La estampa más habitual en Salamanca durante estos días de agosto es la de los guías turísticos, las colas en las heladerías y las terrazas del centro abarrotadas. Sin embargo, el perfil de estos días es un tanto diferente al habitual. Esta ciudad, donde el choque de generaciones es visible en un simple paseo, gente muy joven y gente de avanzada edad, muta durante los días de verano. Con la llegada de la canícula estival, en pleno mes de agosto, es más habitual ver a grupos de turistas con acento francés, inglés y alemán, que a miríadas de universitarios disfrutando de su despreocupado día a día.
Esta situación ha redundado en las intervenciones de la Policía Local, las cuales han dejado de ser tan numerosas con el éxodo de los universitarios, de regreso a sus lugares de origen, y, sobre todo, en respuesta al levantamiento de las restricciones del COVID-19.
En consecuencia, la jornada de este pasado viernes se ha saldado tan solo con nueve sanciones: 4 por botellón, tres por no llevar mascarilla y dos por venta de alcohol en establecimientos fuera del horario permitido.