Freír es muy español. Croquetas, patatas fritas, alitas, buñuelos, torrijas… hay una gran cantidad de alimentos de nuestra gastronomía que se pueden freír; sin embargo, los expertos en alimentación desaconsejan abusar de este método por aportar mayor grasa a una dieta que debe ser equilibrada.
Sin embargo, investigadores del CSIC han dado con la clave que puede reducir ese efecto negativo para la salud. Se trata de utilizar aceite de orujo de oliva para cocinar de esta forma los alimentos.
Este aceite es rico en ácido oleico y contiene compuestos bioactivos “que consiguen un efecto protector tanto del aceite, haciéndolo más duradero y estable, como de la salud, con efectos beneficiosos para el organismo".
Es decir, este tipo de aceite permite que los componentes beneficiosos para la salud resistan a la fritura y se transfieran a los alimentos fritos mejorando, de esta manera, el perfil de ácidos grasos y la cantidad de compuestos antioxidantes en los productos”, según ha explicado la investigadora principal del estudio, María Victoria Ruiz Méndez.
Está conclusión se ha llevado a cabo después de una extensa investigación con un trabajo que ha sido la continuación de un estudio que fue iniciado en 2018 por Interprofesional del Aceite de Orujo de Oliva, ORIVA.
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