Era principios de 2019 cuando algunos conductores que circulaban por algunas carreteras de Palencia -concretamente, por la CL-615 y la CL-613 que unen la capital palentina con los municipios de Guardo y Sahagún, este último ya de la provincia de León- se sorprendieron al ver que en la vía, junto a las líneas blancas convencionales, había pintadas líneas verdes.
Unas líneas que no sustituían a las blancas -como sí hacen las amarillas cuando hay obras-, sino que estaban pintadas junto a las mismas, como complementándolas. Rápidamente surgieron las dudas en internet, ya que muchos eran los curiosos que preguntaban para qué servían y por qué solo estaban en unas carreteras.
Esta última pregunta tuvo una sencilla respuesta unas semanas después. Las líneas verdes eran parte de un proyecto pionero de la Dirección General de Tráfico en Castilla y León tras firmar con la Junta un acuerdo en 2016 para establecer medidas y reducir los accidentes automovilísticos.
Estas marcas de colores tenían su origen en países como Suecia y Holanda, donde ya se habían implementado logrando resultados efectivos, puesto que las líneas -verdes, en este caso-, al estar pintadas por dentro de las líneas blancas, producían una sensación de estrechamiento y, por ello, los conductores moderaban la velocidad.
Coincidió además que, en ambas carreteras donde se pintaron esas líneas verdes, también se instalaron radares de tramo, ya que ambas vías compartían características: eran carreteras de largas rectas, sin apenas cambios de rasante y con buena visibilidad pero donde había una gran mortalidad. Así pues, los usuarios de las vías podían identificar las marcas verdes con zonas en las que su velocidad estaba controlada -aunque no coincidía con exactitud- y, por ello, reducían la velocidad en todos los tramos.
Según se recoge en varios medios, el experimento funcionó a la perfección, ya que la mortalidad se redujo en ambas carreteras en torno al 60% y los heridos graves en torno a los 75%, lo que suponía un gran éxito. Sin embargo, por el momento el experimento no se ha extendido a otras carreteras castellano y leonesas. ¿Por qué?
Tal y como ha podido saber SALAMANCA24HORAS, el motivo son la falta de Presupuestos Generales del Estado. El coste de este experimento es de algo más de 235.000 euros, y sin la aprobación de unos PGE -se continúa con los de 2018, aprobados por el último Gobierno de Mariano Rajoy-, no se puede destinar dinero para invertir -además de las líneas, se tienen que colocar diversas señales-.
Eso sí, tal y como confirman fuertes gubernamentales a este medio, “la idea de la DGT es extender el proyecto de Palencia a otras provincias, pero no tenemos seleccionados los tramos”, aunque uno de los mismos podría ser la carretera de Vitigudino.
Y es que la CL-517, entre Salamanca capital y el citado municipio, cumple características similares: está poblada de grandes rectas, la visibilidad por lo general es buena y apenas hay cambios de rasante. Eso sí, la mortalidad sigue siendo alta y, para intentar reducirla, se ha instalado un tramo de radar, el primero de la provincia.
Por el momento, eso sí, en la delegación de la DGT en Salamanca no tienen constancia de que esas líneas verdes vayan a pintarse en carreteras charras, por lo que probablemente haya que esperar un tiempo para ver las marcas en la provincia. Aunque tampoco hay que descartar que en los próximos meses se anuncie la imposición de esta medida para continuar descendiendo la mortalidad en las carreteras españolas.
Tienes que iniciar sesión para ver los comentarios