Cuando llueve la forma de conducir cambia totalmente, tendemos a pisar de una forma más continuada el freno y el acelerador: dos acciones que influyen en el consumo del combustible.
Aunque estas dos acciones no son las únicas que se dan en un día lluvioso, el uso de las luces, el encendido limpiaparabrisas o el climatizador también hace que merme el depósito del gasoil. Por ello, conducir cuando el asfalto está mojado influye en el consumo de nuestro coche.
No obstante, reducir el consumo del carburante en estas situaciones parece algo inevitable además de peligroso, ya que según recomendaciones de la DGT, en días de lluvia es conveniente llevar siempre las luces de cruce activadas, aumentar la velocidad de los limpiaparabrisas, aumentar también la distancia de seguridad y activar el calefactor para evitar así el empañamiento de las lunas.