El Obispo de Salamanca, Carlos López, fue víctima, al igualque muchos salmantinos más, del coronavirus. A su avanzada edad y teniendoasma, uno de las patologías enemigas del COVID-19, Don Carlos considera que laenfermedad le ha tratado “bien”.
Él mismo ha narrado cómo fue la evolución de la enfermedad.El día 19 de marzo, día de San José, empezó a sentir las primeras décimas defiebre, pero no fue hasta el 24 cuando comenzó a preocuparle la situación, “el24 me subió la fiebre y me alarmé, ya que necesitaba un chequeo médico y solome atendían por teléfono. En ese momento decidí pedir ayuda a un amigo que es médicode familia”. Al día siguiente, su amigo le hizo una revisión y le advirtió que ensu situación podía desarrollar una neumonía, por lo que el obispo decidió acudiral Hospital Santísima Trinidad. El mismo día quedó ingresado y como apunta “desdeel momento en que ingresé la fiebre comenzó a disminuir y los médicos noencontraron síntomas graves”.
Cuando recibió el alta en el hospital, el día 31 de marzo, elobispo decidió permanecer en el Colegio Arzobispo Fonseca, donde estuvo hastael 10 de abril. Ese día, tras haberse sometido a una prueba de PCR que mostrabaque estaba limpio de la enfermedad, regresó a casa.
La enfermedad no fuetan grave en su caso, pero vivió momentos “duros”
Carlos recuerda con dolor la experiencia que vivió en el hospitaljunto a un señor mayor, con el que vivió todo el proceso doloroso que acabó consu vida debido a un infarto. El anciano murió, como cuenta el obispo, en elmomento de más congestión de los hospitales, en la noche del 29 al 30 de marzo.“Recuerdo cómo decía que se iba a morir, y aunque no podía hacer mucho, leatendí espiritualmente”, dice Carlos.
“Los días en Fonseca fueron menos duros, pero tenía lapreocupación por los demás sacerdotes que estaban también enfermos. Ahora afortunadamenteestán todos perfectamente recuperados”, añade el obispo.
Carlos se siente agradecido porque “el virus fue benévolo ensu caso”, aunque “la soledad fue muy dolorosa, y en esa soledad estaba recibiendoademás mensajes de que personas cercanas estaban pasando la enfermedad yfalleciendo”.
Todos esos momentos vividos han aportado al obispoganas para ayudar a todas las personas afectadas por la enfermedad.