Así se crearon los diferentes barrios obreros de Salamanca durante la posguerra y el franquismo

La Guerra Civil, además de ser un conflicto entre hermanos, dejó grandes estragos en las ciudades y pueblos de España. Además de grandes desastres y miles de vidas erradicadas, muchos españoles se quedaron sin casa y, por supuesto, sin ningún tipo de recurso que garantizase un nivel de vida básico. A través de una exposición en el Archivo Histórico, se podrán adquirir conocimientos al respecto con documentos de primera mano que han visto la luz y que lleva por título “Hogar. La vivienda social en Salamanca”.

La situación existente en España era de una precariedad absoluta, de norte a sur y de este a oeste, con un creciente éxodo de los pueblos a las ciudades, por lo que Salamanca tuvo que reinventarse desde cero al incrementar en población ante una ciudad en la que los recursos ya eran mínimos. 

La marcha de cientos de familias a la gran ciudad del Tormes, se comenzaron a construir chabolas en las afueras de la ciudad creando una estampa en la que la insalubridad se abría paso ante la futuras generaciones. Ante esto, la solución era sencilla, crear viviendas para las personas más humildes, un hecho que se tornaba difícil durante los primeros años por la falta de financiación y de recursos. 

Los primeros pasos se dieron el 26 de enero de 1940 con la Ley de Unidad Sindical, en la que se creó una organización dirigida por la Falange Española Tradicional, el Gobierno lograba dar con el mando de lo que sería ayudar a grupos sociales desfavorecidos, además de poder difundir tanto la ideología política. Fueron muchas las obras que se hicieron, pasando por ayudas en agricultura, educación, asistencia sanitaria… pero destaca una sobre ella, la Obra Sindical del Hogar y Arquitectura por la que se comenzaría a promocionar la construcción de viviendas.

Un año antes, en 1939, se estableció el Instituto Nacional de Vivienda que estaría integrado más tarde, en el Ministerio de Trabajo, primero, y más tarde en el de vivienda en 1957. Con este organismo, se crea pues la Ley del 15 de julio de 1954 por el que se iba a impulsar la construcción de viviendas. De este modo se haría una clasificación por grupo en la que habría hogares auxiliados y no por el propio Régimen.

Asimismo, durante el mismo año 1939, al crearse la Obra Sindical del Hogar, se iban a constituir diferentes jefes provinciales que se iban a encargar de la construcción de todas las viviendas de las diferentes regiones que conformaban España, entre ellas Salamanca. Para la obtención de la misma, se podían solicitar o al delegado sindical o a la Sección Femenina, y si el Estado lo aceptaba, el productor tenía que dar el 10 por ciento mientras que el 90 por ciento sería a través del Instituto Nacional de Vivienda. 

Cabe destacar que muchas de estas solicitudes no se aceptaron durante el I Plan Nacional de la Vivienda, llevado a cabo por el Régimen, de 1939 a 1954, pero ya en el segundo, la situación iba a cambiar totalmente, del 1956 al 1960, hasta llegar a esta década y encargarse el propio Gobierno del total de la vivienda pública.

Salamanca y sus barrios, creación desarrollo y vida dignaCuatro barrios fueron los que lograron progresar durante la etapa más dura de la España reciente. San Bernardo, La Vega, San José y El Carmen verían como las viviendas se iban a construir en pro de garantizar un derecho básico. Del mismo modo, otros municipios de la región charra también vieron resueltas sus inquietudes como fueron Béjar, Ciudad Rodrigo o Lumbrales.

San Bernardo

Para conocer este barrio, tenemos que marcharnos hasta su nombre inicial, el del Gobernador Civil de ese momento, Salas Pombo. Aquí se marcaba el inicio de las reconstrucción salmantina, con financiación de la Obra Sindical, además del Ayuntamiento y la Diputación de Salamanca. Todo, además, se haría en los terrenos colindantes a la avenida de Alemania.

El encargado de dar forma a todo el distrito fue Eduardo Lozano, en cuya memoria dejaba claro que “se pretende proporcionar en su día un hogar digno, higiénico, alegre y atrayente a unas tres o cuatro mil personas”, para en un principio ir destinado a productores, gente de la organización sindical o incluso funcionarios. 

Ya en 1947, comienza la construcción de las mismas hasta 1950, momento en el que se entregan las llaves de cada vivienda. Del mismo modo, cabe destacar que hubo bloques de cuatro pisos e incluso otros de dos con jardines. Un total de 400 casas se llegaron a formar en esa primera fase para, en una segunda, dar comienzo a otras 108, y en una tercera llegando a 406 bloques de edificios. En esa última etapa, fue la que más destino social tuvo con un total de 108. En conjunto, 916 nuevos edificios para los salmantinos, unos más pudientes que otros.

Barrio de Nuestra Señora del Carmen 

El barrio de los Pizarrales fue uno de los distritos en los que más chabolas en condiciones de insalubridad existían. Ante esto, el teniente de alcalde, Fernando Cid Rodríguez, intentó poner una solución desde que comenzase esta situación a principios del siglo XX, llegando esta ayuda en 1948 con el Instituto Nacional de Vivienda, y creando el propio consistorio el Patronato Benéfico Nuestra Señora del Carmen. 

Al igual que en el anterior, se ejecutaron tres fases: una inicial con 118 viviendas, una segunda con 230 y una tercera con 222. En esa primera etapa se entregaron los hogares en 1950, con la única condición de que fueran unifamiliares. Más tarde, en la segunda, debido a unos fallos en el papeleo no se pudieron levantar hasta que, años más tarde, se acabarían construyendo un total de 576 viviendas que estuvieron sin infraestructuras mínimas hasta los años sesenta. 

En este caso, el arquitecto encargado de ello fue Fernando Población, que supervisó todo el proyecto hasta que cientos de familiares pudieron vivir en ellas en unas condiciones adecuadas. A pesar de ello, cabe destacar que en la actualidad aún existen chabolas, sobre todo en la parte más externa del barrio de Pizarrales.

Barrio de Nuestra Señora de la Vega

En 1945 seguía habiendo muchas familias que no tenían aún una vivienda en la que vivir, por ello, se decidió crear un distrito al otro lado del río Tormes, junto a la carretera de Béjar. Salas Pombo con el Instituto de Vivienda, consiguió que se pudiera realizar este proyecto en el que el Ayuntamiento de Salamanca se encargaría de la construcción de saneamiento, alcantarillado y la propia urbanización.

Los recursos iban a ser mínimos, y se pretendía que los hogares tuvieran el menor coste posible. Iban a ser cinco tipos diferentes, entre las que iba a haber viviendas de un piso, de dos e incluso algunas con huertos traseros para las familias. Del mismo modo, la vida comercial sería clave para que la gente pudiera subsistir. 

En total, 664 casas se iba a dar en el lugar aportando a las familias estabilidad además de otros 20 locales donde la gente podría trabajar y hacer vida normal. Se llegaron a preparar espacios para una iglesia o un colegio, que finalmente no se pudieron dar. El mismo Francisco Franco inauguró el barrio el 8 de mayo de 1954.

Barrio de San José

En la cuna de un barrio expropiado y en la zona del Polígono del Tormes, por aquel entonces, se pensó en realizar 940 viviendas que se aumentaron finalmente, para suerte de muchos, hasta las 1.300 casas. Con esto, se quería que las familias trabajadoras de Salamanca pudieran tener una vivienda en la que hacer vida de forma digna.

Fernando Población explicó por aquel entonces, en la memoria del proyecto, que “estarían a lo largo de carretera frente al río Tormes, frente a la silueta monumental de Salamanca que se eleva al otro lado del río”.

La primera fase fue de 536 viviendas, además de locales comerciales y una guardería. En la segunda, hubo otras 200 y en una tercera y cuarta se proyectaron un total de 190 y de 336, respectivamente. Además, hubo una quinta que abarcó otras 92 casas. Finalmente, las obras se lograron acabar en los años setenta. 

Otros barrios, en la capital y provincia

Otros barrios de la ciudad también tuvieron este tipo de construcciones en cuanto a vivienda social, entre ellos fueron el de Vidal, el de las viviendas de Renfe, el de las de Mariano Rodríguez y el barrio de San Mateo. Desde 1943 y hasta 1963 se llegaron a dar un total de casi 1.000 nuevas casas para la entrada inminente de familias salmantinas. 

En la provincia de Salamanca, otros municipios como Aldeaseca de la Frontera (26 viviendas), Aldeatejada (20 viviendas), Barruecopardo (40 viviendas), Béjar (576 viviendas), Ciudad Rodrigo (209 viviendas), Fuentes de Béjar (38 viviendas), Guijuelo (64 viviendas), Lumbrales (50 viviendas), Macotera (50 viviendas), Martín de Yeltes (70 viviendas), Peñaranda (168 viviendas), Puerto de Béjar (52 viviendas), Sancti-Spiritus (40 viviendas) y Villar de Peralonso (70 viviendas). Más de 1.500 nuevas casas para los habitantes de la región charra.

Por último, cabe destacar que fueron varios los arquitectos que se encargaron de todos los proyectos, tanto de la capital como de la provincia. Estos fueron: Joaquín Secall, Genaro de No, Eduardo Lozano Lardet, Francisco de Asís Cabrero Torres-Quevedo y Fernando Población.