La historia de la copistería creada por enfermos renales que dio lugar al servicio nocturno de diálisis

Ha dado empleo a personas con minusvalías físicas en una clara apuesta por la integración.

 Ope
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En el curso 1980-1981, cuatro personas con enfermedad renal unían sus esfuerzos para crear una copistería y tener un trabajo. “Éramos jóvenes asociados a la Asociación de Lucha Contra las Enfermedades del Riñón (Alcer) que entendimos que nuestros padres no podían mantenernos más y decidimos constituir esta empresa porque, por nuestra enfermedad, nadie nos cogía, dado que necesitábamos varias horas libres al día para recibir la diálisis”, revela Francisco Hernández, uno de los fundadores, a SALAMANCA24HORAS.

Tres varones y una mujer ponían en marcha la Copistería Ope, ubicada en sus inicios en la plaza de España y situada desde hace 29 años en el paseo de Canalejas. Tras aprender encuadernación, los fundadores tenían la idea de dar lugar a una cooperativa, pero finalmente apostaban por un Centro de Empleo Protegido. El hecho de tener que compatibilizar el oficio con la diálisis incitaba a estos trabajadores a solicitar la creación de un servicio nocturno para dializarse. “Se nos concedió y los cuatro trabajadores fuimos a él. Empezaba a las 20 horas y terminaba sobre las 3 de la madrugada. A las 7 de la mañana ya estábamos en pie para trabajar. Lógicamente, en diálisis nos sentíamos cansados, pero no agobiados, porque teníamos ilusión y nos sentíamos realizados laboralmente”, explica Hernández, ya jubilado, y para el que su empresa significaba y sigue significando integración. “En esta compañía nunca ha existido la palabra ‘jefe’, pues se pone por delante a las personas para que se sientan útiles y se olviden de sus problemas. Aunque suponga un coste económico, primamos las necesidades humanas a la máquina”, señala Francisco.

José Ángel Fraile, también jubilado, es el otro de los cuatro fundadores que sigue vivo. Esta copistería le permitía sentirse como sus amigos: “Empecé a trabajar en ella con 23 años y me aportó una sensación de libertad, pues hasta entonces me sentía marginado y alejado de una sociedad que no quería enfermos renales en sus trabajos. Conseguir el turno de noche fue un alivio para nosotros. Esa lucha conjunta nos unió más y es el ejemplo de que en esta copistería lo que más importa es la integración”.

Actualmente, cuenta con cuatro trabajadores, siendo Filadelfo Martín el más veterano. Lleva 32 años compatibilizando el oficio con la diálisis. Cuando desaparecía el turno de noche, empezaba a realizar horario intensivo por las mañanas para poder dializarse por las tardes. Ahora, con el nuevo servicio nocturno, se abre la puerta a que pueda combinar ambas tareas. “El anterior turno de noche era más duro porque duraba más. Considero un milagro llevar tanto tiempo realizando las dos cosas. Por eso, creo que hay que celebrar estar vivo y todo lo que se pueda”, aconseja a los lectores de SALAMANCA24HORAS. ‘Fila’, como le llaman en Ope, piensa que le debe todo a esta empresa: “Me ha hecho sentirme eficiente. He aguantado tanto tiempo la diálisis porque Ope me genera otras preocupaciones; me ayuda a vivir. Si puedo, no me jubilo”.

Ángel Hernández y Filadelfo Martín

Con Filadelfo Martín trabajan Vicente Arrojo y María Montejo. Los dos tienen minusvalías físicas. Y es que los fundadores de la copistería, en su apuesta por la integración, optaban por abrir el abanico a otros perfiles hace unos años. “Ope me ha puesto en el mundo y me ha permitido formar una familia. Sin esta empresa, ¿qué hubiera sido de mí?”, se cuestiona Arrojo. “Trabajé en otros lugares, pero la idiosincrasia de esta entidad la convierte en diferente”, reflexiona Montejo, que lleva cuatro años en ella.

Al frente de este grupo que llegó a juntar a once trabajadores a la vez, se sitúa Ángel Hernández. Este gestor es el único que carece de una enfermedad crónica o minusvalía porque cuando era contratado, en 2005, no existía en el mercado alguien que cumpliera con los dos requisitos que se buscaban. Sin embargo, ha entendido los principios con los que surgía Ope: “Supone una responsabilidad añadida porque se aleja del habitual concepto de empresa cotidiana. Aquí has de pensar más en los compañeros. Hay que tener siempre en mente un planteamiento: si se cierra, ¿dónde se puede colocar este personal?”.

Vicente Arrojo

En sus casi cuatro décadas de existencia, la copistería ha pasado por momentos económicos delicados, pero los más difíciles de afrontar se producían con el fallecimiento de dos de sus creadores, que por entonces trabajaban en esta empresa. Al año de inaugurarse, con la muerte de la única mujer que componía el grupo fundacional, se estudiaba clausurar esta entidad de la que han formado parte 19 personas.

Ahora, los cuatro trabajadores con los que cuenta y los dos fundadores que continúan vivos desean que las administraciones cuiden más a este tipo de ‘empresas especiales’, pues al abrir sus puertas se descubren grandes historias humanas.

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