Emigrar para sobrevivir: la historia de Manuel Martín en Reino Unido

Este salmantino, titulado por la USAL, salió en busca de una vida que España no le podía dar. Tras algún problema, ha conseguido su objetivo de trabajar en el Sistema Nacional de Salud del Reino Unido, lo que no implica que le queden ganas de volver. "Cada vez que vas a España, a Salamanca, te dan ganas de abandonarlo todo"

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Manuel Martín del Cañizo salió de Salamanca en 2015 con dirección a Reino Unido. Desde entonces han pasado ya tres años pero todavía recuerda aquel momento en el que decidió dejar atrás todo lo que tenía por un cambio que necesitaba aunque "sin saber realmente lo que me esperaba".

Lo hizo, eso sí, después de haber recibido la formación necesaria en terapia ocupacional, lo que le permitió acceder con Eures España a Edimburgo, donde se promocionaba la contratación de quince terapeutas ocupacionales. Llegó junto a siete españoles con una ilusión recogida: la de saber que el futuro sería incierto.

Con lo que pensaba que era un nivel medio de inglés, pronto se dio cuenta junto con su nueva 'familia' que la historia no iba a ser fácil. "La empresa fue una farsa y no llegamos nunca a trabajar de lo que fuimos contratados. De ese momento, recuerdo muchas cosas malas, pero con el tiempo, me di cuenta de que me hizo más fuerte, que aprendí y me hizo saber lo que quería y lo que es bueno para mí. Es entonces cuando te sitúas en el camino para triunfar", comenta.

Así avanzó hasta que trece meses después cumplió el objetivo por el que realmente emigró y empezó a trabajar para el Sistema Nacional de Salud Británico en Londres, "donde se han cumplido todas mis expectativas, estoy ganando una experiencia en diferentes especialidades de la medicina a la vez que perfecciono el inglés técnico de mi profesión".

Esta lucha, admite, no cree que hubiera sido tan positiva en España. De hecho, la terapia ocupacional en Reino Unido, cuenta, está muy valorada. "Tiene un peso muy grande a la hora de dar altas hospitalarias pues es el responsable de que el paciente esté seguro y se puedan prevenir futuras admisiones".

Sin embargo, sigue soñando con volver. Es feliz, admite, "pero como todo el que vive o ha vivido una experiencia así, que cada vez que vas a España, a Salamanca, te dan ganas de abandonarlo todo, pues te vuelves reunir con los tuyos, ves que nada ha cambiado, que siguen los mismos bares, la misma vida y lo echas en falta. Yo echo mucho de menos eso".

Tanto, que algún día volverá, aunque no a cualquier precio, como asegura. "No voy a volver con un contrato de cinco horas semanales a cambio de 180 euros al mes como lo que me han ofrecido unas semanas atrás".

Crítico se muestra, de esta manera, con la "España que estamos creando, que es envidiada por su calidad de vida pero la que nadie entiende con sus disputas y su corrupción, con la que no tiene para dar más, que invierte en formación para luego dejarnos marchar".

Los tópicos, más allá de esta percepción, predominan entre los ingleses. "Aquí en Londres, te preguntan qué haces aquí, con el buen tiempo que hace en España y lo bonita que es, son todo tópicos. Aquí piensan que en España no se trabaja, que todos los españoles duermen la siesta, que estamos todo el día escuchando flamenco, comiendo paella y con el traje de luces puesto", asevera.

Y, sin embargo, la experiencia, aunque dura, también ha sido gratificante. Aporta muchas cosas a pesar de tener que abandonar otras, como España y su querida Salamanca, dice. La esperanza es lo último que se pierde y de eso bien sabe Manuel, con una lucha que le llevó a tomar un billete de ida que espera que vaya acompañado, algún día, de otro de vuelta. "Después de la tormenta llega la calma".

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