Las consecuencias de los festejos para celebrar el final del estado de alarma se han podido ver desde primera hora de esta jornada dominical. El botellón celebrado por cientos de jóvenes en la zona de Puente Romano ha traído consigo, además de la indignación de buena parte de la sociedad salmantina, un cúmulo de desperdicios habituales en este tipo de eventos: bolsas de plástico, botellas de cristal y vasos de cachi han sido la estampa que se han encontrado algunos viandantes que han salido a dar un paseo por la zona.
La emoción desatada por el final del estado de alarma se tradujo de forma inmediata en aglomeraciones de personas, eminentemente jóvenes en edad universitaria, en la Plaza Mayor y en Puente Romano. Los veinteañeros iban cargados con bolsas en las que era fácil vislumbrar botellas de alcohol y refrescos. La intención estaba clara: celebrar el fin del toque de queda tras ocho meses de vigencia del mismo.
Si bien es cierto que en la Plaza Mayor los efectivos de la Policía Local y Nacional impidieron que se bebiera con normalidad, no se fue tan eficaz en impedir el botellón en la zona de Puente Romano. Centenares de jóvenes se agolparon en las zonas ajardinadas del río para disfrutar de un botellón masivo que desde el Ayuntamiento niegan que se llegara a producir. De hecho, fuentes municipales informan que agentes de la Policía Local requisaron un total de 14 bolsas y “la multitud se disolvió de forma normal”. No se ha registrado ninguna multa por beber en la calle.
Sea como fuere, la imagen que se podía ver esta mañana en las inmediaciones de Puente Romano era la de numerosos desperdicios propios de un botellón: vasos desechables, bolsas de basura, botellas de vidrio y paquetes de tabaco.
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