El técnico de Perfumerías Avenida, Roberto Íñiguez, dejaba claro que el foco del tercer partido lo tenían que poner en igualar la intensidad de Girona. Ninguna excusa en el cinco contra cinco; tan solo superar al rival en el nivel de intensidad que determinen los colegiados.
Lo que dejó claro que no quería era faltas de respeto a sus jugadoras. "No voy a consentir faltas de respeto a mis jugadoras. En el primer partido, volvió a pasar. Pero en Girona, el señor entrenador de Girona, bajo el amparo de su gente, cruzó la línea doscientas veces de las faltas de respeto. Y no lo voy a consentir. No voy a consentir que a mis jugadoras, sistemáticamente, como estrategia se les llame floteras ni teatreras... Me parece un insulto que llame flotera a Silvia Domínguez o a Maite Cazorla. O a Leo Rodríguez... y puedo ir una por una. Así durante cuarenta minutos. Cuando acabó el partido, me sentí como una mierda. Pero no por perder, porque por encima de perder o ganar hay otras cosas", indicó Íñiguez.
Y concluyó su intervención: "Creo que intenté estar moderado y no protegí a mis jugadoras. Hay continuos gestos a las jugadoras, provocaciones a las jugadoras, hablándoles a las jugadoras, hablando a nuestro banquillo. ¿Pero se cree que entrenamos flooping o algo? Te voy a decir una cosa, la mayoría de las veces, y yo soy el primero que me pasa, que criticamos algo somos el cierre flojo de lo que criticamos. A mí me ha pasado muchas veces. Quizá, lo que debería mirar el señor entrenador de Girona es su grupo y a ver quién teatraliza, quién exagera... porque igual todo lo que critica de nosotras, lo tiene en su casa. Que corrija lo de su casa y deje a las jugadoras de Perfumerías Avenida tranquilas. Si esa es la estrategia para ganar un partido, que se la coma él con patatas fritas".