¿Qué es la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo? Síntomas, transmisión, tratamiento, prevención y control

La consejera de Sanidad de la Junta de Castilla y León, Verónica Casado, confirmó este jueves que un hombre de mediana edad permanece ingresado en el Complejo Asistencial Universitario de Salamanca con diagnóstico de fiebre hemorrágica Crimea-Congo, tras haberse infectado por la picadura de una garrapata. Además, indicó que otras nueve personas que tuvieron contacto con este paciente se encuentran en observación

 Crimea Congo
Crimea Congo

¿Qué es la fibre hemorrágica de Crimea-Congo? Según la página web de Sacyl, la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC) es una enfermedad febril leve que puede progresar a un cuadro hemorrágico grave y, a menudo, mortal. Actualmente se considera una enfermedad emergente en países de Europa oriental y una de las enfermedades trasmitidas por garrapatas con mayor extensión a nivel mundial.

Está producida por un virus virus del género Nairovirus (familia Bunyaviridae) transmitido por la picadura de una garrapata infectada, las del género Hyalomma son las más eficientes, o por contacto con la sangre y los tejidos de ganado infectado. La transmisión de persona a persona puede producirse por el contacto con fluidos o excreciones de pacientes sintomáticos o por fómites.

La evolución de esta infección en el ser humano es característica y presenta cuatro fases diferentes: incubación, prehemorrágica, hemorrágica y periodo de convalecencia. Pero estudios serológicos realizados en países endémicos indican que la infección en el ser humano puede cursar de forma asintomática, si bien es difícil establecer en qué porcentaje.

En España, desde 2010 se ha detectado circulación del virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en garrapatas capturadas en la provincia de Cáceres. En septiembre de 2016 se diagnosticó el primer caso humano, asociado al contacto con una garrapata en la provincia de Ávila y un segundo caso en un profesional sanitario que le atendió en la Comunidad de Madrid. En estudios posteriores se ha confirmado la presencia de virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en garrapatas capturadas sobre animales silvestres en municipios de siete comarcas estudiadas de las Comunidades Autónomas de Extremadura, Castilla La Mancha, Castilla y León y Madrid.

Se recomienda reforzar la prevención de picaduras por garrapatas en las zonas de riesgo, difundir información sobre las medidas para evitar la transmisión de la enfermedad, y realizar vigilancia activa de la enfermedad en humanos con el fin de detectar de forma precoz posibles casos y limitar su propagación.

¿Qué síntomas provoca la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo? 

La duración del periodo de incubación depende del modo de contagio del virus. Después de la picadura de garrapata, la fase de incubación es generalmente de uno a tres días, con un máximo de nueve días. El periodo de incubación tras el contacto con sangre o tejidos infectados es normalmente de cinco o seis días, con un máximo documentado de 13 días.

Los síntomas comienzan de forma súbita, en forma de fiebre, mialgia (dolor muscular), mareo, dolor y rigidez de cuello, lumbago, cefalea, irritación de los ojos y fotofobia (hipersensibilidad a la luz). Puede haber náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y dolor de garganta al principio, seguidos de bruscos cambios de humor y confusión. Al cabo de dos a cuatro días, la agitación puede dar paso a somnolencia, depresión y debilidad, y puede aparecer dolor abdominal en el cuadrante superior derecho, con hepatomegalia detectable.

Otros signos clínicos posibles son taquicardia (aumento del ritmo cardiaco), adenopatías (inflamación de los ganglios linfáticos), y erupción petequial (erupción por hemorragia cutánea) en mucosas internas, por ejemplo en la boca y la garganta, y en la piel. Las petequias pueden dar paso a erupciones más grandes llamadas equimosis, así como a otros fenómenos hemorrágicos.

Normalmente hay signos de hepatitis, y los pacientes muy graves pueden sufrir un rápido deterioro renal, o insuficiencia hepática o pulmonar repentina después del quinto día de enfermedad.


La tasa de mortalidad asociada es de aproximadamente un 30%, y la muerte sobreviene durante la segunda semana. Entre los pacientes que se recuperan, la mejoría comienza generalmente al noveno o décimo día tras la aparición de la enfermedad.

En España

La presencia de este virus ya había sido detectada en 2010 en España. Este patógeno fue aislado en garrapatas encontradas en ciervos de distintas fincas de caza extremeñas, en las lindes del río Tajo en la frontera portuguesa. En 2011, el Centro de Control de Alertas del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad elaboró, junto con un grupo de expertos, un primer informe acerca de la situación de este virus en nuestro país.

Transmisión

El virus se transmite a las personas ya sea por la picadura de garrapatas o por contacto con la sangre o tejidos de animales infectados durante la matanza, ya que está presente en ganado bovino salvaje y doméstico como ciervos, ovejas, cabras y liebres. Puede haber transmisión entre seres humanos en casos de contacto estrecho con sangre, secreciones, órganos u otros líquidos corporales de personas infectadas.

Tratamiento

El tratamiento general de sostén contra los síntomas es la principal opción ante estos casos. También utiliza el antiviral ribavirina para tratar la infección.

Prevención y control

Control en animales y garrapatas

Es difícil prevenir o controlar la infección en los animales y las garrapatas, debido a que tanto el ciclo garrapata-animal-garrapata como la infección de los animales domésticos suelen pasar desapercibidos. Además, las garrapatas que pueden actuar como vector son numerosas y están muy extendidas, de modo que combatirlas con acaricidas (productos químicos que las matan) solo es una opción viable en las instalaciones ganaderas. No se dispone de vacunas para los animales.

Reducir el riesgo de infección humana

Aunque se ha desarrollado una vacuna inactivada derivada de cerebro de ratón, utilizada a pequeña escala en Europa oriental, actualmente no hay ninguna vacuna segura y eficaz ampliamente disponible para uso humano. A falta de vacuna, la única manera de reducir la infección humana es la sensibilización sobre los factores de riesgo y la educación de la población acerca de las medidas que pueden adoptarse para reducir la exposición al virus.

Reducir el riesgo de transmisión de garrapatas al ser humano:

  • usar ropa protectora (manga larga, pantalones largos);
  • usar ropa de color claro para poder detectar fácilmente las garrapatas adheridas a ella;
  • usar acaricidas autorizados (productos químicos que matan las garrapatas) en la ropa;
  • aplicar repelentes autorizados en la piel y la ropa;
  • examinar regularmente la ropa y la piel en busca de garrapatas y, en caso de encontrar alguna, eliminarla de forma segura;
  • procurar eliminar o controlar las infestaciones por garrapatas en los animales y en los establos y graneros;
  • evitar las zonas en que abunden las garrapatas, especialmente en las estaciones en que están más activas.

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