Enrique Cabero, coordinador de la Capitalidad Cultural: “Todo el mundo quiso estar en Salamanca”

El que fuera el principal responsable del Consorcio Salamanca 2002 destaca que la ciudad supo aprovechar como ninguna otra el tirón que supuso la Capitalidad, con un programa ingente que se cumplió al cien por cien

 Enrique Cabero
Enrique Cabero

El 2002 supuso un antes y un después para Salamanca, pero ¿podríamos afirmar que la Capitalidad Cultural Europea de Salamanca en 2002 ha sido uno de los hitos más importantes de la ciudad en el último siglo?

Quizá ese tipo de expresiones son complicadas de catalogar, pero si se puede decir que fue una gran ocasión para Salamanca y que la ciudad supo aprovechar. Primero en lo que es la promoción de la imagen de la ciudad, que fue una de las principales aportaciones del acontecimiento. Supo aprovechar el gran impulso definitivo a esa imagen que ya venía desde hacía unos años como ciudad de cultura y que se complementa con la imagen de ciudad universitaria. Segundo, porque fue la gran ocasión de dotarse de infraestructuras de cultura que se necesitaban. Salamanca tenía un gran déficit y pasamos de tener el Palacio de Congresos a acabar el año con un conjunto de infraestructuras muy completas. Esto supuso una gran transformación y abrió nuevas oportunidades. En tercer lugar, se dotó a Salamanca de infraestructuras para el turismo cultural a través de una importante inversión privada vinculada a la capitalidad: nuevos hoteles, nuevas líneas en el sector de la hostelería, ... La ciudad salió muy reforzada con nuevas posibilidades como ciudad de congresos o ciudad de turismo cultural. Además, yo destacaría también la dotación para la propia ciudad de instrumentos de gestión cultural. El Consorcio Salamanca 2002 fue sustituido por la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y supuso una renovación importante en la iniciativa en el ámbito cultural. Hubo una programación amplia, diseñada desde la propia ciudad y una importante capacidad de atracción de patrocinio privado. Por último, yo destacaría también una la capacidad de generar colaboración entre las instituciones. Estos serían los grandes ejes, a lo que yo añadiría uno común que es la gran implicación ciudadana.

¿Podría repetirse en la ciudad un evento de estas características que lograra la misma respuesta?

Esperemos que sea repetible. Lo que sí se ha creado es una fuerte autoestima. La ciudad demostró que cuando hay acuerdo e implicación somos capaces de afrontar los grandes retos. Había inquietud de que hubiera financiación, que estuvieran las infraestructuras, etc. eso ha generado esta dinámica posterior en otros acontecimientos que han sido importantes como el VIII Centenario de la Universidad.

Salamanca sigue considerándose ciudad de cultura, pero ¿se mantiene ese nivel del 2002?

Salamanca es ciudad de cultura. Yo creo que lo es, no es fácil mantener un alto nivel porque se requieren recursos pero yo creo que lo es. Es una ciudad con más de ocho siglos de trayectoria universitaria, ciudad Patrimonio de la Humanidad y Capital Europea de Cultura. Esa dimensión está en la esencia de la ciudad y está ahí permanentemente, puede crecer más o menos, pero está ahí. Repercute en ser capaces de seguir atrayendo a personas que estudien e investiguen en la ciudad, en atraer visitantes tanto de turismo como vinculados a la lengua y en la repercusión en el ámbito empresarial, que es el gran objetivo permanente en el que hay que seguir trabajando.

Fue un año intenso y seguro que difícil de gestionar en algunos momentos ¿Repetiría como coordinador?

Repetiría sin duda. Tuve la suerte de contar con Alberto Martín Expósito y con un equipo maravilloso. Fue complicado gestionarlo claro, pero gracias a Alberto, que fue un gestor de primer nivel, y el equipo, que fue muy solvente, se logró. Gestionaba a la vez la programación y la puesta a punto de los edificios, pero nadie se resistió a participar a pesar del poco tiempo que tuvimos y las agendas complicadas de los que venían. Todo el mundo quiso estar en Salamanca.  

¿Hubo algún proyecto que fracasara?

Se logró cumplir el programa y eso es muy difícil porque fue un año entero de programación. Solo hubo que aplazar algún concierto, como el de Oasis que se celebró después, pero no se suspendió nada.

Imagino que eso fue un gran éxito con una iniciativa de tal envergadura...

Visto con perspectiva, lo que sorprende es que pudiera salir todo como salió porque había muchos factores distintos que atender y se logró. Es lo que realmente puede llamar la atención. Ahora las cosas son distintas. El tiempo que teníamos era un año y tenía que encajar todo y encajó felizmente. Se aprovechó la ocasión.

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