Verde, rojo y ámbar. Son las tres palabras que nos vienen a la mente al oír hablar de los semáforos, pero en general, "no saben todo el trabajo que hay detrás, cada vez que se coloca un nuevo semáforo en la ciudad". Desde SALAMANCA24HORAS, hablamos con Ángel Domínguez, jefe del área de Servicio de Movilidad de Salamanca, quien explica, paso por paso, cómo se gestionan los semáforos en la capital.
Antes de comenzar con el proceso, es importante entender por qué se decide semaforizar un cruce, lo que se resume en dos premisas primordiales: salvaguardar la seguridad y mejorar la fluidez, tanto de vehículos como de peatones. "La necesidad surge, por iniciativa nuestra, o, a veces, planteada por asociaciones o comunidades de vecinos", ha explicado el profesional.
Antes de colocar un nuevo semáforo, el primer paso por parte de la Unidad de Tráfico de Salamanca es realizar un estudio incial del cruce donde se pretende colocar: qué tipos de vehículos frecuentan el cruce, la afluencia de peatones, si existe carril bici o el paso del transporte público... y multitud de factores añadidos. Una vez estudiada correctamente la situación, se debe fijar el tiempo del semáforo para que el peatón pueda cruzar desahogadamente. Según Ángel Domínguez, el 95% de los usuarios caminan a una velocidad de 5 kilómetros por hora, lo que corresponde a avanzar un metro y medio por segundo. Pero a la hora de medir este tiempo, también se debe de tener en cuenta a las personas con movilidad reducida, por lo que se debe añadir segundos adicionales, normalmente el triple de la media.
En lo que respecta al clásico parpadeo del semáforo antes de cerrarse, su duración es entre 5 y 6 segundos, "tiempo suficiente para que un peatón en condiciones normales pueda cruzar sin ninguna prisa". Todos los semáforos de la ciudad están pensados detalladamente para que sea accesible para cada peatón, "algo que no ocurre en todas las ciudades". De hecho, según el jefe del servicio, "solo hay un semáforo en Salamanca al que le falta tan solo 1 segundo".
El tercer paso es crear los ciclos y las fases de cada cruce. Los ciclos se refieren al tiempo que transcurre entre que el semáforo se pone en verde hasta que vuelve a ponerse en verde, lo que suele ocupar un tiempo de entre 80 y 120 segundos. La fase es el tiempo que el propio semáforo permanece en verde. Ante esta cuestión, es importante tener en cuenta que "no se debe hacer esperar mucho al peatón, que suele ser más indisciplinado que el vehículo y si el tiempo de espera es largo, acabará desesperándose y cruzando cuando el semáforo esté en rojo".
Además, entre el rojo y el verde se debe incluir unos segundos de seguridad, para dar tiempo, tanto al peatón como al vehículo a tomar una decisión de última hora al ver que el semáforo va a cambiar de color.
Se trata de estudiar el cruce e intercalar la apertura de los semáforos de cada cruce para limitar los movimientos de vehículos y peatones y que no choquen entre sí.
Cómo funcionan los pulsadores
Hay cruces, que por sus características y su poca afluencia de peatones, no resulta eficiente mantener el semáforo en funcionamiento durante toda la jornada. Sería una medida que haría parar a los vehículos innecesariamente y que generaría mayor contaminación, en tiempos en lo que se debe reducir la cantidad de gases que aterrizan en la atmósfera.
En estos casos, el transporte público juega un papel primordial, y tal y como ha declarado Domínguez, "en Salamanca nos sentimos orgullosos del sistema de trasporte público, de hecho, doblamos el número de viajeros con respecto a otras ciudades".
Transcurren 6 segundos desde que el peatón pulsa el botón hasta que el semáforo cambia a color verde. Un tiempo se seguridad para que el vehículo pueda tomar una decisión de última hora. Con eso se pretende "dar ventaja al peatón".
¿Y el sonido de los semáforos?
El jefe del Servicio de Movilidad ha asegurado que "todos los semáforos tienen el modo de sonido". Esta carcaterística está pensada para las personas invidentes, que cuentan con un mando a distancia que utilizan cada vez que se encuentran ante un cruce para que el semáforo comience a sonar.
"Funciona en absolutamente todos los semáforos de la ciudad, tanto de día como de noche", ha asegurado. "Además, funciona en todos los semáforos del país con el mismo mando a distancia". De hecho, Salamanca es la única ciudad en la que los avisadores acústicos funcionan durante las 24 horas del día, pues en muchas otras ciudades, se desactivan durante las noches para no perturbar el descanso de la población.
La sala de control
Todos los semáforos se controlan desde la sala de control de la Unidad de Tráfico de Salamanca, a partir de tres tipos diferentes de ordenador, dependiendo de la complejidad de cada cruce. La mayoría de ellos se encuentran conectados mediante fibra óptica. En la capital, en total hay 150 cruces regulados mediante semáforos.
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