GALERÍA | Vecinos de la Chinchibarra en ‘pie de guerra’ por unos okupas
Habitantes de la calle Crisantemos han reportado que no pueden más con el ruido y la suciedad de la calle, ademas de temer por su propia seguridad
Uno de los temas que más ha llenado titulares durante los últimos meses ha sido el de la okupación de casas en todo el territorio nacional. Salamanca no se ha librado de esta problemática, y vecinos de la calle Crisantemos y alrededores han querido transmitir a este medio el hartazgo que sienten ante esta situación.
Desde hace más o menos un año y medio, los habitantes de uno de los barrios más obreros de la capital del Tormes han tenido que convivir con unos okupas en una vivienda de la calle Crisantemos, a la altura del número 13. Y es que la suciedad y los ruidos se han dado rienda suelta en uno de los distritos que, según los propios vecinos, “siempre ha sido muy tranquilo y nunca hemos tenido ningún problema hasta ahora”.
SALAMANCA24HORAS ha querido conocer de primera mano el caos que se está viviendo en esta calle. Muchas personas han dejado de pasar por la propia rúa debido a la suciedad existente en el lugar, dejando los okupas basura como latas de cerveza, bocadillos, chatarra, carritos o incluso juguetes de niños que también viven en la casa.
La vivienda que han comentado algunos vecinos sería supuestamente el tercero de ese bloque, armando ruidos por las noches y a los que no se les habría puesto ninguna solución ante la queja de algunos salmantinos. Del mismo modo, las autoridades policiales han acudido hasta el lugar en más de una ocasión para lidiar con diferentes problemas, como fue el caso del pasado martes, 20 de agosto, donde se personaron en el lugar cuatro efectivos policiales.
Diferentes problemas con los residentes de la zona
Destacan muchos problemas que se han dado con otros residentes, entre ellos, el caso de un contenedor de obras que iba a ser utilizado para una reforma, y que llegaron a usar los okupas para desechar algunos restos de basura propios, entre ellos mucha chatarra.
Y es que según han informado algunos testigos para este medio, en la casa "podrían estar viviendo unas nueve personas, entre ellos unos seis niños" que han llegado a ver jugando en la calle con diferentes juguetes que después han dejado en la propia rúa.
Según ha explicado algún salmantino del barrio: “Crean mucho malestar entre nosotros, es más, también generan mucha suciedad en toda la calle. Esta era una zona muy tranquila hasta que vinieron a instalarse aquí hace un año o año y medio. Yo no tengo miedo porque no se van a meter conmigo, pero imagínate una persona mayor que son los que viven en su mayoría aquí”.
Y es que ahí está el problema según han expuesto, que bastantes personas están empezando a temer por la integridad de sus padres, que muchos superan los 70 años, ante la indefensión de estos, que poco o nada podrían hacer en caso de que hubiera un conflicto.
Otro vecino de la zona ha querido explicar el constante ruido que provocan, donde en ciertas ocasiones han llegado a conducir minimotos produciendo una situación “insoportable ya que no paran. De repente estás tranquilo y suena el motor yendo para aquí y para allá”.
“Utilizan como trastero el rellano de las zonas comunes”
Otro de los residentes del lugar comentaba que están utilizando el propio portal para intereses propios, dejando en muchas ocasiones los carritos de bebé en ellos, impidiendo un uso correcto y comunal de las diferentes zonas, lo que también ha levantado las protestas de los vecinos de los bloques colindantes.
Tal vez el temor social producido por las innumerables ocasiones en la que no se ha podido descansar, ha llegado a crear cierto miedo entre los charros de la zona llegando a temer por su propia familia: “Yo tengo mucho miedo por mi madre y por su casa, incluso ya he llegado a venir cada pocos días para saber que todo está correcto”.
Según ha podido comprobar este medio en la calle Crisantemos, los gritos que provenían de la casa se llegaban a escuchar en las rúas cercanas, lo que ha despertado el interés de algunos vecinos que han querido asomarse a la ventana para ver qué estaba ocurriendo.
“Ha habido noches donde les he escuchado cantar e incluso gritar”
La comparativa con los bancos situados frente a los edificios de la propia calle muestran una gran diferencia tanto en uno de los lados como en el otro, teniendo el del número 13 un estado deleznable si se compara con el anterior.
Otra de las personas que ha querido explicar su versión ha comentado que en más de una ocasión les ha escuchado cantar por la noche, sobre todo en verano, lo que estaba ocasionando que tuvieran que cerrar las ventanas en plena época estival y que provocase mucha desazón en algunas de las casas vecinas.
El gran problema ha venido dándose durante los últimos meses, donde estos comportamientos han aumentado creando un profundo malestar entre los habitantes del barrio de la Chinchibarra que han tenido que llamar en más de una ocasión a las autoridades charras, que se han personado en ese domicilio “llevándose incluso a algún detenido”, según han informado los vecinos.
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