Las previsiones del acontecimiento se han desbordado en la confluencia entre Azafranal y Cristo de los Milagros. Nadie ha querido faltar en el merecidísimo homenaje a un icono del deporte en Salamanca. El alcalde, Alfonso Fernández Mañueco, junto a su hermano, José Eduardo Gil Pérez, descubrieron la figura de Carlos Gil Pérez con su característica pipa y acompañado de la frase que reflejaba el espíritu olímpico despertado por el barón Pierre de Coubertain.

Gil Pérez ha entrenado a los mejores atletas que ha dado Salamanca en su época más gloriosa. Además, ha sido un firme impulsor del olimpismo colaborando activamente en la creación de las becas ADO. Impartió su maestría también en el periodismo y probablemente se ha convertido en un firme candidato a convertirse en el personaje más importante que ha dado el deporte en Salamanca.

Además de su hermano Eduardo, han asistido al acto otras dos hermanas y sobrinos de Carlos. Junto a Alfonso Fernández Mañueco, el Ayuntamiento estuvo representado por Jorge Recio y su discípulo Antonio Sánchez. No faltó el subdelegado del gobierno, Javier Galán, ni Enrique Cabero o Paco Martín del Molino como representantes del PSOE. Incluso el fútbol estuvo muy presente con Enrique Miguel, José María Rozas, Jorge D’Alessandro y la ilustre presencia de Paco Seirulo. También llamó la atención el nombre del ex presidente de la Unión, Juanjo Pascual.

No obstante, el atletismo fue quien más representantes dejó en el homenaje Rosa Colorado, José Luis Sánchez Paraíso, Honorato Hernández, Marceliano Ruiz, Miguel Rivero, Ángel Antonio García, Israel Núñez o el delegado, Moisés Muñoz, acompañaron a Carlos en su despedida. También Manuel García Ramiro en representación del kickboxing. Otros salmantinos anónimos también quisieron asistir. De la grandeza de Gil Pérez dejó constancia un acto multitudinario esta mañana

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