España vive en los últimos días momentos de preocupación debido a la aparición de casos de la viruela del mono, tanto en Europa como en nuestro país. Todo ello, está ocurriendo sin habernos recuperado aún de la pandemia provocada por la COVID-19, sumado a los casos registrados de gripe.
Las zoonosis hacen referencia a las enfermedades infeccionas que pueden transmitirse de animales a humanos a través de algún fluido corporal o mediante la presencia de algún intermediario, como pueden ser los mosquitos u otros insectos.
Muchas de las enfermedades zoonóticas ocurren en lugares fuera de Europa con escasas oportunidades de llegar a nosotros. Sin embargo, el tráfico entre personas, animales y mercancías se ha intensificado, incrementando las posibilidades de que estas se extiendan. Por lo que hace pensar que la movilidad es el principal problema.
Por otro lado, el progresivo aumento de las temperaturas está provocando que los vectores de trasmisión, que antes estaban en zonas a 800 metros de altura, actualmente puedan estar habitando en lugares de 1000-1200, tal y como ha explicado a este medio, Rodrigo Morchón García, profesor titular del área de Parasitología de la Universidad de Salamanca. El mismo, acompañado por José Alberto Montoya Alonso, experto de la Universidad de las Palmas, realizaron un estudio sobre la filariosis canina, donde analizaron 9.543 muestras de sangre de perros de todas las provincias. Este se ha publicado en la revista ‘Animals’ de este mes de mayo.
La afección, también llamada del gusano del corazón, es una enfermedad cardiaca grave causada por un parásito sanguíneo conocido como ‘Dirofilaria immitis’. “El insecto, que tiene gusanos en el corazón, produce microfilarias, larvas pequeñas que inocula al animal una vez le pica. A continuación de que el perro haya sido infectado, las larvas llegan a madurar sexualmente en el corazón de este”, explica el profesor.
En España la filariosis canina es endémica en las regiones de Valencia, Islas Baleares, Andalucía, Aragón y las Islas Canarias y, aunque “se piensa que en el interior no hay”, no es cierto. Morchón expone que en Salamanca es frecuente en la zona de Matacán, que anota una incidencia del 15%, ya que es una dolencia ligada a los sectores de regadío. En la ciudad charra registraron una seroprevalencia del 3,5% en gatos y una prevalencia de 6,9% en perros. “Esta enfermedad puede afectar también a linces ibéricos, hurones, lobos, zorros, ganado y a los humanos”, explica el profesor.
¿Cuáles son los síntomas y qué puede provocar?
Los síntomas más notables de esta enfermedad son tos, dificultad para respirar, adelgazamiento y fatiga. No obstante, Morchón indica que se trata de una dolencia asintomática “hasta que ya tiene una cantidad considerable de carga parasitaria, que es cuando los animales pueden llegar a morirse”.
Por otro lado, tal y como ha manifestado el profesor titular del área de Parasitología, es una enfermedad que puede afectar igualmente a los humanos, provocándoles “un nódulo pulmonar benigno, que, en ocasiones, puede confundirse con un carcinoma”. En cambio, Morchón apunta que existe evidencia del desarrollo de alergias en los propietarios de animales con esta enfermedad, algo que actualmente, sigue en proceso de estudio por los expertos.
¿Cómo se puede prevenir la enfermedad del gusano del corazón?
Rodrigo Morchón comenta que es de vital importancia conocer esta enfermedad para poder prevenirla. Para ello, asegura que es imprescindible realizar los chequeos veterinarios rutinarios con la periodicidad adecuada, además de seguir las indicaciones de los veterinarios. “El uso de preventivos como pipetas y collares anti repelentes son fundamentales”, apunta el profesor.
Una vez que el animal está infectado, existen tratamientos efectivos que permiten extraer los gusanos del corazón “si la afección se coge a tiempo”, matiza Morchón. Dada la importancia de la enfermedad, el profesor pide a la población que esté alerta, especialmente de marzo a noviembre.
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