Cinco de enero de 1998. Lejos queda ya. Sin embargo, el recuerdo está presente en la memoria de todos los aficionados al fútbol de Salamanca. En la noche de Reyes, los regalos se adelantaron a los seguidores de la extinta Unión Deportiva Salamanca y llegaron en forma de victoria por 4-3 ante el Fútbol Club Barcelona en el estadio Helmántico. Y no fue un triunfo cualquier, fue una remontada histórica.
El equipo dirigido por el malogrado Txetxu Rojo volteó un 1-3 para hacer tambalearse el Helmántico con tres goles en los diez minutos finales. El último, del Cuqui Silvani, es historia del deporte salmantino.
La Unión saltó al verde del Helmántico con Stelea en la portería; Corino, Paulo Torres, Lanna y Pavlicic en la defensa; Rogerio, Taira, Edu Alonso y Vellisca en la medular; y con Zegarra como enganche de Pauleta.
El brasileño Sonny Anderson adelantó al Barça a los doce minutos y Zegarra, al borde del descanso, establecía el empate a uno tras un barullo en el área.
En la segunda mitad, Luis Enrique y Giovanni ponía el 1-3 y el partido muy cuesta arriba para la Unión. Rojo metió en el campo a César Brito en el minuto 64 para sustituir a Rogerio y la Unión se fue al ataque.
A falta de diez minutos, César Brito prolonga de cabeza en el área y Pauleta cae ante Reiziger y el colegiado Fernández Marín señala el punto de penalti. El ‘16’ no dudó y lanzó un cañonazo centrado para superar a Hesp y poner el 2-3.
Sin tiempo para pestañear, otro balón al área lo tocó Pavlicic y César Brito, de disparo cruzado, establecía el 3-3 y hacía tambalear el Helmántico. En los corazones de los seguidores blanquinegros, el abrazo entre Txetxu Rojo y Paulo Torres en la banda.
Pero quedaba lo mejor. La traca final. Un regalo de Reyes inolvidable. En el minuto 87 y en una jugada completamente rocambolesca, el visitante Couto manda el balón al travesaño y la UDS monta el contraataque. Silvani lanza hacia la derecha para Pauleta, el luso encuentra en diagonal a César Brito que deja de taco y el Cuqui Silvani convierte un gol eterno. El gol de todos. El de los niños que ya son adultos y el de los que tristemente, ya no están y lo recordarán desde el cielo.
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