Desde que la Unión Deportiva Salamanca endosara una manita al Marino en el Helmántico hace ya un mes, el conjunto blanquinegro no conoce la victoria. Una racha de cuatro partidos sin ganar, con tres derrotas y un empate que dejan a la UDS fuera de los puestos de ascenso, pero sobre todo el estadio charro ha dejado de ser un fortín. ¿Qué le sucede a un equipo que ha estado hasta el momento entre los tres primeros puestos? Un año más, el síndrome otoñal asoma por el horizonte.

No es la primera vez que la Unión comienza bien la temporada y comienza a diluirse según llega el frío. La tónica se repite en la mayoría de las últimas temporadas. Hubo un tiempo en que se acuñó el denominado 'síndrome de Salamanca', un equipo que remontaba a los grandes en los últimos minutos de partido. Ahora, el síndrome lo sufre la UDS, el síndrome otoñal.

Por eso, parte de la afición carga contra la permisividad hacia una plantilla joven que, casualmente, baja su rendimiento cuando comienzan las fiestas universitarias. Los hay que cargan contra el acomodamiento de los jugadores una vez que se ha garantizado su salario e incluso un órdago como seña del malestar por anunciarse contrataciones de jugadores en invierno cuando el equipo mejor estaba jugando.

Opiniones que no dejan de ser eso, opiniones. Pero los datos muestran que en los últimos cuatro partidos apenas se han marcado tres goles, y las lesiones o sanciones de algunos jugadores se han notado en una plantilla que parece escasa para afrontar toda la temporada. Los jugadores aseguran que siguen con la misma hambre que al principio de temporada y no es una cuestión física, sino de mala suerte al no entrar la pelota en la portería contraria. Por eso se han conjurado para dar la vuelta a esta situación y reclaman el apoyo de la afición en el próximo partido ante el Zamora.

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