo para mantener a Salamanca con un equipo de fútbol en segundo.

Este martes tendrá lugar la junta de acreedores que sirve para aprobar el convenio preparado con los acreedores o no, lo que significaría un paso adelante para el futuro de la UDS o su disolución respectivamente. El Banco Popular es el que tiene la llave del quórum necesario para que se celebre esa junta, por lo que de su presencia y voto depende a día de hoy el que salga adelante la Unión o no. Hace semanas, cuando Juan José Hidalgo valoraba el salir adelante con el convenio, el Banco Popular no ponía ninguna duda por la relación con el empresario y aceptaba el convenio a 19 años con una quita del 60%; actualmente, todo hace indicar que va camino de contrario tras anunciar el presidente de Globalia que no le encuentra viabilidad a seguir con el actual club.

De no aprobarse el convenio y producirse el adiós de la UDS, Hidalgo tendrá el jueves día 20 la subasta de los activos de la entidad, algo que el pasado 28 de mayo él pedía ante los medios, explicando públicamente que la fundación de un nuevo club con los derechos federativos de la UDS era la única solución que tenía en mente para que el fútbol siguiera en Salamanca.

El visto bueno de los administradores se producía días después, aunque el desenlace no estaba en el guión de unos y otros. Los altos precios de salida en la subasta impuestos por el juzgado basados en la tasación de la administración concursal parecen haber acabado con la idea de Hidalgo de seguir adelante con su plan, como ya ha venido el empresario manifestando en las últimas jornadas, desde que se conoció el precio de 500.000 euros de esos derechos.

Con todo esto encima de la mesa, confiar en que el convenio salga adelante puede parecer osado, aunque lo mismo empieza a suceder con la opción de que el empresario salmantino acuda a la subasta. Lo único cierto es que en pocas horas y en apenas días se terminarán las conjeturas, las valoraciones o las esperanzas, llega el momento de la verdad, lo importante, no va más.

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