¿Cómo lleva la cuarentena una niña de 11 años? La vida confinada de Idaira y de los menores de edad

Idaira Aparicio tiene 11 años y vive con su familia en el barrio salmantino de Prosperidad. Acude a sexto de primaria al colegio de las Trinitarias, o más bien iba, porque como todos los demás niños no se mueve de casa desde el inicio de la cuarentena

 Idaira 1
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Eso va a cambiar. A partir de este domingo podrá salir una hora diaria y sin alejarse mucho, eso sí, acompañada por alguno de sus padres o abuelos. Idaira es una niña que, como la mayoría de los menores de edad de Salamanca, está aguantando estoicamente el esfuerzo de quedarse en casa y no poder hacer su intensa vida diaria de cole, actividades extraescolares, deporte, deberes, juegos y amigos. Muchos se hacen preguntas e interpelan a sus padres sobre la pandemia. La mayoría se sienten trises por estar encerrados en casa. Cansados y aburridos.

Es el caso de Idaria, a la que le gusta ir al colegio y ocupa mucho de su tiempo en realizar la tarea de matemáticas, lenguaje, inglés, música, sociales, naturales o religión. Según cuenta a SALAMANCA24HORAS, los deberes le llegan a través de una plataforma del colegio. Y como estamos en 2020, muchos ejercicios los realiza en los cuadernos de cada asignatura, pero otros a Word o Power Point. También tiene clases a través de Zoom, una aplicación que se ha puesto muy de moda durante el confinamiento porque sirve para realizar videoconferencias de más de dos usuarios.

Y así, tratando de superar el tedio sin poder disfrutar de la primavera, pasa los días Idaira en compañía de su familia.

¿Qué puede suponer para los menores este encierro?

“La prestigiosa revista The Lancet publicó el pasado 21 de marzo una pequeña revisión sobre medidas para mitigar el efecto del confinamiento en los menores y, a la vez, resumió de manera muy acertada sus principales consecuencias. Por un lado, el cierre de las escuelas y el confinamiento pueden tener efectos negativos sobre la salud física del menor. En este sentido, estudios previos señalan que cuando los menores están fuera de la escuela —por ejemplo, en vacaciones o durante los fines de semana— suelen estar menos activos físicamente, pasan más tiempo delante de pantallas y tienen patrones de sueño más irregulares. También, llevan una peor dieta alimenticia. Estos efectos se agravan con el confinamiento en casa”, responde Rodrigo Carcedo, profesor del departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Salamanca. El profesor Carcedo, además, forma parte durante estas semanas de confinamiento del Servicio de Atención Psicológica de la Universidad de Salamanca (que atiende en el teléfono 923 29 44 44 en horario de 09:30 a 21:30 horas todos los días de la semana)

Por lo pronto, la pequeña Idaria manifiesta su aburrimiento. “Al principio me pareció interesante, pero ahora estoy muy aburrida y cansada; y no me gusta lo que está pasando en mi país, bueno, en el mundo”, cuenta. ¿Qué sabe la niña sobre lo que está pasando? Dice que ve la noticias y habla con sus padres sobre el tema, “pero me agobia mucho”.

Contar lo que está ocurriendo

¿Hay que contarles a los niños lo que está ocurriendo? Responde de nuevo el psicólogo: “Es recomendable y es necesario hablar de lo que está ocurriendo con ellos. Lo más importante es adaptar la información a cada edad y no transmitirles miedo ni ansiedad tanto con la información que les demos como en nuestra forma de dirigirnos a ellos. Esto también es aplicable a cuando los adultos mantienen una conversación entre ellos y los menores están presentes. Es importante que se sientan seguros y que sepan que, en casa, sus padres u otros familiares saben cómo protegerles y que están a salvo en esta situación. También es importante reconocer sus emociones y validarlas. Es lógico que se sientan tristes, nerviosos, desconcertados, etcétera. Hacerles ver que esas emociones son lógicas y razonables ante esta situación y que muchos niños y adultos también las sienten”, cuenta el experto.

Según el profesor de la Universidad de Salamanca, a los más pequeños, por ejemplo, hay que darles también una explicación de por qué no pueden salir a la calle. “Hay materiales educativos y cuentos adaptados a estas primeras edades como Rosa contra el virus desarrollado por el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid que aporta una explicación sencilla y calmada de lo que está ocurriendo, incluido el confinamiento y el distanciamiento social”, indica el profesor Carcedo.

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Idaira lleva más de un mes sin salir a la calle. Sólo al principio dice que lo hizo, acompañada de su padre, para sacar a su perrita. Cuando acaba los deberes, habla y juega online con sus amigos, pinta mandalas, lee y escucha la música que pone su madre. “También salgo a aplaudir todas las tardes a las 20:00 horas al balcón y ayudo a preparar la cena”, dice. “Echo de menos ir al colegio y a mi Scout (Rigel)”, cuenta la niña.

 “La recomendación general es mantener una rutina diaria. Un entorno estable y predecible es importante para el desarrollo de niños y adolescentes, también para el bienestar de los adultos, y eso lo aporta el hecho de seguir una rutina diaria con tiempos pautados con diferentes actividades. En este sentido, también parece importante diferenciar fines de semana y festivos de días laborables”, explica el profesor del departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Salamanca. “El mantenimiento de la actividad escolar puede tener un efecto muy positivo en el menor. El hecho de seguir inmerso en el curso escolar, realizando aprendizajes y tareas, siempre y cuando la demanda no sea excesiva y genere más estrés”, cuenta a SALAMANCA24HORAS.

¿Y cuando esto termine?

¿Cree el experto que, cuando esta situación que vivimos termine, servirá a los niños —a los adultos de aquí a un rato— a valorar su día a día? “Seguramente nos ayude a todos a valorar mejor la vida que teníamos. En muchas ocasiones no hay nada más efectivo que perder algo que ya se daba por sentado para que aumente el deseo por eso que hemos perdido, así lo explica la teoría de la reactancia. No obstante, habrá que ver si ese efecto se mantiene a largo plazo o tan sólo se mantiene durante un período corto de tiempo. No estaría mal en un futuro recordar estas semanas que estamos pasando confinados en nuestras casas”, indica Rodrigo Carcedo.

“En el caso de los niños y adolescentes, uno de los principales retos que les espera será su adaptación al nuevo estilo de vida que tendremos que llevar al menos durante un tiempo. Por un lado, los niños van a tener que adquirir nuevas pautas de comportamiento saludable a las que no están acostumbrados, como el uso de mascarillas, la higiene de manos más rigurosa, la distancia de seguridad… mientras los adultos tienen la capacidad para aprender y aplicar estas pautas de manera más inmediata, esto no ocurre de la misma manera con los niños, especialmente con los más pequeños. Por otro lado, va a ser complicado para un niño pequeño entender y aplicar que puede salir a la calle, pero que no se puede acercar tanto a las personas, jugar con sus amigos, etcétera. El distanciamiento social en un momento tan clave para su desarrollo social es una paradoja que tan sólo se puede resolver haciendo entender a los menores que esa falta de contacto y juego, que supone un sacrificio para ellos, se realiza por el bien del otro pues así estarán ayudando con su acción a vencer al virus”, finaliza el profesor de la USAL.

¿Se acordará Idaira de todo esto? “Sí lo recordaré, y pensaré que mi país fue fuerte y salimos juntos. Y también recordaré a los miles de personas que murieron en un corto espacio de tiempo”.

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