Este es el grave trastorno que puedes sufrir si abusas del uso de los filtros en Instagram

Los expertos apuntan que son muchos los jóvenes que, a día de hoy, sufren una obsesión por su físico hasta el punto de querer editarlo distorsionando la realidad

Europa Press
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Una cara más delgada con unos pómulos prominentes, una nariz más afilada, unos ojos más agrandados, unos labios más carnosos y hasta un pelo distinto al que tenemos. Esos efectos son muchos de los que conseguimos cuando, a la hora de hacernos una foto, apostamos por ponernos algún filtro con redes sociales como Instagram u otras aplicaciones que sirven para la edición de fotografías. Pese a lo bien que la gente se ve con ellos, esta actitud puede derivar en trastornos como el relacionado con la dismorfia corporal. "Si yo me pongo filtros, cuando me enfrento al espejo, me voy a enfrentar a una imagen imperfecta de mí misma y puede ocurrir que haya una nueva aceptación de esta imagen mía y que empiece a sufrir un problema psicológico", desvelan algunos expertos en ámbitos como el de la psicología para el periódico de tirada nacional ABC.

El uso excesivo de filtros puede provocar complejos, inseguridades y derivar en problemas psicológicos como el que se produce cuando padecemos una creencia obsesiva o una preocupación personal exagerada por poseer un defecto en el aspecto físico. "Las chicas suelen apostar por filtros que le hacen la cara más delgada y más angulosa, con los labios de una manera determinada. Esto distorsiona la realidad y puede derivar en complejos y en retoques estéticos imposibles, lo que genera un trastorno dismórfico corporal, que es una creencia obsesiva o una preocupación personal exagerada por poseer un defecto en el aspecto físico", recalcan los expertos en dicha materia.

"Esta es la cara que yo quiero tener", dicen muchas de las niñas y adolescentes que, mientras enseñan un filtro y cómo les queda con su teléfono móvil, están favoreciendo a una actitud obsesiva y que produce una distorsión de la realidad. Los expertos han alertado de ello y apuntan que la culpa no la tienen los filtros sino el cómo y cuándo los usamos y la cantidad de tiempo que les dedicamos, ya que, en muchas ocasiones, se abusa de ellos hasta el punto de llegarnos a ver como realmente no somos.

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