Este domingo, 12 de marzo, se celebra el Día Mundial del Glaucoma, definido como “una lesión irreversible del nervio óptico” motivada por una “elevada presión intraocular, que causa una progresiva restricción del campo visual útil que va afectando a la capacidad de visión”, según manifiesta el Colegio de Ópticos Optometristas de Castilla y León.
Con una detección “complicada” y sin la certeza todavía de que un tratamiento evite la ceguera “silenciosa” a la que va abocando este glaucoma, tanto especialistas como pacientes se aferran a la importancia de la detección precoz para ralentizar el avance de esta enfermedad catalogada de “crónica”, expone Estefanía García, delegada del Colegio de Ópticos en Salamanca.
La detección según Estefanía consiste realmente en “un control de tensión ocular que se puede hacer tanto en la óptica como en el oftalmólogo”. A partir de ahí “habría que ver el fondo de ojo, ya que hay otro tipo de lesiones para ver en qué estadio está el glaucoma y poner el tratamiento adecuado”. Además, al tratarse de una enfermedad “muy hereditaria, sobre todo en pacientes mayores de 45 años y diabéticos”, es primordial preguntar si alguien de la familia tiene un glaucoma, añade.
Una vez detectado el glaucoma y dependiendo de la fase en la que se detecte se podrá aplicar un tratamiento u otro, aunque tal y como advierte la delegada “en los primeros estadios el tratamiento consiste en colirios que ayudan a disminuir la tensión ocular porque en principio la causa que se cree por la que aparece el glaucoma es por una tensión intraocular mantenida durante bastante tiempo. Entonces, el primer tratamiento sería con gotas que más o menos pueden ir ralentizando la enfermedad y evitar que haya mayores pérdidas. Luego también hay tratamientos orales y posteriormente en casos ya más graves habría que aplicar tratamientos quirúrgicos como la trabeculectomía o la trabeculoplastia”.

Entre los tipos de glaucomas existentes, el más agresivo, según puntualiza Estefanía, es el glaucoma agudo. En este caso el paciente sí nota que lo tiene, y por ello asegura que “es motivo más que suficiente para ir a urgencias directamente porque se requiere de cirugía inmediata”. En este caso entre los síntomas que puede percibir el paciente, el principal es la pérdida de visión: “El glaucoma lo que hace es que nos va eliminando la visión periférica, entonces acabamos viendo como a través de una mirilla”.
En las siguientes imágenes se puede ver la diferencia entre un ojo con un glaucoma y un ojo sin un glaucoma:

Cuando se padece un ataque agudo de glaucoma, los síntomas son más sensibles y más fáciles de detectarse a simple vista por parte del paciente, aunque no siempre. Entre los principales signos se destaca “un dolor muy agudo en el ojo, la visión borrosa, la visión en halos, el dolor de cabeza, las pupilas dilatas o incluso las náuseas y vómitos”.
Al tratarse de una enfermedad genética son importantes las revisiones frecuentes en aquellas familias donde ya hay persona con un glaucoma diagnosticado, aunque el perfil de personas que más probabilidades tienen de sufrir un glaucoma es “la gente diabética que utiliza corticoides, los hipermétropes, las personas que tienen los ojos muy pequeñitos o tienen miopías altas, mayores de cinco dioptrías”, informa Estefanía García.
No obstante, matiza también que el glaucoma “no está directamente relacionado con ninguna otra enfermedad de los ojos, y que, por tanto, no tiene nada ver con la miopía, por ejemplo, ya que esos son problemas retroactivos y estos son problemas oculares”.
A nivel nacional son más de un millón de personas las que se ven afectadas, 55.000 en Castilla y León y más de 7.000 en el caso concreto de Salamanca, donde la mayoría son mujeres que lo padecen a partir de los 40 años, aunque también se ha detectado la presencia de un glaucoma infantil congénito de nacimiento.
Isabel Jiménez es otra de las especialistas en esta temática, oftalmóloga en la sección de glaucoma en el Complejo Asistencial Universitario de Salamanca, con quien Salamanca24horas también se ha puesto en contacto para aclarar las siguientes cuestiones:
Respecto a las cifras mencionadas anteriormente, que en Salamanca sean más de 7.000 las personas con un glaucoma diagnosticado es una cifra muy elevada para una ciudad pequeña, algo que según reconoce esta oftalmóloga genera una gran alarma social que se produce porque “el glaucoma es la primera causa de ceguera que no tiene cura. La primera causa de ceguera en el mundo reversible es la catarata que se puede curar”.

En principio, como bien ha alertado Isabel Jiménez, el glaucoma no tiene cura, desconociéndose, de momento, si algún día podría evitarse esta ceguera catalogada como “silenciosa”: “Sabemos que el glaucoma es una neuropatía óptica isquémica. Isquemia quiere decir que hay un componente vascular, lo que pasa es que sobre el componente únicamente se puede utilizar la tensión ocular, entonces sobre la tensión ocular utilizamos un tratamiento médico, y últimamente ha habido mucho avance en el tratamiento quirúrgico, cuando antes sólo teníamos la trabeculectomía que era una cirugía agresiva.
En todas las cirugías se opera siempre para mejorar, pero en la cirugía de glaucoma como produces una reacción inflamatoria que afecta al nervio óptico se opera y se empeora un poco porque siempre se pierden fibras por la reacción inflamatoria que haces al operar, entonces en los últimos años los avances que ha habido son las cirugías MIGS que son cirugías mínimamente invasivas o mínimamente penetrantes. Por tanto, de lo que se trata es de prolongar el tiempo en el que el paciente puede tener una calidad visual, retrasando la evolución hacia la pérdida de visión”, explica.

Además, en el caso concreto de Salamanca Isabel advierte de que hay muchas personas que no tienen diagnosticado el glaucoma, como sucede mayoritariamente en la zona de la sierra de Salamanca, “una zona endémica de un glaucoma que se llama ‘Glaucoma pseudoexfoliativo’ con un tratamiento mucho peor que otros tipos de glaucomas. En esta zona en concreto se ha desarrollado más este glaucoma por su componente genético ya que la sierra fue muy endogámica en el pasado, por lo que prácticamente todas las familias tienen pseudoexfoliativo (de origen genético) y sin diagnosticar además”.
¿Cómo suelen afrontar los pacientes este diagnóstico?
En este aspecto, Isabel admite que los pacientes en lo que se desarrolla esta enfermedad que no viene por genética son más reacios a admitir el problema: “Los pacientes que tienen un glaucoma de familia y saben que su madre se quedó ciega, su abuela era ciega y ellos saben que se van a quedar ciegos son muy conscientes y además se vigilan y saben muy bien cuál es el pronóstico, pero el resto no lo entienden porque nadie de la familia lo tiene y ellos no tienen síntomas y no saben lo que les pasa porque se creen que ve bien”.

Una vez que se les comunica que tienen un glaucoma, ¿cómo se ayuda a los pacientes?
“Cuando es un glaucoma incipiente se requiere solamente que sea muy constante en el tratamiento, una cosa que no hacen porque como no tienen síntomas y además las gotas muchas veces tienen efectos secundarios, ponen los ojos rojos, crecen las pestañas, se produce una pigmentación alrededor del ojo, entonces se lo echan a temporadas cuando les parece.
Las recomendaciones son siempre que las gotas son para toda la vida y que son como las pastillas de la tensión, porque es el único factor sobre que el que podemos actuar en el glaucoma, pero hay muchísimos más factores, genes que están en estudio pero no se ha llegado a ninguna conclusión por lo que estamos en “pañales” y lo único que ha avanzado es la cirugía, que nos permite operar más rápido, incluso a veces antes de poner gotas operamos, pero los pacientes por ejemplo lo llevan muy mal porque no entienden que se tengan que operar porque no notan la pérdida de visión, por eso es una enfermedad muy complicada y se la tilda de ‘silenciosa’ porque te estás quedando ciego y no sientes que te estás quedando ciego”, confiesa Isabel. También asegura que en el Hospital de Salamanca se está operando prácticamente con las “últimas tecnologías actuales como son los MIGS, trabeculoplastia laser, FNP, la trabeculectomía”, aunque reconoce que “siguen faltando medios”.
Finalmente, debido al desconocimiento hacia qué son y cómo afectan los glaucomas, ¿tiene miedo la sociedad a padecer esta enfermedad crónica?
“No porque como es la ceguera silenciosa y no entienden que uno se queda ciego, aunque no tenga síntomas no tiene ningún miedo. Además, es que incluso cuando lo tienen no son conscientes del riesgo, aunque tú se lo repitas una y otra vez”, sentencia I. Jiménez.
Además, hay que confesar que aquellas personas que tienen un glaucoma que no está en estado muy avanzado pueden, y de hecho hacen una vida cotidiana normal donde lo recomendable es “hacerse una revisión oftalmológica y tomarse la presión intraocular”, sentencia.
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