La historia de Alejandro: una vida dedicada al deporte, desde Salamanca hasta Suiza

Se marchó persiguiendo su sueño y lleva ya siete años fuera de su tierra, Salamanca. Destaca que la localidad en la que vive, St-Maurice, le ofrece todo lo que busca: naturaleza, montaña y deportes al aire libre: “¡lo puedo disfrutar con solo hacer 500 metros desde mi casa!”

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Alejandro González es un joven salmantino de 32 años que en 2012 tomó la decisión de marcharse de España. El destino elegido fue Suiza, donde pudo explorar nuevas metas profesionales y conjugarlo a la vez con las posibilidades que ofrece el país de los Alpes.

Después de estudiar Magisterio de Educación Física, Magisterio de Inglés y Ciencias de la Actividad Física en la Universidad Pontificia, Alejandro probó suerte en Valladolid, pero en 2012 acabó dando el salto a Suiza con el objetivo de dedicarse al deporte de alto rendimiento. Aunque no define los comienzos allí como fáciles, sí que reconoce que tuvo la suerte de “tocar la puerta adecuada en el momento adecuado con el perfil adecuado”.

Así, tuvo la oportunidad de adentrarse en un área en la que apenas hay trabajo en España y dedicarse a la preparación física de ciclistas. Lo más difícil, explica, fue encontrar alojamiento: “¡no concebía con mi mentalidad charra que alquilar un estudio pudiera costar tanto dinero!”. Sin embargo, explica que recibió mucha ayuda por parte de la empresa en la que trabajaba, ya que acogían a bastantes trabajadores internacionales.

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Actualmente, Alejandro vive en una pequeña localidad en el Cantón de Valais, llamada St-Maurice, y trabaja desde casa, salvo en los desplazamientos profesionales por toda Europa. Eso le permite disfrutar de las posibilidades que ofrece la región, entre las que destaca “la naturaleza, la montaña y los deportes al aire libre”. Todo, añade, a solo 500 metros de su casa.

También menciona la calidad de vida y la tranquilidad del día a día que ofrece Suiza, un modo de vida que ha podido explorar después de siete años allí. Eso sí, también hay tiempo para recordar Salamanca, de la que echa de menos “la comida, las cañas con los amigos, las salidas en bici con la grupeta del Slmk e ir de pinchos por Van Dyck”.

Sobre el futuro, Alejandro no descarta nada, aunque explica que, por el momento, se siente a gusto en su país de acogida, y es que, “Suiza nos es tan pequeña como parece, aun me queda mucho por conocer”.

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