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"Denuncio la nefasta gestión y la falta de apoyo y empatía del sector público ante mi situación, que es la muerte por Covid-19 de mi padre"

SALAMANCA24HORAS comparte este lunes, 9 de noviembre, el testimonio de Javier Martín Vázquez, que recientemente perdió a su padre, Javier, como consecuencia del Covid-19. El hombre, de 65 años, falleció el pasado 4 de noviembre en el Hospital de Salamanca

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La pandemia en Salamanca hagenerado muchos contagios, pero también gran cantidad de fallecimientos. No son sólo unaestadística, son personas con nombres y apellidos, vidas rotas por el Covid-19.Por eso, resulta tan importante que la sociedad sea responsable para evitar lapropagación.

SALAMANCA24HORAS comparte estelunes, 9 de noviembre, el testimonio de Javier Martín Vázquez, querecientemente perdió a su padre, Javier, como consecuencia del Covid-19. Elhombre, de 65 años, falleció el pasado 4 de noviembre en el Hospital deSalamanca.

La víctima era residente de unaresidencia situada en el municipio de Pelabravo, y tenía diagnosticado,previamente a la pandemia, un tumor cuyo tratamiento se demoró hasta levantadoel primer estado de alarma. Javier fue trasladado de la residencia de Pelabravoal Clínico el 26 de octubre, y permaneció allí hasta dos días después de su fallecimiento,el 6 de noviembre.

Su hijo explica que, durante esosdías en los que su padre permaneció en el Clínico, toda la información querecibió sobre su estado de salud fue a través “del buen hacer” de la residenciade Pelabravo, pese a que él mismo llamó al Hospital solicitando a los responsablesque, por favor, le llamaran, porque reside en Madrid. “Me parece que es lícitoy lógico que, quien deba estar más al corriente sobre el estado de salud de unenfermo, sean los familiares”, asegura.

El 4 de noviembre al mediodía, lellamaron del Hospital. “Me comunicaron que probablemente en las próximas horas mipadre iba a fallecer, porque le habían tenido que sedar. A las 20:55 horasvolvieron a llamarme, esta vez para decirme que mi padre había muerto”, relatael varón de 39 años.

“Tras esta llamada, supongo quecomo todo el mundo que está separado de la persona, pienso en qué hacer. Mipadre no tenía seguro de decesos, por lo que volví a llamar al Hospital paraque me informaran y me orientaran un poco, ya que estaba completamente perdido”,explica. Asegura que estuvo hasta bien entrada la madrugada informándose porInternet y que llegó a pedir al Hospital de Salamanca un documento para poderviajar a hacerse cargo del cuerpo de su padre muerto, debido a que reside en Madrid.“Nadie en toda la noche supo orientarnos al respecto”.

El 5 de noviembre, ya por lamañana, cuando estaba preparado junto a su mujer para viajar a Salamanca parainiciar los trámites pertinentes, Javier recibió una llamada del Clínico. “Unaseñora de manera muy agitada, casi que enfadada diría yo, me pidió que llamararápido al mortuorio del Hospital, porque había que sacar el cuerpo de mi padre,que llevaba allí desde las 21:00 horas del pasado día 4”. Javier afirma que ledijo que estaba viajando desde Madrid para hacer lo posible y que llevaba todala noche realizando llamadas, pero nadie le indicaba qué hacer. “Le pedí porfavor que si podía hacerme un justificante, vía email, para poder viajar aSalamanca con cierta tranquilidad por si nos paraba la Guardia Civil, pero medijo que ella no hacía esas cosas, y antes de colgarme nuevamente insistió enque hablara con el mortuorio del Hospital, sin antes facilitarme una extensión oun teléfono directo para comunicarme con ellos”.

Javier relata que trató decomunicarse con el mortuorio, tal y como le habían dicho. “Hablamos con laplanta séptima del Clínico, con la secretaria de Medicina Interna… al finalconseguí ponerme en contacto con la trabajadora social del ComplejoAsistencial, con quien me habían sugerido hablar desde Servicios Sociales delAyuntamiento de Salamanca. La trabajadora social me indicó que en cuantollegara al Hospital de Salamanca me dirigiera al mortuorio, donde me proporcionaríanla información que necesitara, así como la documentación”.

Pero no fue así, según cuenta. “Enel Mortuorio me dijeron que ellos no podían darme ninguna documentación, queestaba todo en una caja de custodia a la espera de llegar la funeraria; y quevolviera a hablar con la trabajadora social, pero al día siguiente, porque sólotrabaja por las mañana”, asegura el entrevistado. Y vuelta a empezar con elcuerpo de su padre esperando en el mortuorio.

“Todo era un bucle del que nopodía salir: quiero enterrar, incinerar o dar reposo a los restos de mi padre,pero él no tenía seguro de decesos y yo, debido a la crisis actual, no teníadinero suficiente en ese momento para afrontar el gasto”, explica.

Al día siguiente, 6 de noviembre,Javier Martín acudió a primera hora de la mañana a hablar con la trabajadorasocial del Clínico, que le indica nuevamente que ellos no pueden hacer nada. “Leexplico la situación de mi padre, sin seguro de decesos, con una pensión mínimade 395 euros al mes que automáticamente se van a la cuota de la residencia Retoa la Esperanza de Pelabravo, donde vivía (…) En el Hospital me cuestionarontodo lo que decía”, indica.

Javier asegura que la trabajadorasocial llegó a decirle: “Ah, encima eres de Madrid, ¿y nos lo tenemos que comernosotros?”, refiriéndose al cuerpo de su padre muerto. “Ante esto, sólo mequedó contestarla que me estaba ofendiendo con ese comentario. Cuando le hicesaber que mi intención era regresar a Madrid cuando todo esto quedara resuelto,me indicó que no me preocupara, que ya tendría que volver cuando me citara unjuez. En definitiva, empatía cero por mi situación”.

“Me explicaron que, al no estarempadronado mi padre en Salamanca, servicios sociales no podía ayudarme, perome sugirió llamar a los servicios sociales de la Diputación de Salamanca, dondetomaron nota de mi llamada para dejarle el mensaje a la responsable”, cuenta.Javier asegura que pasó más de tres horas y que finalmente la responsable, “enun tono bastante despectivo”, me preguntó que si no le había quedado bastanteclaro lo que me habían dicho otras personas”.

Finalmente, Javier está muyagradecido a la residencia Reto a la Esperanza de Pelabravo, que asumieron elgasto que él no pudo afrontar. “En conclusión, nefasta gestión, administracióny apoyo por parte del sector público, y falta de empatía por los supuestos trabajadoressociales ante una situación de este tipo en la que, tu único delito, es que sete ha muerto un familiar”, finaliza el testimonio de Javier Martín Vázquez.

Comentarios
Soledad Hace 3 años (09/11/2020 14:28)
Muy valiente tu comentario. Mis condolencias. Y demasiada paciencia has tenido.<br/>Solo una reflexión para todos: de verdad merece la pena no vivir cerca o en tu ciudad y encargarte de cuidar hasta el final de los dias a los mayores??<br/>Quizás esta pandemia pueda ayudarnos a reconducir una vida cada vez más individualizada. <br/>Reflexion <br/>307
... Hace 3 años (09/11/2020 14:30)
Los sanitarios no necesitan aplausos ni los han pedido nunca, eso se lo inventaron los que estaban aburridos en su casa, y tenían ganas de ha lar con el vecino al que no soportan, pero era eso mejor que nada, <br/>416
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