Desde la CIA: la verdadera cara del espionaje moderno
Lo que para muchos se resume en películas de acción y thrillers políticos, para John Kiriakou -ex agente de la CIA- ha sido una realidad que ha terminado por conformar una vida marcada por la presión constante y el secretismo. Desde operaciones encubiertas en Oriente Medio, entrenamientos militares y reuniones en el despacho Oval, su testimonio es una radiografía implacable de los servicios secretos de inteligencia

Tener la posibilidad de realizar esta entrevista es una de esas cosas que solo pasan una vez en la vida, cuando los astros se alinean para que se dé una casualidad tan rocambolesca como esta.
En el marco del Salamanca Tech, y en medio de una larga ristra de nombres de invitados, se encontraba el de John Kiriakou, ex miembro de la CIA -Agencia de Inteligencia Exterior del gobierno de Estados Unidos- cuya función muy resumida y brevemente, tiene mucho que ver con el espionaje a nivel extranjero; no en vano, la mayoría de sus misiones se desarrollan a través de operaciones encubiertas.
El ex agente de la CIA, a través de sus palabras, muestra el lado menos glamuroso del espionaje moderno. Lo que para muchos se resume en películas de acción y thrillers políticos, para él ha sido una realidad que ha terminado por conformar una vida marcada por la presión constante y el secretismo. Desde operaciones encubiertas en Oriente Medio, entrenamientos militares y reuniones en el despacho Oval, su testimonio es una radiografía implacable de los servicios secretos de inteligencia.
Entre la ficción y la realidad
El ex agente comienza desmontando mitos, pese a que hay series que muestran una imagen cercana a la verdad aunque, evidentemente, con licencias creativas. Es el caso de Homeland que, por ejemplo, acierta en el aspecto del contraterrorismo, pero erra al dejar que algunos personajes, con determinados trastornos, sigan operando en campo. Otras series, como Covert Affairs, simplemente resultan vergonzosas: “Tenías una analista que entraba en el Despacho Oval y pedía autorización para asesinar a alguien" comenta con sarcasmo, "eso es irreal e ilegal", matiza.

Más allá de lo puramente espectacular, el trabajo de un oficial de inteligencia sobre el papel se basa en la precisión y en "reclutar espías para robar secretos. Pero para hacer ese reclutamiento, tienes que convencer a esa persona de que eres su mejor amigo en el mundo y eso, es muy difícil. A veces no funciona, a veces lleva dos años, un año, meses...". El procedimiento es claro: "localizar, evaluar, desarrollar y reclutar".
Una vez el terreno está allanado, llega la confirmación: "Tú crees que somos amigos y quizás, en otra vida, lo seríamos. Pero realmente soy de la CIA y estamos buscando a alguien que tenga tu experiencia".
Operaciones reales y decisiones radicales
El agente recuerda misiones reales, como entrar en casas para instalar micrófonos o buscar armas escondidas. En una ocasión, estuvo a punto de irse de vacaciones tras meses sin descanso, pero una orden de última hora proveniente de arriba lo envió de mision a otro país: debía irrumpir en el apartamento de una mujer de 70 años sospechosa de colaborar con un grupo terrorista y tener un arsenal de armas.“No encontramos las armas, pero sí documentos importantes", apunta.
Uno de los episodios más desconocidos tras el 11-S -concretamente dos días después- fue protagonizado por varios agentes de la CIA en Afganistán: "Un equipo se lanzó en paracaídas con sacos de dinero para comprar caballos, reunirse con la Alianza del Norte y derrocar a los talibanes. No fue el ejército americano el que entró primero a Afganistán. Fue la CIA", explica.
El ejército de Estados Unidos no atacó territorio afgano hasta cinco semanas después.
Curiosamente, Jhon se ofreció voluntario para ir a esa misión, pero lo rechazaron: "Había estado trabajando justo antes del 11-S con un contratista en Oriente Medio, un hombre mayor, de más de 70 años. Y luego, simplemente, dejé de verlo después del atentado. En noviembre de 2001 lo vi en el pasillo y le pregunté dónde había estado estado, porque no le había visto en un mes. Él me respondió que había estado en Afganistán , a lo que le pregunté qué había estado haciendo allí. Matando gente, ¿qué crees que estaba haciendo?, me dijo", cuenta.
"Por eso no me aceptaron, porque mi trabajo era ser el policía bueno, el tipo amable... no matar gente, por supuesto. Esa no era mi formación", relata.
El ex agente no oculta su frustración con algunas de las decisiones estratégicas: “Después del 11-S, el mundo estaba con nosotros. Y lo desperdiciamos”, refiere.
¿Una posible Tercera Guerra Mundial?
El escenario internacional actual es complejo y, no en vano, la amenaza de una posible Tercera Guerra Mundial sobrevuela el panorama. Es inevitable preguntarle su postura al respecto. Su respuesta es clara: no cree que vaya a ocurrir.
China y Rusia han mostrado moderación y que eso ha evitado una guerra global; “podrían haber intervenido con Irán, pero no lo hicieron. Si Israel usara armas nucleares, Rusia intervendría y entonces sí" señala. Estaríamos todos muertos.
Este asunto, apunta, contiene muchas claves pero una de ellas reside en que “Estados Unidos todavía cree que es la única superpotencia. Pero este es un mundo multipolar, y no hemos aprendido a actuar como tal. Se necesita un director de la CIA que sea lo suficientemente fuerte para decir: señor presidente, eso es una idea terrible".
"Una de las lecciones más importantes que aprendí en la CIA es que las personas más firmemente anti-guerra eran los militares. Estuve en muchas reuniones con el Ejército, la Marina, Fuerza Aérea... con generales de cuatro estrellas, con los más altos rangos. Y siempre eran ellos", recuerda, " los que no querían que se diera la guerra porque sabían lo que significaba. Sabían lo que iba a pasar. Todos iban a morir".
Kiriakou habla con la calma del que ha visto demasiado y con la honestidad del que entiende y conoce los entresijos de un mundo inestable y vigilado.
Se trata de una partida de ajedrez donde el poder no solo se ejerce en lo público, sino también en los rincones invisibles de la diplomacia y la estrategia.
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