Recuerdos charros de una Liga Nacional de Fútbol Sala que cumple 30 años

SALAMANCA24HORAS reúne a varios entrenadores y jugadores del Sol Fuerza para rememorar los tiempos en los que Salamanca participó en las dos primeras categorías de una competición que este viernes hace tres decenios que surgió. 

 Sol Fuerza portada
Sol Fuerza portada

El 1 de marzo de 1989, la Asociación de Clubes Españoles de Fútbol Sala (Acefs) y la Asociación de Fútbol Sala (Asofusa), que organizaban diversos torneos de este deporte, se unían para constituir la actual Asociación de Clubes de Fútbol Sala y poder crear un torneo liguero oficial comandado por las actuales Primera División y Segunda División, denominadas entonces División de Honor y Primera Nacional. Desde entonces, únicamente seis clubes han militado siempre en ellas: El Pozo Murcia, Fútbol Club Barcelona, Gran Canaria, Industrias Santa Coloma, Movistar Inter y Osasuna Magna.

Sin embargo, son varias las entidades que han pasado por estas dos categorías y que ahora están fuera de ellas, ya sea por resultados deportivos o por haber desaparecido. Una de las pertenecientes a este último motivo es la Agrupación Deportiva Universidad de Salamanca, que tras diversos cambios de nombre desaparecía al finalizar la temporada 1999-2000 con la denominación de Asociación Deportiva Sol Fuerza y que es la única de Salamanca que ha alcanzado la máxima división. Formaba parte de ella desde la campaña 1991-1992 hasta la 1999-2000, es decir nueve cursos repartidos entre los pabellones de La Alamedilla y Würzburg.

En el parqué del más céntrico, el primero en acoger encuentros de la categoría más alta de fútbol sala, SALAMANCA24HORAS se cita con varios integrantes de aquel equipo. Sobre la reformada madera de La Alamedilla, rápidamente empiezan a florecer los recuerdos en torno a un conjunto que, según uno de sus técnicos, Arsenio Pascual (actual delegado de la selección española femenina, ganadora el 17 de febrero del primer Europeo para mujeres), “trabajó bajo conceptos como ‘las prisas son para los malos toreros y los ladrones’ o ‘2.400 segundos (duración de un partido) para no bajar los brazos’, frases motivadoras dadas a los jugadores antes de salir a la pista”. ¿Su origen? “El segundo emblema lo incorporé después de que el Caja Segovia nos empatara a 7 goles un duelo que ganábamos 7-5”, responde a la vez que rememora el impulso dado a este deporte por el exatleta José Luis Sánchez Paraíso, que ejercía de preparador físico, o el jugador Carlos Armendia, ya fallecidos. Pascual también nombra al entrenador Paco Luque a la hora de resaltar a los principales responsables de que Salamanca tuviera una escuadra de fútbol sala a tan alto nivel. 

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Tomás de Dios, preparador del Salamanca Fútbol Sala, también pasaba por el banquillo del cuadro charro: “Siempre recordaré mi debut. Me dijeron que tenía que encargarme del primer equipo y el estreno fue a domicilio contra el Ourense, que iba en cabeza. Ganamos. El primer compromiso salió bien, pero luego nos complicamos en la clasificación”.

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Jesús Ángel Marcos, ‘Chuchi’, le confiesa a De Dios que gracias a sus instrucciones aprendían muchos conceptos nuevos puestos en marcha en el pabellón de La Alamedilla. “Era impresionante jugar ante unas 2.000 personas en una pista resbaladiza que atemorizaba a los adversarios porque nosotros ya sabíamos desenvolvernos en ella y ahora es muy positivo seguir llevándote bien con aquellos compañeros de equipo”, relata el histórico pívot.

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A ‘Chuchi’, que puede presumir de haberle marcado dos goles al Movistar Inter en un encuentro ganado 4-2 por el Sol Fuerza, le tocaba compartir habitación con un bejarano con el que queda para cenar una noche durante todas las semanas: Antonio Martín, ‘Toñín’. “Es que éramos como un grupo de amigos en la élite”, comenta ‘Toñín’, uno de los más bromistas y que sonríe al echar la mente atrás y acordarse de diversas anécdotas. “En una entrevista de radio, cuando estábamos prácticamente descendidos, me dijeron que el Titanic se hundía. Pues bien, nos salvamos en la última jornada, venciendo en Würzburg al Carnicer Fiat Torrejón y, para celebrarlo, mostré una camiseta interior con el lema ‘El Titanic no se hunde’. Además, fue muy gracioso un hecho que aconteció en Barcelona. Paseando por La Rambla, un hombre se acercó a nosotros al vernos con el chándal de un club deportivo y nos pidió que le diésemos una sudadera. Le instamos a que se desplazara a Santa Coloma de Gramenet, donde jugábamos, para dársela. Obviamente, pensamos que no acudiría. Pues se presentó allí, lo divisamos en el calentamiento y abandonamos el pabellón sin darle nada, por lo que fue hasta nuestro autocar para recriminárnoslo”, cuenta.

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En el plano deportivo también aparecen historias curiosas, como que el entonces portero suplente Francisco Coque tuviera que ejercer 6 minutos de jugador de campo porque entre lesiones y expulsiones el equipo se quedó sin recambios en un encuentro ante el Redislogar Cotransa. “Estaba muy nervioso. Me mandaron un balón arriba y, para no perderlo, fui retrocediendo metros y creo que provoqué un córner en contra”, explica el cancerbero, que añade que “la plantilla aceleraba a partir de febrero o marzo para conseguir los objetivos”. 

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Salvo aquella vez que ejercía fuera del arco, Coque era tan fijo en la portería que apenas concedía oportunidades a sus competidores por el puesto. “Era mi ídolo y únicamente me dejó disfrutar de 20 minutos”, bromea Míchel Pena, quien considera que “los jugadores de antaño aguantaban más que los actuales, que se quejan por cualquier cosa, como quedarse fuera de la convocatoria un día”. Bien lo saben otros dos guardametas: Juan Luis García y Raúl González. El primero de ellos, campeón de una Copa de Europa, una Liga, dos Copas y dos Supercopas con el Caja Segovia, es ahora coordinador del Salamanca Fútbol Sala y destaca que es muy complicado que la ciudad charra vuelva a contar con una entidad en la máxima categoría: “Se necesitan buenos jugadores y más medios. Es una pena porque en mi época de portero viví un ambiente muy familiar aquí que no encontré en otros conjuntos, a pesar de que Paulo Roberto nos metió nueve tantos con El Pozo Murcia en un partido y sigue siendo el récord goleador en la competición liguera”. “¡Y también a pesar del frío que pasábamos entrenando en La Alamedilla!”, exclama el segundo, ahora seleccionador de Castilla y León, y que asegura que “algunos abonados pasaban los carnets por debajo de las puertas del pabellón una vez que habían entrado para que otros amigos accedieran gratis y el recinto se llenara”.

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De esta forma, los salmantinos podían animar a un club que en sus primeros años llegaba a realizar siete sesiones de entrenamiento a la semana, con carga física matinal en el extinto Botánico y ejercicios con balón vespertinos en La Alamedilla, donde Rafa García realizaba una parada al brasileño Edesio que mantiene en su memoria. “Fue en un mano a mano. Recuerdo ese momento con cariño. Fue en mi estreno, en casa y contra el Jerez. Es inolvidable para mí”, revela.

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La Alamedilla solía registrar buen ambiente. Prácticamente sin pretenderlo, el público metía presión a los rivales por la cercanía de la grada a la pista. Eso se perdía con el traslado a Würzburg, pues el espacio comprendido entre los asientos y la cancha era mayor en anchura y en altura. Curiosamente, en 1999 el Sol Fuerza disputaba un choque como local en Ávila. ¿El motivo? Con La 2 comprometida a televisar su enfrentamiento en Salamanca con el Talavera un sábado a mediodía, el Ayuntamiento charro organizaba un campeonato de taekwondo en el polideportivo charro, siendo imposible, por los requisitos exigidos por el canal de televisión, trasladar el duelo a otro pabellón salmantino. ¡Y eso que en él, en la última temporada de existencia del Sol Fuerza, se disputaba un choque benéfico de fútbol sala entre el conjunto anfitrión y la Unión Deportiva Salamanca!

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Jugar en el recinto que fuese con la primera plantilla era la ilusión de los canteranos Carlos Sierra y Raúl Rodríguez, ‘Raulito’. “A los 30 segundos de debutar, ya estaba agotado. ¡No entendía cómo los profesionales podían aguantar dos minutos seguidos sin parar!”, manifiesta el primero. “Un día antes de mi estreno, contra el Talavera, me pasé una hora de un entrenamiento aprendiendo a hacer regates de cola de vaca. Pues bien, al día siguiente marqué mi primer gol en la máxima categoría… ¡tras hacer una cola de vaca!”, detalla el segundo con entusiasmo.

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Con reflexión, Eugenio Sánchez, capitán y que también hacía sus pinitos en el fútbol con el Ribert y el Guijuelo, ofrece los que, según él, eran los factores determinantes para el éxito del fútbol sala en Salamanca: “La base estaba constituida por gente de casa que estudiábamos, pero nos llevábamos muy bien. Éramos muy trabajadores y la calidad la ponían los brasileños. El Pozo Murcia no tenía tanto poderío como ahora y los encuentros contra el Movistar Inter o el Fútbol Club Barcelona nos ponían a prueba. Los aficionados los vivían de manera especial. Todavía hay antiguos contrincantes que me recuerdan lo difícil que era vencer en Salamanca”.

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Quizás lo vuelva a ser si otro club charro alcanza esa Liga Nacional de Fútbol Sala que sopla 30 velas este viernes, gracias, entre otros, a estas doce personalidades que de vez en cuando se juntan a modo de equipo de veteranos para participar en algún campeonato y revivir aquella época de esplendor a la que contribuían otros muchos jugadores, entrenadores, directivos y trabajadores que en este cumpleaños, como si se tratara de un partido, han ganado algo: el derecho al trocito de tarta (reconocimiento) que les corresponde.

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