Exilio forzado, prisión o fusilamiento: la depuración profesional de la que fueron víctimas los periodistas en Salamanca durante la Guerra Civil
Lope Palomino Benito, Rufino Aguirre, El Timbalero y Pepe Manso fueron algunos de los comunicadores condenados por su ideología política
Este 8 de septiembre se ha celebrado el Día Internacional del Periodista para resaltar la labor de los profesionales de la comunicación, algunos de los cuales, por desgracia, siguen siendo objeto de encarcelamientos o asesinatos en diversas partes del mundo. Esta realidad es la misma que se vivió en la provincia de Salamanca durante la Guerra Civil Española y los años sucesivos de dictadura franquista. Eran tiempos convulsos, de persecución por ideales, de ausencia de libertad.
La profesión periodística pronto se convirtió en una de las labores más castigadas durante la contienda. Ante la depuración profesional ejercida tanto por el bando nacional como por el republicano contra aquellos que pensaban diferente, muchos comunicadores decidieron esconderse o huir de España. “Me fui cuando tuve la íntima convicción de que todo estaba perdido y ya no había nada que salvar, cuando el terror no me dejaba vivir y la sangre me ahogaba”, escribía Chaves Nogales en su ilustre obra 'A sangre y fuego'.
Lope, forzado al exilio tras formar una familia en Salamanca
El mítico periodista sevillano eligió exiliarse a París, pero no todos tuvieron esa libertad, como Lope Palomino Benito, alias Palo, un fotoperiodista mexicano que viajó a Salamanca tras pasar un tiempo en Madrid para denunciar lo que ocurría en la Guerra Civil Española. En la capital del Tormes conoció a Remedios, de la que se enamoró y con la que tuvo una hija, Carmen. La vida de la familia se truncó con la detención de Lope.
"Cuando mi madre nace en febrero de 1940, él se las quiere llevar a México. Además, Cárdenas, el presidente del país americano, en ese momento ayuda muchísimo a los republicanos, manda barcos para sacarlos de ahí. Mi abuela siente que su hija es demasiado pequeña para meterse en un viaje así y Lope, como lo están buscando porque ya lo han cogido una vez pero no le han metido en la cárcel, huye a Portugal", mantiene Mentxu Amigo, nieta de Palo.
En febrero del 1941, cuando la hija de Lope cumple un año, este vuelve a España "y entonces lo cogen. Está en la cárcel desde el 21 de mayo del hasta el 7 de julio. Lo acusaban de haber tomado fotografías subversivas de las barbaridades que se habían hecho en Salamanca”, añade su nieta.
Lo único que les quedó de Lope fue una fotografía de su hermano torero y la desgarradora carta que escribió a su amada desde la cárcel y que reza así: “Esta noche a las 9 nos sacan para Madrid. No sé la suerte que correremos. (...) Adiós Meyitos, da muchos besos a nuestra hijita que le envía su padre y que se lleva el dolor de no haber podido dárselos él mismo. Y tú recibe lo que gustes de quien te recordará siempre".
Al final de la misiva, el fotoperiodista mexicano escribió con rapidez que lo iban a expulsar a Irún. Es la última noticia que tienen de él. Años más tarde, su nieta logró contactar con la familia que dejó en México y conocer su paradero. “Nos comunicamos por Skype y resulta que Lope no había muerto, sino que consiguió llegar a México. Estuvo primero en Cuba y luego descubrimos que fue desde A Coruña, pero ya por otros medios. Murió en el 87".
Rufino Aguirre y su paso por prisión
Rufino Aguirre también vio truncada su carrera a causa de la depuración profesional cuando desempeñaba su labor en El Adelanto, periódico de línea editorial republicana y moderada. Fue detenido el 20 de septiembre de 1936 en su casa y, un día después, ingresó en la Prisión Provincial de Salamanca. Fue trasladado a la Central de Burgos, una de las cárceles más terribles de la España franquista, y el 25 de noviembre de 1938, al penal Valladolid.
Durante su cautiverio, no dejó de escribir, destacando la obra 'Cancionero de la cárcel y otros poemas'; y continuó haciéndolo al salir de prisión en el año 1941. "Estuvo mes y pico reponiéndose en casa, pero volvió a El Adelanto, consciente de que su pluma era el único medio que tenía de ganarse la vida y de que no tenía libertad. Lo que redactaba pasaba por censura, no podía decir nada en contra del régimen ni firmar sus artículos. Por ello, recuperó su seudónimo juvenil de Julio Aresti", afirma el experiodista salmantino Ignacio Francia. Aún así, Rufino Aguirre llegó a convertirse en redactor jefe de otro diario salmantino.
Fumador empedernido, en 1950 fue diagnosticado de cáncer de pulmón por su gran amigo Filiberto Villalobos, quien le realizó una radiografía. "La operación fue bien, pero se le reprodujo porque tenía una metástasis enorme. Murió el 23 de abril de 1955", continúa diciendo Ignacio Francia. No fue hasta poco antes de su fallecimiento, en febrero de 1953, cuando se le hizo entrega "del testimonio que tenía solicitado de la conmutación de pena y liquidación de condena".
El Timbalero y Pepe Manso, fusilados en el monte de La Orbada
Otros profesionales de la comunicación corrieron peor suerte. Tanto José Sánchez Gómez, conocido como El Timbalero, y Pepe Manso fueron fusilados por los falangistas en el monte de La Orbada al inicio de la contienda, en 1936. El primero se inició en el mundo del periodismo a la edad de 14 años, como aprendiz de imprenta en El Adelanto, y acabó convertiéndose en el primer cronista de toros en los periódicos de la provincia; mientras que el segundo compatibilizó su labor de redactor con la política, siendo diputado en las Cortes en dos legislaturas. "Para la derecha de la ciudad, por su capacidad de acción e inteligencia, era una figura esencial entre las gentes más relevantes de la izquierda de la capital del Tormes", recoge el libro 'Periodistas represaliados en Salamanca durante la Guerra Civil', impulsado por la Asociación Salamanca Memoria y Justicia.
Luis Maldonado Bomati, José González Salinero, Filiberto Villalobos, Gabriel Hernández González, José Núñez Larraz, Ángel Moisés Grande Sánchez Guerra, José Luis Sánchez Hernández, Gustavo Sánchez Fraile, Armando Cruz de Azevedo y André Jacquelin fueron otros periodistas y escritores vinculados a la provincia charra que fueron represaliados duramente durante la Guerra Civil Española y la dictadura franquista por el simple hecho de haber expresado su ideología.
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