La acera del puente de la Universidad se convierte en una senda impracticable durante los días de lluvia y siguientes, debido a que el agua se concentra en la tela asfáltica instalada y genera charcos muy grandes, que hacen que pasar por ahí sea un verdadero peligro o la persona acabe con los pies calados.
De hecho, muchos viandantes optan por cambiarse de lado y caminar por el carril bici que cruza el puente, por lo que la situación es doblemente peligrosa.
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