Este sábado se decreta oficialmente el estado de alarma en España y en algunas ciudades como Madrid se ha ordenado cerrar bares y negocios salvo la alimentación, farmacias y gasolineras. Todo para seguir una premisa principal: que la gente se quede en casa y evitar así un contagio masivo del coronavirus.
Sin embargo, en otras ciudades como salamanca, donde no se han impuesto medidas tan restrictivas, la vida sigue. Y es que, si a lo largo de la semana veíamos imágenes inauditas de gente llenando las terrazas y saltándose las recomendaciones sanitarias, cada vez son más negocios los que han decidido cerrar sus puertas.
Muchas grandes cadenas de ropa ubicadas en el centro de la ciudad han cerrado, así como algunos bares y restaurantes, que han apelado al sentido común anteponiendo el bienestar social al egoísmo y su propia supervivencia económica. Otros, sin embargo, han decidido quedar abiertos de momento. Aunque eso sí, haciendo un bien a los vecinos.
Tal y como ha podido comprobar este periódico, algunas fruterías o panaderías han optado por llevar la compra a casa de sus clientes habituales, especialmente a aquellos más mayores para evitar que tengan que salir a la calle y evitar toda forma de contagio.
Y aunque por las calles salmantinas cada vez se ve menos gente, las grandes superficies tienen largas colas de gente para comprar comida. Tal y como se aprecia en el vídeo y en las fotos, había decenas de personas esperando desde primera hora de la mañana para hacer sus compras. De hecho, tal ha sido la afluencia que en algunos casos han tenido que ser los priopios guardias de seguridad los encargados de regular el tráfico de gente para que no hubiera problemas de entrada y salida. Y, como era esperado, han dejado de nuevo las imágenes de estanterías vacías que se vienen repitiendo desde hace unos días.
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