Local

​“Lo que antes era una ayuda para llegar a fin de mes ahora es, para muchas familias salmantinas, el único recurso”

La Asociación Cajas Solidarias nació en 2013 con el ánimo de ayudar a dos familias a pasar unas Navidades dignas se ha convertido en el punto de apoyo de más de 1.100 personas. Recuerdan que cualquier ayuda vale y lo que para muchos es insignificante, como un litro de leche, “supone el desayuno de un niño durante cuatro días”

Cajas solidarias (21)

Se advirtió desde un primer momento y, por desgracia,poco se ha podido hacer por evitarlo. La pandemia del coronavirus no sólotraería junto a sí una enorme crisis sanitaria, sino que también implicaría uncisma social y económico en un sistema que todavía no había terminado derecuperarse la crisis del 2008.

Han pasado más de dos meses desde que se decretara elestado de alarma. Salamanca, todavía en Fase 0 de esta desescalada que nosllevará a la “nueva normalidad”, tiene parada gran parte de su actividadeconómica y, lo peor, es que no tiene visos de recuperarse a corto plazo-especialmente la dependiente del turismo y/o la hostelería-.

Estos dos sectores dan empleo a una gran parte de laciudad, ya sean trabajadores de dichos negocios o autónomos que tenían en estossu principal fuente de ingresos. Pero no han sido los únicos afectados, ya queotras muchas personas han vivido un ERTE que todavía no han cobrado o,directamente, han sido despedidas.

Mientras pasa todo este tiempo, las necesidades siguenexistiendo, y hay que lamentar que una cosa tan básica como el comer se estéconvirtiendo en un verdadero lujo. Un trago por el que nadie debería pasar, ymucho menos familias con hijos pequeños. Por suerte, eso sí, hay gente que sepone una capa de superhéroe y desinteresadamente ayuda a todas estas personaspara que puedan seguir viviendo con dignidad.

Este es el caso de Javier. En diciembre de 2013, trasconocer la situación de una familia cuyo hijo era compañero del suyo, decidiócomenzar a buscar ayuda para que pudiesen pasar unas Navidades dignas. “Estabanen una situación complicada, económicamente hablando, y con permiso logré poneren el trabajo una caja para que los compañeros colaborasen con lo quepudieran”, rememora a SALAMANCA24HORAS.

Si en principio comenzó como una ayuda a un par defamilias en concreto, su labor como voluntario fue poco a poco creciendo yaumentando. “Te vas metiendo en el tema, unos meses después, ya teníamos unvolumen de trabajo más grande como para constituirnos como asociación”,explica. Era mayo de 2014, y era cuando oficialmente nacía la Asociación CajasSolidarias.

Han pasado de ayudar a dos familias a más de 1.100personas en total, un incremento que casi les cuesta la desaparición

La asociación que Javier dirige siempre se ha nutridode la ayuda de particulares. “Nunca hemos contado con subvenciones públicas,sino que tenemos donativos de particulares, ayuda para recoger los alimentos,realizarel reparto… hemos ido tirando”, comenta. También han colaboradocon el Banco de Alimentos y, en ocasiones, han recibido fondos FEAD (de laUnión Europea), pero han sido hechos puntuales.

Con esfuerzo y superación, Cajas Solidarias hapasado de ayudar a dos familias a más de 340 que, en total, suman más de 1.100personas. “Y subiendo”, lamenta Javier, puesto que sólo en la última semana hanacudido 17 familias nuevas. “Es una muestra del volumen que ha cogido, y todocon un grupo bien avenido de voluntarios, fondos propios, donativos y un localalquilado”.

Sin embargo, el no recibir ninguna otra clase deayuda, unido al crecimiento exponencial que han tenido, casi les cuesta ladesaparición. Y es que los gastos comenzaron a multiplicarse mientras el dinerodejó de ingresarse: “Coste del alquiler, la luz, el teléfono, el seguro, movertoneladas de alimentos…”, relata, reflejando que sólo el pasado martes tuvieronque contratar un camión que moviera más de 10 toneladas (10.000 kilos) dealimentos desde Mercasalamanca al local donde realizan el reparto. “Antesutilizábamos coches, pero ahora la cantidad es tal que no podemos”, apunta.

La situación es tal que Javier pensó que, al acabarmayo, tendrían que echar el cierre. “Es estresante mirar la cuenta y ver que nohay dinero para pagar el alquiler, la luz o el transporte. Teníamos lo justo”

Por suerte para ellos, las donaciones les hanpermitido subsistir. Y parece que ahora llegará el apoyo de Ayuntamiento deSalamanca a través de un convenio “que estamos a ver si se materializa, peronos da un poco de esperanza, porque tendremos la posibilidad de acceder a unlocal o tener una ayuda económica al año sin depender de los donativos, que nosabemos si llegan o no”.

“No es que se haya duplicado el volumen de ayuda, perocasi. Y las previsiones no son nada halagüeñas”

Con el apoyo del Ayuntamiento “podremos seguir. Lohemos pasado mal, atendiendo a tal volumen de personas y con mucha carga dealimentos”, reconoce Javier, quien advierte de que las previsiones actuales “noson nada halagüeñas” y que esperan muchas más familias a las que atender.“Estamos intentando reorganizarnos porque los repartos ya no son nadasencillos, ya que hay que cumplir las medidas de seguridad, que se guarde ladistancia entre personas y más”, concreta.

Si bien 17 familias en la última semana pueden parecermuchas, desde que comenzase la pandemia se han sumado a la ayuda de CajasSolidarias unas 140 familias nuevas. “No es que se haya duplicado elvolumen, pero casi”, ejemplifica Javier, quien vivió una situación inédita encasi siete años: “Nos quedamos sin nada de pasta, macarrones o galletas en elalmacén”.

“Ahí se ve que los hábitos alimenticios han cambiado,y la gente te pide lo que necesita”. Tal fue el momento que tuvo que llamar alBanco de Alimentos “y ellos, dentro de lo que tienen, respondieron genial”.También colaboraron muchos particulares “que se están acercando por el almacén,en la calle Escultores, y nos están trayendo arroz, galletas o leche. La gentesí que está siendo solidaria”.

Como bien comenta el director de CajasSolidarias, no sólo ha sido el apoyo del Ayuntamiento lo que les hapermitido sobrevivir. También el apoyo de particulares, empresas y hasta clubesde fútbol, como Unionistas. “Para ellos es una pequeña donación, pero anosotros nos salva un mes de alquiler”, explica.

Y es que recuerda que “las pequeñas cosas nos ayudanmuchísimo”, señalando que poco a poco la gente les va conociendo “y conseguimosayudas suficientes para seguir atendiendo a un volumen importante de gente sincontar con recursos públicos”.

Cambia el perfil de la gente atendida pero no cambia unacosa: la vergüenza y el miedo a acudir

Cajas Solidarias, cuando fue creciendo, ayudaba sobretodo a familias inmigrantes, de Latinoamérica principalmente, que no teníanrecursos. “Pero duraban poco y sólo era una ayuda temporal, porque rápidamenteempezaban a trabajar, en cuanto podían”, explica. Sin embargo, muchas de esasfamilias han tenido que volver a acudir “porque han perdido su empleo, que eralimpiando casas o cuidando a ancianos”.

Pero también hay que añadir otro perfil: el de familiasespañolas “que han perdido el empleo o que están en un ERTE que todavía no hancobrado; autónomos que siguen pagando gastos de negocios pero que lo tienencerrado; gente que trabajaba en la hostelería...”. Además, familias que acudieronen los primeros años de la asociación y que han tenido que volver.

Hay una cosa que, por desgracia, no cambia con el paso delos años. Es la vergüenza o el miedo a acudir a un recurso de este tipo. “Loque antes era una ayuda para llegar a fin de mes ahora es, para muchasfamilias, el único recurso alimenticio”, prosigue Javier, quien cuenta otro delos ejemplos que mejor demuestra la situación actual: “Antes, cuandorepartíamos fruta, sólo unas pocas familias venían a buscarla, porque muchasdecían que no merecía la pena pegarse el paseo para unos kilos. Ahora las colascon los carros son enormes, y si tienen que esperar tres horas de fila aunquellueve o haga calor, las esperan. Ahí ves la necesidad”.

Un doble cribado para asegurarse de que las familias quereciben alimentos de verdad los necesitan

La asociación está formada exclusivamente por voluntarios. “Seríaun sueño poder tener trabajadores, como otras asociaciones, pero no hayposibilidad”. El equipo, de una veintena y dirigido por tres personas -entreellas Javier-, se encargan tanto del reparto de alimentos -así como de comprarlos-como del mercadillo solidario.

Un mercadillo que era otra fuente de recursos o que servíapara que muchas familias encontraran cosas que necesitaban, como calzado,muebles o ropa, pero apenas unos céntimos. Pero, como consecuencia de lacrisis, han tenido que cerrarlo. “Llegó un momento en el que estábamosrealmente mal económicamente, que no sabíamos si llegaríamos a junio”, rememoraJavier, hoy con cierto alivio al saber que han evitado eso.

La asociación, que tiene mucha presencia en redes sociales-tanto Twitter como Facebook e Instagram- da, a través de las mismas, toda lainformación sobre lo que hacen. Y si reciben donativos, también, porque “somosuna asociación sin ánimo de lucro y totalmente transparente”.

Para todo aquel que quiera ayudar, lo más rápido es entraren cualquiera de sus perfiles de redes sociales o en su página web (https://www.cajasxsolidarias.org/)y ahí encontrarán diferentes maneras de realizar donativos o bien llamar al635618794, número de la asociación. No sólo eso, sino que también pueden acercarseal almacén “y ver a quién va destinado con lo que nos ayudan y ver que deverdad esa gente lo necesita”.

Porque como Javier recuerda, “hay gente que viene con pocacosa, porque no puede más, y se agradece igual que si trajera un camión. Esepoco que trae va a para una persona, que come con eso, y toda ayuda esbienvenida”, aclarando todo con otro ejemplo: “Con un litro de leche, un niñodesayuna cuatro días”.

El teléfono o los recursos antes mencionados no sólo sirvenpara ayudar, sino también para pedir ayuda. Eso sí, desde Cajas Solidariascertifican que las personas que acuden de verdad lo necesitan. “Primero hablancon la trabajadora social del Banco de Alimentos y luego en la asociación seles preguntan cosas básicas para ver si es cierto lo que han contado”.

Con ello no pretenden discriminar, sino que “las familias alas que ayudemos tengan una necesidad real”. “Alguno se nos puede escapar”, reconoceJavier, si bien ya han rechazado en varias ocasiones a personas no lonecesitaban.

“Intentamos dedicar nuestros recursos a la gente que más lonecesita”. Una sentencia que, en tiempos de necesidad, todo el mundo deberíatener como máxima.

Comentarios
Jaime Hace 3 años (22/10/2020 23:19)
A mi , ya pena me da de mi persona . Necesito urgentemente 2 trabajadores ósea el campo y nadie quiere ........ son todos unos vagos y unos aprovechados ... sinceramente ... que os den <br/>20
ESTE SISTEMA NO FUNCIONA. Hace 3 años (22/05/2020 00:54)
Es lo que tiene(no en todos los casos)el no tener cabeza y fardar de vacaciones,cervecitas,etc.Ahora toca el lloriqueo y que los demás me paguen la comida.Esto no es justo que yo siempre me apriete el cinturón y ahora tenga k mantener a vividores y mucho vago. <br/>5024
Ver más