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El cosplay, una afición que va más allá de disfrazarse: “Es como salir de tu vida para recrear ese personaje”

Cualquiera puede ser cosplayer: aquí no hay distinciones por sexo, raza, edad o profesión. ¿El único requisito? Pasarlo bien haciendo trajes de personajes de comics, videojuegos o películas y compartir ese arte con otros aficionados. Tal y como lo definen, es una alternativa al ocio nocturno asociado al alcohol; una alternativa que ha pasado de ser una moda urbana en Japón a practicarse cada día por más personas, también en Salamanca

Collage cosplay Nagy y Ezeq

En los últimos años se ha hecho popular en España unmovimiento que hasta hace poco era considerado algo friki y que, sin embargo, cada día adoptan más personas. Se tratadel fenómeno cosplay, una moda urbanaque nació en Japón a raíz de los mangas y el anime y ha cruzado fronteras hastaestablecerse como una afición de lo más habitual.

Pero, ¿qué es el cosplay?Aquellos que no lo conozcan podrían confundirlo con disfrazarse, sin embargo,se trata de casi un arte. Hacer cosplayes caracterizarse de un personaje determinado, bien comprando el traje ofabricándolo (lo más habitual) para tratar de ser lo más similar posible,incluyendo además del traje y accesorios, la actuación, una parte fundamental.Así, distinguiríamos, por ejemplo, el disfraz de bruja –más genérico- o hacer cosplay de Maléfica, con una caracterización exacta de ella.

Estos disfraces pueden ser de cualquier cosa: desdepersonajes de obras de teatro, de libros, pasando por videojuegos, comics o películas.Todo vale, siempre que se respete la premisa de hacer un personaje que no seade la vida real. Y, por supuesto, cualquiera puede serlo: el cosplay no tiene edad, género o raza. Dehecho, dentro de este colectivo se encuentran personas de todo rango de edad yde profesiones muy diferentes.

Se trata ya de todo un arte con profesionales por todo elmundo. De hecho, aunque la mayoría de los cosplayerslo tienen como hobby con el que reunirse con sus amigos y asistir a eventos,existen también las competiciones a nivel nacional e internacional. Estemovimiento se encuentra también en Salamanca, donde más de medio centenar depersonas practican este hobbyhabitualmente, todas ellas con un perfil muy variado.

Naghore Maíllo, 34años. Cosplayer y empresaria

Más conocida como Nagy, esta salmantina, que a día de hoy esla impulsora del Salón Otaku en Salamanca, cuenta a SALAMANCA24HORAS que empezóen este mundo por su hermano, al que acompañaba a eventos de anime y manga enlos que había gente caracterizada: “Desde pequeña me gustó mucho disfrazarme,pero al ver que yo puedo recrear esos personajes de los libros y de loscuentos, quise empezar a hacerlo”.


En este sentido, detalla que “cosplayer puede ser una persona que se compra un cosplay hecho y va con él a pasear conlos amigos. Pero cosplayer también esla persona que se recrea exactamente el personaje: lo cose, lo talla, lo suelday lo moldea”. En su caso, opta por hacer sus propios trajes, ya que uno de losrequisitos para la competición es que sea manufacturados por ti mismo omodificados en un 80%. Por ejemplo, debe modificar la estética de las pelucasen color, peinado o forma.

Nagy se ha caracterizado de personajes de todo tipo, aunqueactualmente se centra más en los videojuegos. Ha hecho, por ejemplo, de EmmaFrost, Psylocke (Marvel), Poison Ivy, Sira (Final Fantasy, Naruto, Bleach o TheGran Showman. “Te haces cosplays delos personajes de los que te guste la estética o la manera de pensar”, explica.

“Aquí cualquiera se puede hacer cosplay como quiera. Una persona de color se puede hacer un cosplay de una persona blanca, o unablanca se puede hacer una de color. Aquí no existe el racismo ni el machismo.Yo por ejemplo, me he hecho cosplaysde chico, que se llama crossplay.También están los gender bender, quees cuando tú cambias el sexo del personaje: por ejemplo, hago una versiónfemenina del personaje”, profundiza Nagy.

En este mundo también entran las modas, ya que dependiendodel anime, videojuego o película del momento, tiene detrás a una legión de fansdispuestos a vestirse como sus personajes favoritos. Es el caso del Fornite o de Avengers, por ejemplo. “Siempre hay gente que se rige más por lasmodas y otra gente que se rige más por lo que le gusta de verdad. Yo porejemplo, las modas no las suelo seguir. Al principio sí, porque es lo normal,pero ahora ya hago los personajes que de verdad me gustan”, aclara.

La fabricación de los trajes es un largo proceso que a vecesse llega a prolongar durante meses para tener todos los detalles a punto. Sinembargo, no todo es color de rosa: “Cuando llega cierto momento y vas con eltiempo pegado, nos frustramos un poco porque sale mal o no sale exactamentecomo el original. Por ejemplo, que una costura no te salga como la original oque se te estropee la máquina de coser”.

Nagy explica que hacer cosplay“es una manera de ser otro yo, es como salir de tu vida para recrear esepersonaje, como evadirte del día a día”. De hecho, destaca el carácter socialde esta comunidad, que más allá de lucir los trajes, se ayuda mucho mutuamente,llegando a hacer numerosos amigos: “Además de hacernos fotos bonitas para tenerel recuerdo, también hacemos fotos de los procesos para que la gente vea cómolo hemos hecho. Muchas veces entre cosplayersnos ayudamos, esta comunidad se ayuda mucho entre sí”.

En Salamanca hay una comunidad más pequeña que en otrasciudades como Madrid o Barcelona, “Pero estamos muy al día de las personas deotras ciudades”, señala. El número es superior al medio centenar de personas: “Somosbastantes cosplayers y gamers, porque hay muchísimos gamers que se quieren hacer cosplays de los personajes con los quejuegan”.

Además del Salón Otaku que se celebra cada año en la ciudad,a veces hacen quedadas e incluso colaboran con algunas asociaciones de Salamancao eventos en el cine con el lanzamiento de determinadas películas: “Es un ocioalternativo fuera del alcohol o la fiesta en Salamanca, es otra manera dedisfrutar de un hobby sin tener que gastar en alcohol”, considera Nagy.

Esta salmantina, de hecho, ha llevado su hobby más allá ytambién compite. Lo ha hecho, por ejemplo, en la Yamato Cosplay Cup (YCC), para representar a España en Brasil y recientemente ha ganado el segundo premio individual del Euro Cosplay (EC). Hay numerosas competiciones: el European Cosplay Gathering(ECG) en París; o el Clara Cow’s (C4)en Holanda. El más conocido es el mundial, el World Cosplay Summit, en Japón, quien convierte a su ganador en elmejor cosplayer del año.

Ezequiel BorregoToledano. Actor especialista de acción, empresario y cosplayer

Ezequiel es la pareja de Nagy. Precisamente, se conocieronpor el cosplay en un evento en el quecoincidieron. Denomina el cosplay comouna actividad creativa y, sobre todo, social: “No es meterte en tu casa,encerrarte entre cuatro paredes y ponerte a hacer cosas, sino que te juntas conotras personas con las que compartes gustos, aficiones, técnicas, disciplinas…Y vas aprendiendo no solamente en el proceso de la realización”.

La mejor parte de esta afición es compartirla con otros comoél cuando el traje está terminado: “Compartir tu pasión con alguien quecomparte esa pasión, que sabe lo que estás haciendo y cómo lo has hecho, oincluso no lo sabe y se preguntan cómo lo podrán hacer, puedes contagiar esailusión”.

Este especialista comenzó en el mundo del cosplay hace unos 12 años: “Trabajandoen los rodajes muchas veces te tocaba vestirte de vaquero, de indio, deastronauta… Podías tener mil personajes y mil registros. Y empecé a contactarcon la gente de vestuario y otros departamentos y dije ‘Esto me gusta, quieroprobar’”. “Empecé de forma solitaria, pero vi que había más gente que teníaestas inquietudes, y hasta ahora”, continúa.

De esta manera, podía mezclar sus dos pasiones: el comic yel cine. Y aunque se ha vestido de muchos personajes, sus trajes predilectosson los de superhéroes, americanos en su mayoría. El próximo, detalla, es el deAquaman para el European Cosplay Gathering.

Sobre la percepción que puede tener la sociedad del cosplay, Ezequiel opina que “todo lo queengloba el tema del comic o manga o subculturas alternativas están bastante másintegradas ahora que hace unos años. Hace unos años éramos los marginadossociales. Como todo se mueve por modas, si leías comic te daban de lado oincluso sufríamos bullying”.

“Ahora no, ahora parece que desde hace más de un lustro estáintegrándose bastante bien en la sociedad”, continúa. Esta evolución se hahecho palpable hasta en la ropa: “No es raro ver a niños con camisetas de Batman o Superman, cuando antes te daban collejas por llevarlas”. Explicaque “el cosplay es un paso más, ya noes llevar una camiseta, sino que es pasar tiempo, invertir dinero y desarrollarla creatividad con un fin, como en un concurso o disfrutar con tus amigos. Estámás integrado que antaño, pero es una lucha constante”.

En este sentido, admite que sí ha recibido críticas:“Críticas desde chorradas de niño pequeño ‘¿Por qué te pones esto? Eres unraro’, ‘¿por qué te haces estos personajes si no eres igual?’ o temas deracismo”. Ezequiel opina que “No lo visualizan como una actividad más paradesarrollar la creatividad y la sociabilidad, sino que lo ven como el típicoraro que no tiene amigos y va a su rollo”.

Comentarios
Para 2019 Hace 4 años (04/11/2019 17:46)
Tu fuiste a una fiesta de disfraces y te dieron la goma <br/>42
Caracterizate.es Hace 3 años (14/05/2020 18:21)
Nosotros somos cosmakers, hemos ayudado a muchos cosplayers ha disfrutar de su pasión y estamos totalmente de acuerdo en que no es sólo un disfraz, es una representación de un personaje que al cosplayers le gusta. <br/>00
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