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​Luis Esteban, comisario jefe de Salamanca, presenta ‘Moroloco’: “Es una novela novedosa desde el punto de vista del narcotraficante y que huye del tópico”

El máximo responsable de la Policía Nacional en Salamanca publica su cuarto libro, que trata el problema del narcotráfico en Campo de Gibraltar. El autor destaca en una entrevista para SALAMANCA24HORAS que cualquier parecido con la realidad “debe ser” ficción, y se congratula porque la situación que relata en la obra se haya revertido tanto en los últimos años

COMISARIO LUIS ESTEBAN 0

¿En qué momento se decide a escribir Moroloco o unanovela de narcotraficantes?

La novela me vino a la cabeza al poco tiempo de estar enAlgeciras, porque ahí descubrí un mundo delincuencial, y mira que llevo añossirviendo a la Policía, que desconocía. Y que además pensé que desconocía lamayoría de los españoles.

Por ello, cuando vi que la situación era novelable, creí quemerecía la pena redactar algo al respecto para dar cuenta de la situación delnarcotráfico masivo que había, porque ahora se ha corregido mucho, en Campo deGibraltar. Y luego la lucha callada y prosaica y diaria que llevaban a cabo lospolicías nacionales desplegados en la zona.

Dice que cualquierparecido a la realidad es ficción, pero la situación sí que es similar.

Lo que es ficticio es el argumento, la trama en sí, y lospersonajes. Tanto el argumento como los personajes están tomados de argumentosy personajes reales, pero ninguno de los argumentos o subtramas se correspondefielmente con lo que ha ocurrido realmente y, en el mismo sentido, ninguno delos personajes es una copia fiel de ninguno de los delincuentes o policías quetrabaja en la zona.

Pero el contexto es absolutamente verídico. Bastanteaproximado al real.

Me llama la atenciónla narración de la novela, que está desde la primera persona de Moroloco, elnarcotraficante, algo que no suele ocurrir.

Es un poco por romper el tono monocorde de la novela. Uno,particularmente, procura escribir siempre la novela que le gustaría leer. Aveces incluso lo consigue, aunque es raro (risas). Otra cosa es que consigaescribir la novela que le gustaría leer a los demás, eso ya es más complicado.

A mí me gusta que las novelas tengan ciertas variacionestanto en el narrador o alternando los tiempos, el pasado con el presente,etcétera. Eso rompe la monotonía y te vuelve a despertar y te vuelve a meter enla novela. Y el hecho de que el narcotraficante hable en primera persona espara ofrecer la perspectiva que ofrece el traficante.

Porque generalmente, en el ‘género negro’, se suele ofrecerel punto de vista en primera persona del policía o de los que luchan contra elmal, y rara vez se ofrece el punto de vista del delincuente. Quería salirme unpoco de los tópicos del género y ofrecer esa versión en primera persona del delincuente.

Uno tiende a identificarse con Moroloco, ya que además de contar susaspectos malos, cuenta las cosas buenas que hace.

Me gusta mucho que me digas eso, porque es justo el efectoque pretendía conseguir. Que el lector se identifique, hasta cierto punto, conel traficante, e incluso que desee que al traficante, no te voy a decir que levaya bien, pero le coge cierto apego. Cuando cuenta las cosas en primerapersona, termina cogiéndole apego.

Y eso se supone que debe provocar al lector cierta luchaética. Cómo puede ser que casi estoy deseando que le vaya bien al traficantecuando este es el que mate, el que delinque, el que trafica… Eso es lo quequería conseguir. Que el lector se sintiese próximo al delincuente y eso provocasealgún tipo de dilema moral o ético.

Ocurre que en estetipo de género, el identificarse con el delincuente suele conllevar que serechace al comisario. Sin embargo, en este caso no existe ese desapego.

Para que un lector o un espectador se identifique con elmalo, una de dos: o el autor no ha estado lo suficientemente hábil; o elespectador o lector tiene seria deficiencias éticas (risas). Lo normal es que,efectivamente, la inmensa mayoría de la gente se identifique con los que,digamos, operan entre las fueras del bien y no con los que operan en elalcantarillado. Pero siempre es interesante ofrecer otra perspectiva. Y es loque he intentado en esta novela.

Centrándonos en el contexto, usted como alguien que havivido allí, ha visto a la población, sobre todo ciertos núcleos, aceptar elnarcotráfico de hachís.

Hay que aclarar que lainmensa mayoría de ciudadanos de Campo de Gibraltar son de una honestidadequiparable a la de cualquier parte de España. Dicho esto, sí que es verdad queen algunos barrios marginales, como El Saladillo, que es el barrio natal deMoroloco; y algunas zonas, como La Atunara, en La Línea, han tenido unarelación intensa con actividades delictivas. No porque sus habitantes tenganninguna propensión natural al delito sino porque sus dificultades económicas,culturales, sociales, etcétera; y luego, esa proximidad de la droga,posiblemente les hayan empujado hasta cierto punto a ello. Pero vamos, concarácter general, los habitantes de Campo de Gibraltar son exactamente igualesdesde el punto de vista ético que los de Zaragoza, Salamanca o Logroño.

Ese rechazo hacía lasFuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, ¿existe de verdad? ¿Hay agresiones?

De hecho, las ha habido. No narro nada que no haya existido.Pero insisto, si uno va a El Saladillo, la mayor parte de sus vecinos sontrabajadores honestos y de moral intachable, o igual de tachable que la nuestra.Pero sí que es  verdad que la minoríadedicada al crimen ahí es más amplia que la minoría dedicada al crimen de LesCorts en Barcelona o de Moncloa en Madrid.

Sí que es cierto que ha habido enfrentamientos duros entrelas Fuerzas de Seguridad en ocasiones, sobre todo en barrios de La Línea de laConcepción, con algunas personas dedicadas al narcotráfico. Desde el punto devista utilitario, es comprensible, porque ellos defienden su modus vivendi, su forma de vida, lo queles pone el pan encima de sus mesas, que es el contrabando de tabaco, dehachís, etcétera.

Entonces, esa minoría sí que es bastante beligerante y oponeresistencia cuando actúan las Fuerzas de Seguridad. Pero insisto, es unaminoría.

En el Moroloco también refleja la corrupción en todos los estamentos del orden. ¿Esreal o está exagerada?

Corrupción existe en todos los estratos de la sociedad, entodos los gremios. Dios, en su infinita y enorme sabiduría, distribuyó a loscorruptos igual que a los buenos, a los listos y a los tontos. En idénticasproporciones en todos los gremios, sexos, nacionalidades…

En el caso concreto de Campo de Gibraltar, ahí la tentación esmás grande. Hay mucho más dinero en juego. Se mueven flujos de dineroimpensables en Extremadura, Castilla y León y en otras zonas de España. Pero hayque dejar claro que el porcentaje de funcionarios, como pueden ser policías oguardias civiles, jueces, fiscales… que sean corruptos, desde el punto de vistaestadístico, es irrelevante. No llega ni al 1%.

Lo que pasa es que ese 1%, para los intereses espurios delcrimen organizado, es muy interesante. Porque no se trata de coger a cualquierpatrullero, se trata de coger a alguien que tenga acceso a las bases de datos. Alo mejor uno o dos policías pueden ser letales para quienes luchan contra elnarcotráfico y una gran oportunidad y una gran ventaja para los que operan.

Pero insisto, es una minoría, se ve continuamente cómo losgrupos de asuntos internos tanto de Policía Nacional como de Guardia Civil,cada x tiempo, efectúan, si se me permite la expresión, una ‘limpia’. Hacepoco, por ejemplo, cayó detenido, y ojo, presunción de inocencia hasta que sedemuestre lo contrario, un capitán de la Guardia Civil. Nada más y nada menosque el jefe de la Policía Judicial de la Guardia Civil en Campo de Gibraltar.

Eso, que por un lado puede suponer cierto desasosiego paralos ciudadanos, hay que mirarlo desde la otra óptica. La propia Guardia Civil,al igual que la Policía Nacional, que también tenemos nuestros garbanzosnegros, genera los propios anticuerpos para luchar contra estos indeseables.Pero siempre presunción de inocencia.

También habla de lacorrupción política, que igual es más conocida entre los ciudadanos.

Es una licencia literaria. Los políticos, que tienen tambiénsu pequeño porcentaje de corrupción, como el resto de los ciudadanos, porquelos políticos no salen de Marte, sino que son nuestros hermanos, primos o novias;ese pequeño porcentaje de políticos corruptos, la verdad es que no tienenrelación con el narcotráfico. Los políticos que tienen a delinquir se meten enandurriales distintos a los del             hachís o la cocaína.

Quizá eso ocurra más enotros países como Sudamérica.

Sí claro. El libro describe cierta situación existente.Ahora ya, si me permites, tendré que reconocer que la situación ha cambiadodrásticamente a bien. Pero esa corrupción que existía y existe, que estájustificada que nos asuste, no tiene comparación con la que existe en México,Brasil o Colombia.

En España, incluso en los peores momentos del narcotráfico,en los más álgidos del narcotráfico en Campo de Gibraltar o Galicia, siempre hafuncionado el Estado de Derecho. La Policía ha actuado, ha detenido a losmalos, los ha puesto a disposición judicial, se ha dictado sentencia y se hacumplido sentencia. Esto ha ocurrido siempre. Y quien se dedicaba alnarcotráfico, ahora y antes, caía y pagaba su pena. Ha estado plenamente elEstado de Derecho.

Lo que ocurre es que, para los ciudadanos, igual lapercepción era distinta. Tú te vas con tu hija a la playa de El Rinconcillo, enAlgeciras, o a la playa de Levante en La Línea y ves cómo están alijando aplena luz del día 3.000 kilos de hachís y, francamente, tú sientes que el Estadode Derecho flaquea. Cuando ves que están atropellando a policías nacionales losmalos en su huía, a guardias civiles, causándoles heridas, cuando ves tiroteosen tu comarca mucho más de lo habitual, tú sientes que el Estado de Derechoflaquea.

Pero lo cierto es que los fundamentos del Estado de Derechonunca han flaqueado. Bien es cierto que la convivencia era difícil. Y una vidanormal en Campo de Gibraltar podía ser más difícil compara con otras zonas delpaís. Ahora sí que es verdad, y esto es importante resaltarlo, que de un par deaños a ahora esto ha cambiado sustancialmente. Porque el Estado ha adoptado unaserie de medidas inteligentes, razonables y comedidas, como el incremento derecursos humanos y de recursos materiales, mejora de los protocolos, de lacoordinación de las FCSE… que han dado como resultado, incluso mucho antes delo que pensábamos, que se haya revertido la situación completamente.

Cuando antes podían estar entrando en Campo de Gibraltarcada día cuatro o cinco lanchas con 2.000 o 3.000 kilos de hachís, ahora no sélo que estará entrando, pero no creo que esté entrando una lancha a la semana. Muchomenos, posiblemente. Se ha reducido drásticamente la entrada de hachís, eso esun hecho incuestionable.

Pero eso no quiere decir que la cosa haya cambiado de formaestable y se vaya a quedar así. El crimen organizado flaquea, se esconde,cambia de lugar, de zona de actuación, pero está permanentemente activo. Y esazona (Campo de Gibraltar) es especialmente propicia para que el hachís eincluso la cocaína entren, porque es la zona de Europa que está más cerca deMarruecos, que es el mayor productor mundial de hachís. Eso hace que ellos (lostraficantes) corran mucho menos riesgos con 20 o 30 millas náuticas que sitienen que hacer 150 para ir a Huelva o Málaga. Además hay un 30% de paro en lazona, que eso no ayuda a que la gente busque trabajos honrados. Tampoco digoque sea una justificación, pero es un factor más a tener en cuenta.

Y luego, la relación que ha habido entre determinadossectores marginales de Campo de Gibraltar y el contrabando con la coloniabritánica, de café, azúcar y penicilina hace muchos años; luego ya fue eltabaco y, al igual que ocurrió en Galicia, se aprovecharon esas redes y esaestructura logística para meter el hachís y, más adelante, la cocaína.

Todos esos factores logísticos hacen de campo de Gibraltarun caldo de cultivo idóneo. Ahora el Estado le ha dado la vuelta a la tortillacompletamente. Pero hay que estar siempre alerta porque es una zona muypropicia para que se reproduzca nuevamente el fenómeno del narcotráfico.

En los últimos años tambiénse ha producido un cambio en la legislación, viene reflejado en el libro. Aunasí, ¿se debería seguir endureciendo para que los grandes narcos no salgan tanimpunes?

Yo no diría que salen impunes. Nosotros, como paísdemocrático, tenemos que conciliar una seguridad ciudadana y una justiciaoperativa con la presunción de inocencia, con el principio de legalidad, con elderecho a un juicio justo, con el fin rehabilitador de la pena, que estáconstitucionalmente garantizado… Conciliando todos esos factores, España es unpaís muy seguro, no sólo en lo relativo al narcotráfico sino en general; yEspaña es uno de los países de la Unión Europea con mayor ratio de presos enrelación al número de habitantes, con una tasa delincuencial por debajo de laUE. Por lo tanto, somos un país que, desde el punto de vista punitivo, somosseveros y somos estrictos.

Yo luego entiendo que cada ciudadano tiene su percepción yyo la respeto y, en mucha medida, la puedo compartir. Se han tomado decisionesjudiciales muy inteligentes y que han dado buenos frutos, como el declarar las ‘narcogomas’como bien de ilícito comercio y, por tanto, bien de contrabando, que nos facultadetener y poner a disposición judicial a quien las guarda, las custodia, laspilota, etcétera. Eso, para ellos, ha sido un obstáculo operativo muyrelevante.

¿Qué haya que aumentar las penas o no? Yo soy PolicíaNacional, y debo mostrar una escrupulosa neutralidad en todos los temas quepuedan tocar aspectos políticos.

Pero también eslicenciado en Derecho.

Sí, por eso he hecho un poco una perspectiva de cómo creoque está la situación ahora mismo desde el punto de vista penal. La Policía yla Guardia Civil pueden proponer, a través de determinados conductos y conmucho cuidado, determinadas mejoras en las leyes procedimentales. Pero quecorresponda penar más o menos a los narcos, no soy yo quien debe decirlo. Tengomi opinión, pero son nuestros legítimos representantes elegidosdemocráticamente quienes deben de decirlo.

También se toca eltema de la prensa. ¿Metemos mucho las narices en ciertos asuntos?

Que metéis las narices es cierto y, además, es vuestra obligación.El periodismo se tiene que meter de lleno en todos los temas. ¿Meter la pata?Ocurre que hay una lucha de amor odio entre las Fuerzas de Seguridad y laprensa. Porque nosotros tenemos que conciliar dos circunstancias que, a veces,son difícilmente conciliables: la debida reserva de nuestras investigacionescon el derecho a la información que también está constitucionalmente previsto yprotegido.

Vosotros siempre aludís, y tenéis razón, a ese derecho a lainformación. Y es el que siempre os ampara para realizar vuestro trabajo y elque nos ampara también a nosotros para dar ciertas informaciones a la prensa. Peroclaro, debemos hacer convivir esa obligación con la debida reserva de nuestrasinvestigaciones. Por eso, entre periodistas y policías siempre hay esa relacióna veces ambivalente.

¿Y somos demasiadosensacionalistas?

Eso es evidente, pero claro, es que también, ¿podéis hacerotra cosa? En la actual coyuntura económica, con los diarios digitales, que osfinanciáis económicamente a través de la publicidad, que es tanto mayor cuantomás clics conseguís; los de papel, que tienen que vender papel, y vosotrostenéis que vender clics. Y para eso hay que llamar la atención de un lector quetiene para elegir entre una cantidad ingente de rotativos que antes no tenía. Anteshabía cuatro o cinco periódicos de alcance nacional y punto. Ahora, si sumaslos digitales y los de papel, ¿cuántos hay? No sé, si es que son decenas,decenas y decenas. Claro, entiendo que, en esa lucha por la supervivencia, uno,dentro de la ley, hace lo que buenamente puede (risas).

Turno ahora para lospersonajes. ¿Cuánto de Luis Esteban hay en Moroloco y cuánto en el comisarioZabalza?

En Moroloco, nada (risas). Hay un truco narrativo que utilizanalgunos autores y es que, alguno de los pensamientos que ellos puedan tener,los ponen en boca del malo del libro, por lo que siempre se pueden desvincular,ya que es como si lo dijera el malo, no yo. Alguna de las cosas que dice igualsí que tiene una remota coincidencia con algún pensamiento mío. Pero vamos, engeneral, estoy mucho más del lado de Zabalza que de Moroloco.

Pero no soy ninguno de los dos, ni mucho menos. Además, enprevisión de que alguno pudiera pensar que yo me había erigido en protagonistaa través de Zabalza, hago aparecer un personaje que se llama Luis JavierEstévez. Yo me llamo Luis Jesús Esteban, que hay una similitud fonéticaevidente, y es el verdadero titular de la plantilla y que está de baja pordepresión y, por tanto, se quita de en medio. Un truco narrativo para dejarbien claro que yo no soy, ni de lejos, el protagonista de la novela.

El protagonista de la novela está inspirado en muchas cosaspero, principalmente, en un compañero más antiguo que yo, porque tengo muchaadmiración y mucho respeto como profesional y como persona.

Sí que pinta apolicías entregados a la causa, que se desviven por ella. Si bien es cierto queMoroloco habla de tres tipos de policías. ¿Los hay como tal?

Moroloco habla de tres tipos de policías pero no dice cuántoporcentaje hay en cada uno de los tres apartados. Una de las cosas de las queyo me he sentido más satisfecho y que me han renovado, aunque siempre he estadomuy orgulloso de ser Policía Nacional y nunca he perdido la vocación, pero mela ha renovado y me la ha multiplicado el encontrarme con una plantilla de laPolicía en Algeciras y en Campo de Gibraltar ejemplar. El nivel de entrega, decompromiso, de arrojo, porque hay ocasiones en las que el funcionario se estájugando la vida. Lo que he visto ahí es, francamente, admirable.

Y esa es una cosa que he intentado manifestar en la novela yque intento manifestar siempre que hablo con la prensa. Porque lo que es, es, yhay que poner en valor las partes buenas que tiene cada institución. Es verdadque hay un pequeño porcentaje corrupto, sí, pero es muchísimo mayor elporcentaje de policías entregadísimos a su profesión.

Y en el caso de Campo de Gibraltar, hay compañeros que hanrecibido tiros y, en el mismo día, siguen patrullando. No les han herido,evidentemente, pero muestra un arrojo y una dedicación envidiable. Lo que hevisto en la plantilla de Algeciras, no sólo en el tema de narcotráfico, sino enel tema de la brigada de información y en el tema de gestionar el maremágnum dela inmigración ilegal, que hay temporadas en las que es absolutamentedesbordante… Y sin embargo se entregan, vienen, hacen horas extra sin pedirrecompensa ni que se les resarza. Hay una unidad y un sentido de vocación y deservicio a España que es admirable.

Moroloco y Zabalzacomparten entre sí ciertas características, tanto personales comoprofesionales.

Los dos comparten una característica fundamental: el amor asu familia. Aunque uno de los dos es bastante más proclive a experimentar fueradel hogar. Y los dos son magníficos profesionales en lo suyo. Por eso la luchaentre los dos es una lucha titánica. Si enfrentamos a un gran profesional de laPolicía con un delincuente chapucero, digamos que hay poca chica narrativa. Lo buenoes enfrentar a dos fantásticos profesionales, cada uno en su rama. Evidentemente,en cuestiones éticas no son comparables. Uno es de una moralidad ética intachabley otro es un perfecto sinvergüenza.

La novela,personalmente, me recuerda a la trilogía de Don Winslow que comienza con El Poder del Perro.

De hecho, en el arranque, cuando me puse a escribir lanovela, me vino a la cabeza El Poder delPerro, que también me lo he leído. Y de forma natural me surgió un arranqueun poco parecido en el estilo lingüístico. Que fuese muy directo, evitandocircunloquios y florituras literarias, también un poco yendo al grano.

Desde el punto de vista estilístico he intentado que fueseuna prosa austera, entendible, correcta. Un poco, un ‘toreo lento’.

Y con lenguaje de lazona y del gremio, pero completamente explicado.

Sí, con argot de la zona. He intentado que argumentalmentefuera una novela movida, rápida; y que el estilo fuera un poco, utilizando unsímil taurino, un ‘toreo lento’. Más acompasado. Procuro cuidar el uso de laspalabras, el uso lingüístico. En fin, soy bastante obsesivo con eso y no sé silo consigo, pero al menos lo intento (risas).

Usted, conexperiencia televisiva, ve capaz que esta novela sea carne de serie o película.

Ojalá (risas).

Ahora estántriunfando series y películas de este género.

Es una buena pregunta esa, porque algún editor te dice, y noha sido este caso, que escribas pensando en una película, que pueda serextrapolable. Yo creo, francamente, que eso es un error. A lo mejor es un granacierto desde el punto de vista económico, porque si sale una película y esexitosa, has triunfado.

Pero desde el punto de vista literario, es un error que,además, se está cometiendo muy a menudo. Yo observo que hay novelas que elargumento es muy movido, muy trepidante, está muy bien… pero claro, eso no esuna novela. Eso es un guion de cine, donde no se cuida el estilo, no se cuidala pureza del lenguaje, donde se abusa del tremendismo, del efectismo… Sonnovelas fórmula que fácilmente extrapolables al cine, pero desde el punto devista literario son pobres.

Y yo lo que quiero escribir es una novela. Si quisieraescribir un guion de cine, lo haría de otra manera. Pero sí que hay grandesnovelas, y no digo que la mía lo sea, que son extrapolables al cine.

Por si acaso, losderechos estarán reservados.

Si te soy sincero, no sé muy bien cómo va esto. Firmas uncontrato con la editorial, y ella puede vender los derechos para que la novelasea llevada al cine, y a ti te corresponde el tanto por ciento que tengasfirmado que, francamente, no me acuerdo cuál es (risas).

Ya que hemosmencionado El Poder del Perro, no séLuis Esteban tendrá El Cartel.

Dependerá de la acogida que tenga entre los lectores. Unescritor, incluso no profesional como soy yo, siempre tiene un par de novelasgerminando dentro de la cabeza. Si tuviese una buena acogida entre los lectoressí que tengo alguna idea para hacer una secuela de Moroloco. Y, si no, nos iremos por otros derroteros.

Entonces, sí que LuisEsteban va a publicar un quinto libro.

Siempre digo que no. Siempre lo digo después de escribir unlibro, porque exige mucho esfuerzo. Sobre todo para quien tiene otra profesiónque también es muy exigente en términos de horas y de dedicación personal. Unanovela es muy exigente, y lo hago siempre en detrimento de las horas de sueño. Cuandoacabo digo siempre, se acabó, ya no escribo más.

Luego claro, dejo pasar unos meses y empieza a picarme elgusanillo y, al final, vuelvo a entrar al trapo (risas).

A todas esas personasque tengan dudas de si leer Moroloco,que le diría para que se anime y compren la novela.

En primer lugar, he intentado huir de los tópicospoliciales. La novela policiaca es un género muy característico que cuenta conuna serie de sobreentendidos y de pactos tácitos entre el lector y el escritorque se repiten bastante. Es un género muy tópico, y yo he intentado huir de lostópicos de la novela negra.

En segundo lugar, yo no he leído ninguna novela que trate eltema del narcotráfico en el Campo de Gibraltar. Y es un tema muy interesanteporque lo que ha existido allí, y sigue existiendo aunque en menor medida, elclima, el entorno, ese microcosmos, ese ecosistema del crimen organizadoenraizado en la zona que existe en Campo de Gibraltar no tiene parangón ni comparaciónposible con otra parte de España ni de Europa. Y eso está aconteciendo dentrode nuestras fronteras. Cuando lo conocí, me resultó una realidad apasionante.

Y yo creo que, en ese sentido, es una novela muy novedosa yque huye del tópico. Es lo que puedo decir (risas).

¿Cree que en Campo deGibraltar va a gustar?

Creo que va a interesar. Sé que interesa en Campo deGibraltar. Hay una anécdota muy curiosa, y es que visité la cárcel deBotafuegos (Algeciras) con el director de la prisión, y me dijo en labiblioteca que el libro que más se leía era LaReina del Sur, que es la historia de una narcotraficante. Así que lo mismo,por el lado de los narcotraficantes, igual interesa algo.

Yo sé que va a interesar, porque está aludiendo a unproblema directamente relacionada con su zona. Espero que no se sientanofendidos, porque no pretendo ofender a nadie, y espero que todo el mundo tengala, digamos, caridad intelectual de entender que todo lo que dice el narradoromnisciente o los protagonistas no ha de corresponderse ni con la realidadestrictamente ni con lo que piensa el autor.

Si no que como sedice tanto al principio como al final, cualquier parecido con la realidad, es ficción.

Debe serlo (risas).

Comentarios
prometeo Hace 4 años (17/09/2019 08:51)
Los dos primeros capítulos de la novela, colgados en internet, prometen. <br/>1916
compañero un abrazo de un jubilado de.P.N. Hace 4 años (17/09/2019 08:17)
una gran persona.un gran profesional de la policía.eso si desde su atalaya cuando se reuna con los mandos politicos de la policía (low cont).le cuente la realidad.social.economica y social...donde el factor humano y profesional solamente lo duda los políticos que siempre ( mas de 40 años) menospreciado.maltratada por los SOCIATASPEPEROS.con un sueldo 30/100 menos que las policias autónomo y locales.la jubacion a los 65 años con 1200? mas el 30/100 de cada medicamento.esta es la realidad. <br/>5162
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