"Conectar con la esencia": Dulzaro, el artista que fusiona el folclore de Castilla y León con la música electrónica
El artista ofrece un concierto gratuito en la Casa de las Conchas este viernes 30 de mayo y ha charlado con Salamanca24Horas.com sobre su trabajo y su visión del folclore
La tradición nunca pasa de moda. Eso es lo que parece decirnos la nueva corriente de artistas que toma la música folclórica de sus lugares de origen para fusionarla con otros géneros y acercarla de nuevo al oyente. A nuevos oyentes, renovar el folclore. Los sonidos manchegos y la vanguardia de la mano de Karmento, la jota aragonesa y el pop con Juanjo Bona... pero el folclore de Castilla y León también tiene su exponente frente al mundo: Dulzaro, el vallisoletano que reivindica en su obra tanto la tradición castellana como la leonesa.
Fue en 2021 cuando este artista comenzó su andadura musical, con reinterpretaciones como 'La tarara' y varias giras de conciertos, pero fue el marzo pasado cuando vio la luz su primer álbum, Ícaro. Este disco, con diez canciones (tres en colaboración con otros cantantes), supone un paso más en su carrera y también un canto a la tradición, la libertad y la raíz. Todo ello, envuelto en una mezcla de paloteo, sintetizadores y dulzainas y con composiciones que unen letras originales con clásicas.
Ahora, la Biblioteca Pública Casa de las Conchas, dentro de su ciclo de música 'Es. Tradición', acoge un concierto de Dulzaro este viernes 30 de mayo a las 19:30 horas. De esta manera, los salmantinos podrán disfrutar de forma gratuita de una de las paradas de su gira Ícaro 2025. El equipo de Salamanca24Horas.com ha charlado con el artista sobre su trabajo y su visión del folclore para celebrar tal evento.
¿Qué significa para ti el folclore?
Pues significa... Para mí es una búsqueda de mis raíces, de mi esencia, y es una búsqueda que es continua, que creo que no va terminar nunca. Creo que es una manera de conectar con la esencia de quienes somos y también de redescubrir y reaprender estos ritmos tradicionales que, al fin y cabo, forman parte de nosotros y que tienen tanta y tanta historia.
Los localismos y términos propios te acompañan incluso en tu nombre artístico, ¿qué importancia tiene para ti dar a conocer “nuestra forma de hablar” a otros?
En Castilla y León no tenemos un idioma como puede ser en Cataluña o en Galicia, que es también una seña muy de identidad y una seña muy personal. Pero sí hay ciertas expresiones que están inherentes, que son parte del folclore, de cómo se hablaba antiguamente. Para mí es muy importante, he intentado componer respetando estas letras y esta manera de hablar, pero también he querido ser yo, decir cosas que también diría. Igual en lo musical: unas cucharas, una pandereta, un pandero, pero también un sintetizador; todo es música e intento utilizarlo. Ese continúa siendo el desafío, cómo canalizar esto, pero me gusta tomar este reto.
¿Cuándo y cómo supiste que la música era tu camino profesional, a lo que te querías dedicar?
La verdad es que es muy difícil, cuando eres un niño, saber que te quieres dedicar a esto o verlo como una profesión, porque siento que en el colegio siempre se nos inculcan otras profesiones. Nadie en mi colegio o en mi entorno me dijo que ser músico era una opción. Yo lo que tenía muy claro es que quería bailar, quería cantar. Quería estar rodeado de música porque era lo que siempre estaba haciendo. Era como una necesidad. Una vez te vas haciendo mayor, te tienes que formar. Formarme en música, formarme en teatro, en baile. Que me pueda dedicar a esto a día de hoy, que lleve ya unos años trabajando con este proyecto, es porque... Yo siempre lo he sentido como “lo que tenía que hacer”, ¿no? O sea, para mí no era una opción al uso. Era lo que tenía que pasar. He tenido otros trabajos hasta llegar aquí, que forman parte de quien soy, pero aun así, para mí todo era un trámite, el objetivo era dedicarme a la música y no iba a parar.
¿Cómo explicarías tu disco, Ícaro, a alguien que todavía no lo ha escuchado?
Es muy difícil de explicar. Creo que el disco es muy ambicioso en el sentido de que no se queda en un sonido concreto. Diría que la esencia es Castilla y León, la raíz es Castilla y León. Es todo lo que he querido transmitir en cuanto a letras, en cuanto a ritmos, hay jotas, hay una seguidilla, hay dos charros, hay un fandango… pero he utilizado ciertos códigos que tienen que ver más con la música moderna. Así que le diría que mi base es la música tradicional de Castilla y León, pero que aparte de ahí el disco vuela, vuela como Ícaro. Momentos más electrónicos, momentos más de euforia, momentos de caos, pero también momentos de recogimiento o introspección. Creo que me he permitido esa libertad de poder investigar en todos los Dulzaros que me gustan, que no solo es uno.
¿Cómo es tu proceso creativo? Quiero decir, a la hora de introducir las letras o ritmos tradicionales, ¿surge antes antes, después o durante tu composición original?
Pues es un mundo, la verdad. No hay una forma, es siempre... tú tienes una idea, una idea que surge de algo, que te viene y entonces lo único que tienes que hacer es seguir tu intuición y dejar que se desarrolle. Nunca he hecho dos canciones iguales. Cada canción requiere su tiempo, hay canciones que te salen en una tarde, como Jota de la Luna, que literalmente la hice en dos o tres horas solo en mi casa. Luego hay otras canciones que han tenido cien mil vueltas, de probar, cambiar. Para mí lo más importante es la idea. por ejemplo, Un labradorito con Mondra. Quería hacer una canción que partiera de ritmo de charro, que fuera de dos labradoritos, el estribillo lo tenía clarísimo… pero luego ya me metí en el estudio con los productores y empezamos a desarrollar la canción, le pasé la maqueta a Mondra que empezó a componer sus letras y nos metimos en la estudio y la vimos otra vez. Esto va evolucionando hasta el producto final, hasta que lo que escucháis es la canción finalizada. Todo tiene como fases y para mí lo más importante de la música es no forzar.
Imagino que también hay una parte de documentación importante. Para las letras y los sonidos, pero también para las canciones que tienen extractos de audio o incluso en la propia estética. Los videoclips también son muy bonitos y cuidados visualmente.
Sigo estudiando, investigando, preguntando, yendo a los pueblos para que me canten cosas, pero también a veces descontextualizando y llevándolo a otro mundo. Al fin y al cabo, son letras que se cantan con un canto de vendimia o una canción que se utiliza para amasar el pan y yo me las llevo a otro terreno.
¿Qué dirías que fue lo más fácil y lo más difícil a la hora de crear el disco?
Diría que lo más fácil para crear Ícaro son las ideas. Como que me siento muy creativo y siempre tengo ideas y siempre estoy componiendo música, siempre estoy produciendo, colaborando con gente. Y ya luego lo difícil, diría que es parar esta creatividad y organizarte. Decir: “para este disco has hecho 30 canciones, ¿cuáles van a entrar?”. Cómo elegir el material que tenga una coherencia dentro del disco y luego también poder hacerlo en unos tiempos. Ese nivel de organización para preparar un disco y sacarlo es algo que nunca había experimentado. Canciones siempre hago, pero claro, tener un orden y unos tiempos, esa organización… Lo más fácil es hacer música, lo más difícil es cuándo parar de hacer música.
En Ícaro hay varias colaboraciones muy interesantes y muy distintas entre sí. Junto a Erik Urbano, ritmo funk; con Mondra, una parte en gallego... ¿Cómo de divertido y cómo de complejo es jugar a esto, a mezclar así?
Es muy complejo. Siempre partiendo de la música tradicional, para mí es mi eje; partiendo de eso, intento volar. Por ejemplo, con Erik es verdad que es una colaboración... que es como un caramelito, porque es un sueño que he tenido siempre, colaborar con él. Venimos de mundos diferentes, a la gente le extrañó y yo lo entiendo. Pero yo quería meternos en el estudio y aprender con él, siento que ahí es cuando salen cosas interesantes, cuando conectas con gente que quizás no viene del mundo tradicional o no viene de tu origen. Con Mondra compartimos mundos, aunque distinto. Fíjate que es una canción que casi no sale y es de las que más está gustando. Arriesgué, porque normalmente la música que venía haciendo no permitía la comedia o el humor dentro de mi música. Quería probar algo nuevo y viendo la discografía y cómo Mondra es como artista, con un lenguaje más directo… Me he permitido arriesgar y disfrutar en el proceso, es lo más importante.
Al hilo también del tema colaboraciones, has dicho públicamente que te gusta el trabajo de Juanjo Bona y que te encantaría hacer algo con él. ¿Cómo te imaginas fusionar el folclore castellano o leonés con una jota aragonesa? También él tira más por el pop y tú por la electrónica, implicaría fusionar folclores y géneros.
Siento que con la música tradicional de allí hay nexos en común, pero también es muy diferente. La jota. En Castilla y León, las jotas se cantan, son para bailar en la plaza; todo lo que cantas y todo lo que tocas con la pandereta o con la dulzaina, todo tiene que ver con el baile y se siguen unos códigos. En Aragón, las jotas son mucho de lucirse, es mucho de florituras vocales, es otro mundo que es muy diferente. A mí él me gusta mucho. Siento que... fíjate, si he colaborado con Erik Urano, que es un rapero, ¿cómo no voy a encontrar un nexo en común con Juanjo? Creo que sí que lo habría y que además haríamos algo en lo que encontrarnos. En todas mis colaboraciones estoy yo, pero están los artistas, siempre suenan a ellos. Creo que con Juanjo haríamos algo así, que fuera su mundo, pero que también fuera el mío. Y me encantaría, ya lo sabe. Sí que ahora, que vengo del disco y estoy con la gira, meterme en el estudio me da como... han sido tantos meses de estudio que ahora lo que quiero es tocar y tocar. Pero él ya sabe que en cualquier momento, haremos algo.
¿Qué otros géneros musicales te gustaría probar por tu cuenta?
Me gustaría hacer muchas cosas. Esto, como digo, solo es el inicio y es como el Dulzaro que más me representa ahora, pero evidentemente el proyecto va a evolucionar y me encantaría, por ejemplo, el folclore de Latinoamérica. Me encantaría viajar por allí, México, los boleros, me encantan. Me gusta mucho el jazz, he estudiado jazz, pero también el flamenco. Tengo muchas cosas en la cabeza. Quiero aprender de otras músicas e incorporarlo a mi proyecto y dar como mi visión. Siempre estudiándolo, partiendo del estudio.
En tu música es frecuente encontrar influencias del folclore de diferentes puntos tanto de Castilla como de León, algo que resulta curioso en una comunidad autónoma que no se caracteriza precisamente por su sentimiento de unidad.
Es verdad, eh… cuando hablo con amigos gallegos o amigos catalanes, me pone muy triste, me dan envidia. Aquí decimos: “soy de Valladolid”, “soy de Salamanca”, no hay un sentimiento de unidad. Por eso también hice la camiseta de “castellano y maricón” [en su concierto en Villalar el 23 de abril] y me la puse y la llevo, porque son dos cosas que están muy denostadas. Aquí ya hay un problema de base, es un problema de arraigo y de la historia que tenemos, de cómo estaba España dividida, no tenemos una historia común de muchos años. Pero la música castellana y la música leonesa son mi inspiración, es la música que más me gusta. Estoy utilizando esta música, porque amo nuestra cultura y amo nuestras raíces. Siento que debemos respetarnos y tener más sentimiento de unidad, pero es muy difícil que la gente se sienta así.
Actualmente, la renovación del folclore está siendo impulsada principalmente por mujeres y personas del Colectivo LGTB. En tu opinión, ¿a qué se debe esto?
Creo que las mujeres son quienes han cuidado del folclore y lo han mimado. Las personas del Colectivo… fíjate, creo que no tenemos miedo. Hemos pasado tantas cosas que, ya cuando tú sales del armario y realmente te muestras cómo eres, pierdes el miedo a todo. Siento que en los hombres heterosexuales hay como mucho: “uf, ¿y qué dirán?” o “esto es demasiado femenino”. En Fuente del Césped (Burgos), el traje de paloteo que yo llevo en Jota de la Luna es un traje que lo llevan los niños, solo los niños, pero tiene falda. Los niños, cuando son pequeños no tienen problema, pero cuando se van haciendo mayores ya no quieren seguir ahí, porque lo ven como algo femenino. Siento que las mujeres y las personas del Colectivo en general, hay ciertos códigos que ya hemos sobrepasado y que no le damos tanta importancia. Es maravilloso que tantas personas del Colectivo se muestren como son, porque es importante que ocupemos esos espacios. Yo no tuve referentes… y tampoco somos referentes. Simplemente hacemos nuestro arte y somos nosotros y nos mostramos. Somos visibles, que eso es lo importante. Somos visibles y es lo que hace que la gente te haga un referente, porque te ve.
Triunfar es algo muy subjetivo en un contexto en el que hay tantas formas de vivir de la música. ¿Qué es para ti el éxito?
Me encanta esta pregunta. Para mí el éxito tiene que ver algo más con lo personal. Yo, por ejemplo, veo a Eliseo Parra, que tiene unos 70 años y sigue dando conciertos, tiene la voz impoluta, se ha cuidado, sigue con la misma ilusión. Eso es el éxito. Ojalá yo cuando tenga 60, 70 años pueda seguir viviendo la música, es mi objetivo. Seguir, que el público me acompañe, pero que yo tenga esa ilusión, que no esté en modo automático o de generar conciertos para comer. La ilusión de tocar y de conectar con la gente. Para mí la felicidad es ser coherente contigo mismo, es hacer la música que te gusta, levantarte por las mañanas y tener libertad de seguir creando la música que te gusta, dar los conciertos que quieres. Lo material es… eso, material. Es algo que nunca me va a llenar, es efímero, no se va contigo a la tumba. Entonces, para mí, la felicidad y el éxito es tener a mis amigos y mi familia cerca, con salud, y poder seguir cantando y conectando con la gente. Obviamente, quiere uno que el proyecto crezca, pero yo, cuando ya empecé a dedicarme a la música, en 2022, eso ya era el éxito para mí. El poder vivir de ello más o menos bien, más o menos con una estabilidad, eso es el éxito.
¿Cuál es tu siguiente paso musical, en qué estás ahora?
Ahora para mí lo más importante es centrarme en la gira. Porque tengo una gira muy grande este año: diseño de luces, técnico de sonido… hay muchos elementos, un equipo de trabajo que me acompaña. Estoy muy centrado en la gira, pero evidentemente no paro de hacer música y me encanta. Terminé este disco y ya estoy pensando en el siguiente, pero por ahora quiero que la gente disfrute este. Pero sí, mi sueño es seguir haciendo discos hasta que sea un abuelito.
¿Dirías que es tu mayor meta, tu mayor sueño musical?
Sí, yo creo que hacer discos y dar conciertos. Cantar. No puedo estar ni un día sin cantar. Necesito cantar constantemente. Incluso aunque no viviera de ello, yo seguiría cantando porque es lo que me hace feliz. Necesito cantar para ser feliz. Eso es superimportante. Y es también lo que me mantiene con ilusión.
También te puede interesar
Lo último