Local

​La experiencia de salmantinas que han sufrido la enfermedad: “El cáncer de mama no es de color rosa, tiene un color muy feo por el que mueren muchas mujeres”

Pacientes que han padecido cáncer de mama hablar de cómo fue el momento en el que les dieron la noticia, cómo pasaron el tratamiento y qué creen necesario para el futuro, si bien la idea es la misma: más inversión en investigación

Acto contra el cáncer de mama (5)

Este sábado, como cada 19 de octubre, se celebra el DíaMundial Contra el Cáncer de Mama, una de las enfermedades con mayor prevalenciaentre las mujeres -en España, afecta a una de cada 8- pero que cada vez tieneun mayor índice de supervivencia -en torno al 90%, tal y como recuerdan desdela Asociación Española Contra el Cáncer-.

Una de esas afectadas pero que ha ganado la lucha es Ana(nombre ficticio, ya que prefiere preservar su identidad). A esta salmantina ledetectaron cáncer de mama hace casi dos años y reconoce que, cuando se lodijeron, le cambió la vida.

Y eso que ella siempre tuvo cuidado. La primera vez que senotó un bulto fue tras el nacimiento de su hija. Un día, dándole el pecho,observó que tenía una pequeña bola en su seno y decidió acudir al médico, quienle mandó hacer una mamografía. El bulto resultó ser de leche-y se lo extrajeroninmediatamente-, pero el doctor le advirtió que había visto otra anomalíasospechosa y que, si bien en ese momento no era nada, debía estar pendiente desu evolución.

Ana no tenía la edad para entrar en los programas demamografía y ecografía, por lo que todos los años de manera periódica lesolicitaba a su médico de cabecera revisiones para comprobar que ese bulto nocrecía. “Hasta que siete años después, poco antes de una de esas revisiones,noté que había crecido”.

Esta vecina salmantina, de hecho, lamenta no haber acudidoinmediatamente al médico y haber esperado hasta la revisión, ya que le quedabapoco más de un mes. Por ello, no duda en recomendar encarecidamente a todas lasmujeres que, en cuanto noten cualquier tipo de síntoma, acudan a su doctorrápidamente.

Cuando acudió a revisión se confirmó su peor sospecha: esebulto, que le crecía “sobre todo cuando tenía la regla”, era un tumor maligno. “Rápidamenteme lo vieron claro y me mandaron hacer una biopsia para asegurarse”, relata,antes de volver a insistir en lo fundamental de las revisiones periódicas, alas que se ha de acudir a la menor sospecha ya que “aunque te lo hayan miradohace nada, todo puede cambiar en dos o tres meses. Si lo notas, hay que ir”.

“Me pillaron unasfechas muy malas, porque era Navidad, y tú en tu cabeza piensas lo peor”

Ana también recuerda que las fechas en la que ocurrió todofueron muy malas, ya que la mamografía donde detectaron que el tumor habíacrecido y, con casi total seguridad, fue a principios de diciembre. “Me mandaronhacer una biopsia, pero tuve todo el Puente de la Constitución entre medias” y,tras la biopsia, unos 12 días de espera obligatorios en lo que la prueba va allaboratorio.

El día que se lo dijeron fue uno señalado en el calendariopor muchos españoles y, desde aquel entonces, aún más por Ana: el 22 dediciembre. Los malos recuerdos le llegan a la mente no sólo por esa jornada,sino por todas las Navidades: “Mi pareja y yo siempre decimos que nos lodijeron de una manera demoledora. Dijeron que era malo y que había que operar,pero que hasta después de Navidad -el 8 de enero fue cuando tenía cita- no veíaal oncólogo. En todo ese tiempo te da tiempo a especular, y tú en tu cabezapiensas lo peor, te ves morirte”.

En el momento de recibir la noticia, Ana echó en falta a unpsicólogo que acompañase a la médica de Patología Mamaria, que fue quien lesdio la información. “Ella me podía hablar de cuánto me medía y del tema de lacirugía. Pero no había información del oncólogo ni ayuda psicológica. Es unflashazo de noticia, que crees que tienes la muerte encima y no ves ningunasolución”, apunta. Esos 15 días desde que recibió la noticia hasta que vio aloncólogo los rememora como “el peor tiempo que he pasado con esta enfermedad”,ya que no sabía a qué se iba a enfrentar.

“Muchas esperanzas” despuésde hablar con el oncólogo y una operación de 15 horas

Ana conoció a César Rodríguez, oncólogo del ComplejoAsistencial Universitario de Salamanca, el 8 de enero. “Es una personaincreíble, da un trato superhumano. Ellos tienen muchísimo trabajo y están muysaturados, pero en el momento que entras en la consulta, él está contigo. Ysabe quién eres tú, tu nombre, tu proceso y todos tus datos”.

Así define a este médico del Servicio de Oncología Médicadel Complejo Asistencial Universitario, que además de ser su oncólogo seencargó de explicarle todo el tratamiento y cómo iba a ser. “No me engañó paranada, y me lo dijo bien claro: tienes un tipo de tumor que, si sale bien,reacciona muy bien al tratamiento; pero si sale mal, tiene muchas posibilidadesde repetirse porque es muy invasivo”.

Tras hablar con él, Ana y su pareja salieron colmados deesperanzas, y cree que si le hubieran dicho lo mismo en el momento de conocerque tenía cáncer, igual sus esperanzas durante esas dos semanas habrían sidodistintas y se habrían quitado mucho sufrimiento de encima.

Después de la quimioterapia, el tumor se redujo muchísimo,por lo que llegó el momento de operarse. Y nuevamente, la experiencia de Ana nofue todo lo buena que podría haber sido, ya que cree que la información que sele da al paciente -o al menos en su caso- es muy poca. A ella, por ejemplo, leofrecían quitarle el bulto y, como con casi toda probabilidad habría quequitarle la mama entera, sustituírsela por una prótesis de silicona.

Pero a esta charra no le terminaba de convencer y comenzó abuscar otras opciones. Por su tipo de tumor, uno muy agresivo, optó porquitarse las dos mamas, tanto la que tenía el tumor como la otra de manerapreventiva. “Hubo un tiempo que se puso muy de moda porque lo hizo AngelinaJolie como medida preventiva, y en mi caso era la mejor opción de las quevaloré para asegurarme de que no se reproducía en el otro pecho”, señala.

Fue entonces cuando comenzó su trato con el equipo “increíble”de Cirugía Plástica del Hospital. “Les dije lo que quería y ellos me pusieronvarias opciones encima de la mesa”, explica, antes de recomendar a las mujeresque estén sufriendo cáncer de mama que, además de hablar con la Unidad dePatología Mamaria, consulten a la de Cirugía Plástica para conocer másopciones, porque “no es lo mismo que te reconstruyan una mama cuando ya te hanoperado que hacerlo simultáneamente”.

Finalmente, ella se reconstruyó ambas mamas con su propiagrasa, tal y como le recomendaron desde Cirugía Plástica, algo que hizo en lamisma operación donde le extirparon el tumor maligno. En total, 15 horas deoperación.

“El factorpsicológico es importantísimo en la recuperación, y yo en ningún momento me visin pechos”

Ana tomó esta decisión porque sabía que el factorpsicológico es “importantísimo” y muy positivo en la recuperación. “Y yo enningún momento me vi sin pechos, y eso me ayudó bastante” recuerda. Sí que lequedó una gran cicatriz tanto en el abdomen como en los pechos, “pero yo a los15 días me podía poner un escote y no parecía que tenía cáncer de mama”.

Por ello, cree que todas las pacientes deberían consultarantes de operarse, puesto que es más fácil realizar ese tipo de intervencionesde reconstrucción cuando no se tienen cicatrices o no se han realizadooperaciones previas que cuando ya se ha pasado por una operación. Además, cree,precisamente por todo lo contado, que en el Hospital se debería de trabajar aúnmás en equipo “a la hora de dar la noticia al paciente como a la hora deofrecer las diferentes opciones”, aunque valora positivamente el trabajo del Comité de Tumores.

Pese a que no desmerece el trabajo que se realiza en elComplejo Asistencial Universitario, sino todo lo contrario, aclara que “cuandote dicen que tienes cáncer, te sienes un poco perdido. Y al paciente hay quedarle todas las opciones y que sea él o ella la que pueda decidir, porquellegas a sentir que has perdido por completo las riendas de tu vida. Pero elhecho de que te dejen participar en las decisiones ayuda a, precisamente, locontrario”.

El mantener esas riendas también lo considera fundamentalpara la recuperación psicológica, porque pasas de “estar bien” a “ver que temueres”, y pone su ejemplo como caso: “Yo, cuando fui a hacerme la revisión,salí de trabajar y estaba bien. Dejé el ordenador encendido para volver por latarde y, después, irme de vacaciones de Navidad. No tenía síntomas ni nada.Pero, de golpe, pasas de ver tu vida completamente llena a verte con eso, quete quita todo”.

Continúa contratamiento psicológico y espera que, aunque se jubile la profesional delHospital, se mantenga la plaza

Si el 8 de enero tenía cita con el oncólogo, dos díasdespués comenzó el tratamiento psicológico que todavía continúa hoy en día. Yla ayuda que ha recibido por parte de la profesional es “importante desde elminuto cero”.

Gracias al trabajo de esta psicóloga estuvo “muy bien”durante el tratamiento. “Lloraba mucho, pero tenía las cosas muy claras. Peleémucho y estuve muy mentalizada para todo, también para la operación, que medejó unas cicatrices muy fuertes. Pero nunca he tenido una recaída”, anota.

Sin embargo, cuando peor lo pasó fue cuando acabó laradioterapia. “Me vine abajo, me vi fatal y lo pasé muy mal, y eso sólo losuperas con ayuda psicológica”, recuerda. Y es que no puede explicar por quéempezó a sentirse tan mal después de pasar todo, pero fue gracias a lapsicóloga de la Unidad Mamaria como lo superó.

Una psicóloga que ahora se jubila. “Espero que mantengan laplaza, ya que si desapareciera, sería horrible para muchas mujeres como yo, queahora estamos en tratamiento”, valora, resaltando la importancia que tiene esaprofesional, si bien cree necesario que haya un psicólogo oncológico en elHospital no sólo para las enfermas del cáncer de mama, sino para cualquier tipode cáncer, “porque tu cabeza vuela hacia muchos sitios y hace falta que tecentres”.

Tratamiento hormonaldurante los próximos años y efectos secundarios “que afectan muchísimo”

Ana prácticamente ha superado todo. Ahora está con untratamiento hormonal que ha de aplicarse, mínimo, durante cinco años. Y acude arevisiones cada cuatro o cinco meses -tiene la próxima en noviembre- para asegurarsede que todo sigue favorable. Pero eso no implique que todavía estéperfectamente, ya que continúa aún con efectos secundarios “que no se tienen encuenta”.

Uno de esos, por ejemplo es la pérdida de memoria, sobretodo la inmediata. “La gente físicamente te ve bien y te dicen que estás fenomenal.Pero por dentro sabes que no, porque tienes dolores, efectos secundarios, yestás pendiente de que no se te reproduzca un linfedema en el brazo”, relata.

Es otro claro ejemplo de que esta enfermedad es muy dura. “Pareceque sólo se está enfermo cuando no tienes pelo, pero no, la enfermedad está ahíy ya estás siempre alerta ante cualquier pequeño dolor, cualquier cambio… y esoes parte de la enfermedad”, apunta, recordando que ese es su punto de vistadespués de dos años. “Igual cuando lleve cinco tengo otro (punto de vista),pero ahora es muy duro”.

Mayor inversión eninvestigación y mayor visibilidad más allá de las campañas de estos días

Por último, Ana recuerda que la campaña del lazo rosa estábien hasta cierto punto, porque “toda ayuda es positiva”, pero pide una mayorvisibilidad más allá de estos días y, sobre todo, una mayor inversión,especialmente en el cáncer de mama metastásico, que afecta a ‘sólo’ el 20% delas mujeres “pero es el cáncer que realmente produce la muerte”.

De hecho, lamenta que ocurra como en todas las enfermedadesque tienen un porcentaje bajo de incidencia, y es que se invierta poco. Pero adía de hoy es un cáncer que no tiene cura “pero que, con investigación, sí quepuede alargar la vida del paciente con tratamiento”.

Ella tiene muchas posibilidades de sufrir metástasis, yconsidera que esa es su gran lucha. “Es estupendo que se hagan campañas,carreras… pero el cáncer de mama no es rosa. Tiene un color muy feo, y hay muchasmujeres que todavía se mueren de cáncer de mama”, prosigue, señalando que “hacefalta mucha investigación y cada vez se recorta más en este país, y así novamos a llegar a ningún sitio. Nos seguimos muriendo, porque no hemos tenido lasuerte de sufrir ese cáncer del 80% de mujeres que sí sobrevive”.

Ese es el mensaje que quiere transmitir: más investigación.De hecho, hay una campaña que se ha iniciado a través de Instagram con el hashtag#MenosRosaMásInvestigación que reclama precisamente eso, porque “está muy bienel lazo rosa, pero es un negocio. Si todas esas empresas invirtieran más dineroen investigación y no el que invierten ahora, que es irrisorio… Es muchapublicidad para poco dinero”.

Buscar a alguien defuera del entorno para hablar, otro aspecto importante

Por su parte, Marijose es otra de las que otrora sufrieroncáncer de mama pero que ya está curada. Ella también recuerda el momento deconocer el diagnóstico como “algo difícil y muy duro”, y recomienda a todas lasmujeres que lo padecen que busquen a alguien para hablar, pero “fuera de sufamilia y de su entorno”.

Este consejo viene dado porque esos familiares o amigospueden sufrir también miedos, y alguien de fuera puede ayudar con otraperspectiva. En su caso, recurrió a la Asociación Española Contra el Cáncer y asus psicólogas, que al ya estar formadas saben “cómo hablar y tratarnos y quese identifican mucho”.

Igualmente, también resaltó lo necesario de la prevención “peroa todas, no sólo a las diagnosticadas”, ya que las mujeres deben tener cuidado “perono miedo”, matizó, puesto que ese miedo es “la barrera más grande y la únicaenfermedad que nos puede matar”.

Y eso pese a que la supervivencia está en el 90% en lamayoría de casos, señala, si bien para alcanzar ese porcentaje es necesario “noretroceder, enfrentarse al cáncer en el momento que te diagnostican y buscandolas cosas cuando no las hay, porque puede que las haya”. Para ello,precisamente cobra importancia la autoexploración, ya que las mujeres son lasque mejor conocen su cuerpo.

El caso de Marijose no se detectó así, sino que fue en unarevisión. “No se veía nada y no se notaba nada hasta que se encontró todo”,rememora. Eso fue hace tres años y, después de un año de la última operación,se encuentra más llena de vida que nunca.

Para ella lo más difícil fue la quimioterapia, porque fue “unasensación horrible, un quemarte por dentro… son momentos muy duros. Cuando loves con el tiempo piensas que no es tan difícil, pero lo es” señala, además derecordar que esa quimio también implicó perder el pelo, otro de los momentos duros“porque le estás diciendo a todo el mundo lo que te pasa y pierdes la intimidady el derecho a no decirlo”.

Asimismo, Marijose considera vital que las mujeres, cuandoson diagnosticadas, aprendan a escucharse, algo que ella hizo. Escucharse a símismas porque tienen a mucha gente a su alrededor diciendo lo que hacer y loque no, pero el tener un momento “para estar con nosotras mismas, enfrentarnosa lo que tenemos y superar ese miedo” es tan importante como el acompañamiento.“Tienes que llorar lo que tienes dentro y luego compartirlo con la familia,amigos, psicóloga… pero tienes que tener tus propios momentos, que eso se nosolvida”.

Ella también destaca la figura de la psicóloga del ComplejoAsistencial Universitario y pide, como Ana, que esa figura no se pierda con lajubilación de la actual profesional. Junto a ella, las psicólogas de la AECCque tienen “un trato especial porque están muy acostumbradas a estar connosotras y somos una gran familia”.

Comentarios
¿El resto de canceres? Hace 4 años (19/10/2019 09:26)
Como es posible que solo se recaude dinero para uno en concreto... porque es de mujeres la mayoria? esto no se entiende. Posiblemente detras el meetoo <br/>102
Dia del cancer de protasta Hace 4 años (19/10/2019 09:27)
y los que tienen otros no importan no? <br/><br/>gracias por no ayudar y marginal al resto de gente <br/>155
Ver más