Crónica de un fin de semana infernal: El único paciente hospitalizado en la UVI por el caso de salmonela de Salamanca

Se llama Miguel Espinoza, tiene 23 años y es el cantante y guitarrista de Twice, una conocida banda de Salamanca que ha cosechado buenas críticas con su punk progresivo y electrónico. El pasado fin de semana fue seguramente el peor de su vida, pero este lunes se encontraba con más fuerzas. "He podido comer por primera vez desde el miércoles", cuenta a SALAMANCA24HORAS. De hecho, ya no está en la Unidad de Vigilancia Intensiva (UVI) del Clínico como los días anteriores. Ya le han pasado a planta 

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Miguel es uno de los afectados por el brote de salmonelosis detectado en un bar de la calle Profesor Sáez, una intoxicación típica de verano que ha causado estragos, según los datos aportados este lunes por la Consejería de Sanidad, a 23 pacientes. Sin embargo, Miguel ha sido el único al que han tenido que ingresar en la UVI del Complejo Asistencial de Salamanca debido al grave estado de deshidratación que presentaba.

"Acudí al bar en la noche del pasado miércoles, 21 de agosto, para cenar con unos amigos", cuenta. "Todos somos clientes habituales". El joven consumió un pincho de tortilla y otro pincho variado. "Me fui sin ningún problema, pero sobre las cuatro de la madrugada del jueves comenzaron a aparecer los síntomas: diarrea, vómitos y fiebre", explica el todavía convaleciente.

"Desde el principio pensé que había comido algo en mal estado, y ello me había llevado a una gastroenteritis, porque los síntomas son los mismos", recuerda. Sin embargo, las horas pasaban y cada vez estaba peor. "A lo largo de la mañana de ese día, con la gran indisposición que sufría, comencé a preguntar a los amigos con los que había cenado, para preguntar si tenían síntomas parecidos". Al mediodía comenzó a recibir las respuestas: dos de ellos estaban igual que él.

"A última hora del jueves salió en los medios de comunicación que se habían detectado varios casos de salmonelosis esa misma mañana en personas que habían estado en el mismo establecimiento", cuenta. Las noticias no indicaban en qué lugar se había producido el brote, pero al ver esa noticia "y estar algo más dispuesto", decidió acudir a urgencias. Miguel fue ingresado en el Clínico cerca de las 01:00 horas del viernes, 23 de agosto.

Y cuatro días después allí sigue, aunque parece que lo peor ha pasado. Aunque es joven, asegura que lo ha pasado bastante mal. "Lo peor, sin ninguna duda, es lo difícil que es combatir esta bacteria y lo largo que es el proceso, con síntomas continuados", dice.

Al ingresar en el Clínico, Miguel fue trasladado a una sala en la que fueron atendidos los nueve pacientes afectados por salmonela, "para facilitar un poco el trabajo de los médicos y enfermeros y ponernos nuestras medicaciones", asegura. "Mis análisis de sangre no eran positivos puesto que me había deshidratado demasiado y esto había afectado a mis riñones. Por esto los médicos tomaron la decisión de trasladarme a una sala de urgencias con mayor vigilancia y, tras ello, a proceder a mi ingreso en la UVI/UCI". Dos días después, el domingo por la noche decidieron pasarle a planta tras estabilizarle y confirmar que su estado mejoraba. 

En la noche del domingo y durante este lunes, Miguel ha podido hablar con sus tres amigos también afectados por el brote, y enterarse que dos de ellos tuvieron que volver a ingresar horas después de marcharse a casa. 

"Echo en falta un poco de cercanía con nosotros. No he recibido ninguna llamada"

Y así, en la cama del Clínico, Miguel Espinoza ha pasado sus últimos días de vacaciones en casa antes de regresar a Madrid para seguir estudiando y realizando algunos trabajos. "Ya tenía que estar allí", asegura. Tampoco ha podido asistir a la grabación de un grupo este fin de semana, ya que también es productor musical. Eso sí, no tiene más que buenas palabras para con el trato que ha recibido de los profesionales de urgencias y UVI, así como el que está teniendo ahora en planta. "Los especialistas se han volcado conmigo y me han hecho más leve la estancia en esta situación tan complicada", cuenta.

Eso sí, le queda un pequeño resquemor que se atreve a contar. "Mis amigos y yo somos clientes habituales del bar y, tras este incidente, no hemos recibido ninguna muestra de cercanía o de apoyo por ser afectados...", explica.

Bueno, eso y otra cosa más: la primera comida sólida que le llevaron a su habitación del Hospital en la noche de este lunes, después de cuatro días de sufrimiento, ha sido irónicamente una tortilla francesa.

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