Cerca de 24.000 castellanos y leoneses sufrirán una enfermedad inflamatoria intestinal en 2030

Una treintena de residentes de Gastroenterología de 2º y 3º curso de hospitales de Castilla y León y Asturias se forman en el X Curso de Residentes de GEICYL, para el abordaje y manejo de pacientes con colitis ulcerosa y Crohn 

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Intestino y colon EP
Intestino y colon EP

Cerca de 24.000 castellanos y leoneses, en torno a un uno por ciento de la población, sufrirán una enfermedad inflamatoria intestinal en 2030, razón por la que es “importante la detección precoz” y frenar el “retraso en el diagnóstico considerable, en torno a cinco meses en Crohn y dos en colitis ulcerosa, lo que condiciona la evolución y manejo de la enfermedad”.

Así lo establece una treintena de residentes de Gastroenterología de 2º y 3º curso, de hospitales de Castilla y León y Asturias, que se forman estos días en el X Curso de Residentes de Grupo de Enfermedad Inflamatoria de Castilla y León (GEICyL), para el abordaje y manejo de pacientes con colitis ulcerosa y Crohn.

“Se espera que, en el 2030, el uno por ciento de la población padecerá una enfermedad inflamatoria intestinal (EII)”, indicó el responsable de la Unidad de Enfermedad Inflamatoria del Hospital de Salamanca y vocal de GEICYL, Fernando Muñoz, que acaba de celebrar su X Curso de Residentes.

Para los organizadores, dos son los motivos de esta formación, “es una patología relativamente frecuente, por lo que hay que dar las herramientas para saber identificar a estos pacientes, ya que su manejo es cada vez más complejo”.
Causas, detección, diagnóstico y abordaje

Para el doctor Muñoz, “es importante detectar pronto a estos pacientes, hay un retraso en el diagnóstico considerable, en torno a cinco meses en Crohn y en colitis ulcerosa, y eso condiciona después la evolución y el manejo complejo de la enfermedad. Cuanto más tarde se diagnostique, más difícil es controlar la enfermedad y las soluciones no son tan adecuadas”.

No están claras las causas, aunque “se sabe que hay una respuesta exagerada y mal controlada del sistema inmune frente a las bacterias de la microbiota, que acaba produciendo inflamación en las zonas del intestino, úlceras, etc”.
La EII suele aparecer, de media, en la segunda-tercera década de la vida, pero la horquilla de afectación está entre los 18 y 45 años.

“Es frecuente ver niños que se diagnostican entre los 10 y 18 años. De hecho, es una de las patologías que cada vez con más frecuencia se diagnostica en las unidades pediátricas de gastroenterología”, aseguró Muñoz.
Aunque depende del grado de afectación, las EII repercuten de forma “muy importante en la calidad de vida de los pacientes, ya no tanto por el dolor que es limitante, sino por la urgencia, uno de los síntomas más incapacitantes y limitantes para la vida de pareja, de familia o el ocio”.

El estilo de vida influye en las EII, por ejemplo, el tabaco o una dieta rica en alimentos procesados aumenta la incidencia. También hay un componente genético, pero no se ha detectado un gen concreto y se cree que más de 300 genes están implicados en su aparición.

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