Una práctica muy extendida entre los conductores está dañando el vehículo, suponiendo consecuencias más graves. Se trata del líquido limpiaparabrisas, cuyo depósito se llena habitualmente de agua provocando que durante las épocas de frío ésta se llegue a congelar complicando su función.
Los expertos señalan que se debe llenar con líquido específico por cuestiones de seguridad ya que conducir con el cristal frontal sucio resta entre el 20 y el 30% de visibilidad en carretera. La luna se debe limpiar para retirar los restos de polvo o bichos que puedan quedarse pegados durante un trayecto.
Además, señalan que en caso de utilizar un líquido sin capacidades anticongelantes aumentará su volumen dañando el depósito y los conductos por los que circula, provocando averías que pueden llegar a ser irreparables.
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