​El consumo de opiáceos y las benzodiacepinas, cada vez más extendido

La jefa de la Unidad de Patología Dual del Complejo Asistencial de Salamanca detalla que se está produciendo un “leve repunte” en el consumo de heroína así como también están aumentando los casos por consumo de analgésicos opiáceos o de benzodiacepinas, que se pueden conseguir con prescripción médica

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La semana pasada, la jefa de la Unidad de Patología Dual y el jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca contaban a este diario el funcionamiento de dicha unidad y las diferentes adicciones que en ella se trataban, así como las patologías que causan las diferentes drogas.

Esta semana, Ana Álvarez, jefa de la Unidad, explica a SALAMANCA24HORAS que los opiáceos son la segunda droga por la que más pacientes tratan, y es que en los últimos años se está produciendo tanto un “leve repunte” del consumo de heroína. También tratan casos, según detalla, de personas adictas a los analgésicos opiáceos (como la oxicodona o la hidrocodona), que muchas veces se recetan con prescripción médica para tratar un dolor pero cuyo consumo continuado causa adicción.

Igualmente, ha aumentado, tanto a nivel regional como nacional, el consumo de benzodiacepinas (como pueden ser el Trankimazin -alprazolam- o el Orfidal -lorazepam-, entre otros), que también se pueden empezar a consumir por prescripción médica y que si bien antes eran propias de un policonsumo ahora también se toman como droga principal.

Otra de las drogadicciones que se mencionaron fueron las relacionadas con los opiáceos. ¿Es la segunda por número?

Ana Álvarez: Sí, es la segunda por la que más pacientes atendemos después del alcohol.

¿Ha aumentado mucho el número de pacientes en los últimos años, desde el inicio de la crisis económica, o se mantiene en el tiempo?

A.A.: La heroína tuvo el ‘boom’ de los años 80 y 90, después se disminuyó y estabilizó a principios del siglo XXI y, ahora, más o menos se mantiene, quizá estamos observando un leve repunte en el consumo de heroína, por lo menos en nuestra unidad, que tarda un poquito más, porque primero van a los recursos ambulatorios.

Luego hay muchos pacientes que están en tratamiento con metadona y que vienen a desintoxicarse de metadona, o que están también consumiendo otras drogas y que vienen a desintoxicarse de otras drogas. Pero un número importante de nuestros pacientes sigue siendo por opiáceos.

Y últimamente tenemos casos de gente que ingresa por la adicción a los analgésicos opiáceos, que se prescriben desde los recursos sanitarios en general y que en pacientes de manera crónica acaban creando problemas de adicción.

¿Cuáles son esos analgésicos opiáceos?

A.A.: Son, por ejemplo, el fentanilo o la oxicodona, que son un tipo de analgésico que la gente empieza a tomar por un dolor crónico y el consumo, mantenido en el tiempo, acaban haciendo adicciones.

¿Y qué patologías mentales pueden crear los opiáceos en general?

A.A.: Al igual que el alcohol, pueden causar depresión; cuadros psicóticos, aunque no es lo más habitual con la heroína. Cuadros depresivos y ansiedad es lo más frecuente.

¿Han tratado a personas con adicción a las benzodiacepinas?

A.A.: Sí, a muchas.

¿Ha crecido su consumo en los últimos años?

A.A.: Sí, mucho. Es otro de los crecimientos que estamos experimentando como sustancia principal de ingreso en la Unidad. El consumo de benzodiacepinas antes era segunda o tercera droga por, como también detalla el doctor Roncero, que muchas veces los pacientes hacen consumos de varias sustancias a la vez.

Pero ahora, muchas veces, es como sustancia principal. Pasa un poco como con los analgésicos opiáceos, ya que son drogas de prescripción médica, aunque a veces se obtienen por medios no legales. Y sí que hemos tenido un incremento muy importante del consumo de benzodiacepinas, tanto solas como asociadas a otras sustancias como puede ser el alcohol o puede ser la cocaína.

¿Y el rango de edad del consumo de benzodiacepinas?

A.A.: Quizá el patrón más habitual en las benzodiacepinas puede ser una edad media entre 30, 40 o 50 años, y muchas más mujeres que hombres. Es un patrón que se está viendo en los últimos años a nivel nacional, donde podemos decir que ha habido incremento del consumo de benzodiacepinas en una población predominantemente de mujeres y en un rango de edad medio.

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