“Estuve secuestrado a punta de pistola durante más de 18 horas”

Revelador testimonio del venezolano David Salcedo, pastor anglicano pendiente de asilo en Salamanca, y que ha vivido en sus propias carnes la violencia instalada en su país y la persecución incansable del chavismo. Llegó a España de la mano de la Iglesia y ahora denuncia en SALAMANCA24HORAS haber sido engañado también con sus promesas de empleo
 

 “Estuve secuestrado a punta de pistola durante más de 18 horas”
“Estuve secuestrado a punta de pistola durante más de 18 horas”

David Salcedo nació en Barquisimeto, capital del Estado de Lara en Venezuela. Desde hacía 17 años estaba instalado en Bello Campo, junto a Altamira, en el municipio de Chacao al este de Caracas. Zona de tensión callejera y epicentro de las manifestaciones contra el gobierno de Nicolás Maduro. Territorio de gases lacrimógenos y cargas policiales. Ambiente poco adecuado para una niña, su hija que ahora tiene cuatro años, con problemas respiratorios.

“Si estuviera solo ya me habrían matado”, sospecha. Con mujer y dos hijos, el pasado 12 de agosto se vino a España y está a punto de cumplir un año lejos de su país. “La niña tiene una salud complicada a nivel de alergias y es muy difícil para ella porque allí no se consiguen medicamentos”. Tampoco es fácil obtener alimentos así que la situación se torna muy compleja para la supervivencia. Con ello, el pillaje, el robo, el secuestro y el asesinato toman las calles.

Un escenario de violencia que David Salcedo conoce de primera mano. Hasta tres veces asegura que le robaron el teléfono a punta de pistola, aunque ninguna de esas tensas situaciones, imborrables para la memoria de casi cualquiera, fue la más complicada. “Estuve más de 18 horas secuestrado y me pusieron varias veces una pistola en la cabeza”, recuerda.

Diácono de la Iglesia Anglicana, David Salcedo iba vestido como un cura aquel día. “Me agarraron y  me  estuvieron dando vueltas en coche por Caracas todo el día. Después, en una zona de las afueras me tiraron”, lamenta. Según cuenta, le sentaron en el asiento delantero con su vestimenta eclesiástica para evitar los controles de la Guardia para realizar diferentes entregas en varios puntos de la urbe. Él cree que era una especie de reparto de armas.  

Opositores activos

David y su mujer eran opositores activos en Caracas. Según su relato, en un momento dado debieron mudarse a un edificio repleto de chavistas con treinta alturas y en malas condiciones. Vivían en el decimosexto piso. Cuando descubrieron que eran opositores, comenzó una presión asfixiante por parte de los vecinos que les obligó a desplazarse hasta la trigésima planta. “Allí perdimos a nuestro hijo. Cayó desde arriba”.

La familia de su mujer, de hecho, tuvo mucha relación con el líder opositor más beligerante, Leopoldo López, a quien David ve como el próximo presidente de Venezuela.  En esta información de SALAMANCA24HORAS se la puede ver junto a él en una imagen cedida a este diario por su marido. “Mi mujer le dijo a Leopoldo que salvara a Venezuela y él le dijo que sí pero que necesitaba su ayuda”, recuerda. Apenas unos días más tarde se entregó antes de pasar cuatro años preso en la cárcel de Ramo Verde, a donde acaba de regresar.

Formaban parte de los que los chavistas llamaban ‘los agüeros de Altamira’, un grupo que llevaba agua a los manifestantes. Hasta que antiguos amigos enrolados en colectivos armados del Gobierno le advirtieron. “No estén ‘brillando’ tanto porque les van a matar”. Además, en su familia cundió el desánimo cuando comprobaron que estaban demasiado solos en su lucha. “Nos desesperábamos porque exponíamos nuestra vida y los demás se quedaban viendo la tele como si no pasara nada. Hacían publicaciones en Facebook muy críticas contra Maduro y en la tarde subían fotos desde un centro comercial porque habían ido al cine”.

Viaje a España

David Salcedo forma parte de la comunidad anglicana mundial. Como pastor, viajó a España en 2015 por sus propios medios, en un periplo que tenía como objetivo conocer la iglesia británica. Vinieron para para pasar veinte días pero finalmente estuvieron cuatro meses porque la compañía con la que habían volado, Caribean Airlines, se había ido del país. “Nos quedamos varados, se nos acabaron los dólares y tuvimos hasta que meternos en el Metro de Madrid a cantar para poder generar unos ingresos”, recuerda.

Alquilaron un piso en la capital y pasaron allí tres meses. En la iglesia anglicana española, con su sede en la zona de Tribunal de la capital, encontraron acomodo y la propuesta de venir a trabajar a España, ya que en Venezuela tenían una empresa de reformas. Una vez hubieron vuelto a Caracas y después de tomar la decisión de abandonar su país, vinieron a España en busca de esa promesa.

Sin embargo, no la encontraron. “He terminado denunciando a la Iglesia porque todo era mentira. No había contrato, trabajábamos en negro, no nos pagaban los seguros y cuando lo intentaba denunciar tampoco les gustó. Era o esto o nada. Me vengo y encuentro más de lo mismo”, lamenta David Salcedo. Ahora, está prácticamente en la calle desde el pasado 7 de junio y está pendiente de su solicitud de asilo político. Mientras tanto acude a los servicios sociales.

Sin solución en Venezuela

“En Venezuela no hay estado de derecho ni se respetan los derechos humanos”, afirma. Considera que la última Asamblea Constituyente es más de lo mismo. Una forma de legitimar sus políticas ilegales a los ojos de la comunidad internacional. Y es ahí donde cree David Salcedo que puede estar la solución. Muy poco deseable, por otra parte. 

“No se puede dialogar con corruptos y mafiosos. El mal es mal y punto. Intentarán mantenerse ahí como sea. Ahora te matan. El gobierno ha armado a miles y miles de ‘chorizos’, de ‘malandros’ a sueldo. Por eso no cabe una solución democrática”, valora. Además, dice no entender a quienes siguen creyendo en una salida electoral  “porque es darle más tiempo para que sigan haciendo sus cosas”. 

 

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