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La historia del quinqui muerto a tiros en Aldeatejada que no era quien decía ser

Aquel 5 de abril de 1977 era martes, martes de una semana que a priori no iba a tener mucha importancia ni trascendencia informativa, ya que al fin y al cabo la España post Ley para la Reforma Política se encontraba en plena Semana Santa. La Semana Santa de hace 43 años

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Unos días de asueto, de vacaciones mientras se hablaba en la prensa de amnistía, de que la Comunidad Económica Europea había aprobado un nuevo mandato de negociación con España y del artículo de The Economist que afirmaba que el expresidente Carlos Arias Navarro había ordenado espiar a los ministros de su propio Gobierno. 

Tras la aprobación de la Ley de Reforma Política la inestabilidad en España se había incrementado. Suárez era "el traidor" para la extrema derecha y el hombre que pretendía que el fin del franquismo no supusies el colapso de su régimen político para la extrema izquierda. Atentados de ETA, secuestros del GRAPO, asesinatos de los Guerrilleros de Cristo Rey... Suárez confesaba por entonces a sus allegados su impresión de que algunos preparaban un golpe de Estado; la oposición democrática, agrupada en la Platajunta, publicaba un comunicado llamando a la serenidad a sus seguidores y pidiendo a Suárez que siguiera con las reformas.

Y con estas estábamos a las 07:00 horas de la mañana de aquel 5 de abril del 77 ingresó en el Hospital Clínico de Salamanca un tal Miguel Lizárraga H., de 24 años de edad, que pronto pudo ser comprobado por los médicos de guardia que presentaba una herida de carácter muy grave en su cuerpo. "Herida de bala con penetración por parte exterior del brazo, próximo a la axila y salida por el hombro, con penetración después en la región del cráneo posterior al oído", indicaba el parte facilitado a la prensa.

Residente en Bilbao y natural de Burgos, Lizárraga se debatía entre la vida y la muerte tras ser herido por la Guardia Civil en la carretera de Vecinos, término municipal de Aldeatejada, después de que emprendiera la huida con el vehículo en el que viajaba tras no obedecer las señales del Instituto Armado, en un confuso episodio rodeado de misterio desde el inicio.

"A la espera de que la Guardia Civil facilite información sobre el asunto, parece ser que el herido tiene antecedentes delictivos y en el momento del suceso viajaba en dirección a Béjar, conduciendo una furgoneta DKW que circulaba junto a otros dos coches marca Citroën. Ante la presencia de la Guardia Civil, dichos vehículos, con maniobras extrañas, emprendieron la huida salvo la furgoneta, a cuyo conductor alcanzaron los disparos de los agentes cuando la furgoneta trataba de arrollarlos. Se cree que el suceso está relacionado con algún asunto de contrabando", indicaba la crónica de El Adelanto.

Al día siguiente, la historia cobraba, si cabe, más dramatismo, porque los medios locales, como La Gaceta y El Adelanto, incidían en el pasado del herido. "Miguel Lizárraga H., la persona que ayer resultó herida por los agentes de la Guardia Civil en Aldeatejada está acusado de ser el autor de la muerte de Antonio Casero García, a quien asesinó de dos disparos a quemarropa en Oviedo el 1 de febrero de 1975. Pertenece también a la familia de quinquis de la que uno de sus miembros, Jesús García Romero, fue autor de la muerte del sargento de la G.C. señor Valerio Barriga en 1966", por lo que fue condenado y ejecutado", indicaban.

"Al herido le acompañaba en la furgoneta Amelia G., de 22 años, natural de Pancorbo (Burgos) que convivía con Lizárraga y es hermanastra del asesinado Antonio Casero; y los tres hijas pequeñas de la pareja (...) en la furgoneta fue hallada gran cantidad de ropa nueva confecionada y piezas enteras de tela que habían sido robadas en un almacén de Ciudad Rodrigo. Una peritación posterior ha valorado el hallazgo en torno a las 600.000 pesetas, aunque parece que el propietario habla de un valor de casi dos millones de pesetas (...) Los mismos agentes que hirieron a Miguel lo trasladaron de urgencia al Hospital. La mujer quedó detenida y las tres niñas ingresadas momentáneamente en la casa-cuna del Alto del Rollo, calle Peñafiel. 

Fallece el herido, pero ¿quién es el herido?

Amanecía el Viernes Santo, 9 de abril de 1977 con la noticia del fallecimiento horas antes de Miguel Lizárraga, el quinqui herido en Aldeatejada. Sin embargo, la información seguía su curso y finalmente se destapaba la verdad: Miguel Lizárraga no era quien decía ser. "Escrito y en máquina nuestro reportaje sobre la muerte del quinqui Miguel Lizárraga, obutivmos una valiosa y, al parecer, definitiva información. En efecto, Miguel Lizárraga era un nombre supuesto con el que el quinqui fue abatiado por la Guardia Civil en las proximidades de Aldeatejada", indicaba la crónica de prensa del viernes.

¿Quién era este hombre? Pues era en realidad Juan Rodríguez Rubio, de 26 años, natural de Albacete, sobrino de Jesús García Romero, ejecutado en 1966 por el crimen del sargento Barriga. "Esta identificación ha sido hecha personalmente por la madre natural, Claudia Rubio N. delante del cadáver. Venía utilizando este nombre, que corresponde a otro quinqui que vive en Burgos, desde al año 1972. Con el nombre de Miguel Lizárraga dio muerte a Antonio Casero en Oviedo", publicaba el periodista Pedro Casado.

Misterio resuelto

Y de eso se hablaba aquel fin de semana en Salamanca hasta que una noticia de crucial e histórica importancia lo modificó todo. Suárez decidió dar el paso simbólicamente más importante y, en plenas vacaciones de Semana Santa, legalizó el Partido Comunista de España (PCE) después de cuarenta años proscrito. Con aquella decisión, el suceso de Lizárraga-Rodríguez Rubio desapareció de las primeras páginas de la prensa local.


Comentarios
Hip. Hace 4 años (08/01/2020 09:33)
Muy interesante. Es mejor leer estos artículos y estas historias de quinquis, que la m de ahora.<br/>Seguramente haya más historias de quinquis publicadas hace años. Me encantaría leerlas. <br/>361
Ole y ole y ole Hace 4 años (08/01/2020 12:20)
Salamanca siempre dando personajes excelsos y exquisitos. En el siglo XVI eran los lazarillos y, de un tiempo para acá; quinquis, feriantes y traficantes. <br/>412
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