Este domingo, el proyecto de acogida a personas migrantes celebra 20 años de trayectoria. En su andadura se han dado muchos pasos desde aquel 27 de febrero de 2002, donde abría sus puertas por primera vez en los locales de las Salesianas, en la cuesta de Sancti Spiritus, aunque el recurso comenzó a gestarse en la parroquia del Milagro de San José un año antes.
El proyecto ha pasado por varias ubicaciones hasta la actual, en la calle San Narciso. Muchos lugares pero un mismo objetivo: acogida y encuentro, eso es lo que ofrece Baraka donde sus puertas siempre están abiertas. Baraka surge de las necesidades que se descubren en el trabajo con migrantes, desde la forma de entender la inmigración se empieza a crear un proyecto de integración, de participación, un recurso diocesano con vocación de expandirse.
En definitiva, sueña hacer realidad que todos podamos encontrarnos, reconocernos y construir juntos desde la igualdad. En la actualidad, el centro mantiene su esencia, busca ser un lugar de encuentro entre la comunidad española y las personas extranjeras en Salamanca, con el fin de favorecer la integración eliminando prejuicios y sensibilizando sobre la realidad de la inmigración.
El centro está hecho por todos indica Nuria Reinoso, educadora del centro intercultural: “Para todos los que hemos formado parte de Baraka se puede definir como pura vida, es tu segunda familia, se crean lazos con los voluntarios, participantes... Somos una familia”. Esa familia, formada también por los voluntarios, pieza clave del engranaje de este recurso, como afirma Reinoso: “El papel de los voluntarios es fundamental, sin ellos Baraka no existiría. Es un equipo humano con una implicación muy importante.”
BARAKA UN ESPACIO PARA LAS PERSONAS, CON LAS PERSONAS
Baraka es el centro de referencia del proyecto de migrantes de Cáritas. Trabajamos con las personas desde el contacto directo, donde su opinión y acción cuentan desde el primer momento. Sensibilizamos a toda la población sobre la importancia de los movimientos migratorios y cómo estos influyen directamente en las personas y su entorno, en concreto con el proyecto Intercultura2.com y también ofrecemos un espacio de acogida y escucha en la zona rural.
El Centro Intercultural Baraka es un espacio para conocernos, acercarnos y relacionarnos. Luis Alberto González, educador del centro lo define como alegría: “Entre todos podemos aportar lo mejor que tenemos. Baraka es jaleo que se transforma en alegría. Trabajo con los niños cada día; en su espontaneidad y el juego descubrimos la interculturalidad; yo lo entiendo así, los niños no son niños de Marruecos, de España, de China, son niños.” Además de clases de lengua y cultura española se ofrecen diversos talleres, actividades culturales, exposiciones, charlas, ludoteca y refuerzo al estudio.
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