Local

​El matrimonio insultado en Santa Marta al volver de trabajar teme más represalias: "Si saben que tenemos perros, sabrán más cosas de nuestra vida, pero no nos van a amedrentar"

Este vecino de la localidad trastormesina, que junto a su pareja trabaja en el CAMP de La Salle, lamenta que haya “gene hipócrita que aplauda a las 20 horas y luego se dedique a insultar a los que vienen de atender a otras personas”, y pide “cortar de raíz” a los nuevos ‘policías de balcón’ que se han convertido en “justicieros” sin derecho

Avenida Antonio Machado Santa Marta (4)

El pasado lunes por la noche, Manuel y su pareja regresabana su casa después de una dura jornada de trabajo en el Centro de Atención aPersonas con Discapacidad Psíquica (CAMP) de La Salle cuando, llegando a sudomicilio, situado en Santa Marta de Tormes, comenzaron a recibir insultosdesde una ventana de la avenida Antonio Machado.

Eran dos personas que incluso podrían ser vecinos de Manuely su pareja, aunque este trabajador de la Junta comenta a SALAMANCA24HORAS queno los puede considerar como tal después de la horrible situación que le tocóvivir.

Manuel no sabe si todo sucedió por ser Lunes de Aguas o porqué exactamente, pero no hubo ninguna provocación, según señala. “Veníamos detrabajar, de un turno duro, y volvíamos con nuestra bolsa del trabajo,perfectamente sellada, y la del bocadillo. Y no sé si se pensarían que veníamosde celebrar el Lunes de Aguas, pero vamos, que casi a las doce de la noche, nilos más descerebrados estarían volviendo”, explica.

El caso es que, ya llegando a su domicilio, comenzaron aescuchar diversos gritos. “Nos llamaron sinvergüenzas y caraduras, y nos dijeronque encima sacaríamos a pasear a los perros, porque tenemos dos”. Pero la cosano quedó ahí, y es que tras que la mujer de Manuel les preguntase que dóndeestaba el problema, que ellos venían de trabajar, “continuaron los insultos,subiendo incluso el tono a amenazante”.

De hecho, este vecino de Santa Marta relata que el tono enocasiones era “machista y grosero”, ya que se dirigieron a su mujer con laexpresión de “¡qué contenta va mi niña!” cuando esta confirmó que sí, que ibana sacar a pasear a sus mascotas “porque es su derecho”.

Manuel lamenta que esa gente haya atentado contra sulibertad, porque “nadie les ha dado derecho a meterse en mi vida. Que llamen ala Policía o al juez o a quien quieran para quejarse de mí, pero que no atentencontra mi libertad”. De hecho, el que terminó llamando a la Policía fue el propioManuel, recibiendo el apoyo y la comprensión de los agentes, que tomaron notade lo sucedido.

“No me planteaba hacer ninguna denuncia, pero ahora sí. Hehablado con mi abogado y ahora lo haré tanto con la Policía Local de SantaMarta como con la Guardia Civil, porque creo que deben identificar a los radicalesque tenemos viviendo entre nosotros y que, si son capaces de esto, no sé qué máspueden venir a hacernos”.

Un liberado sindical que ha vuelto para luchar contra elcoronavirus pero que no es “ningún héroe”

Se da la circunstancia, además de que Manuel ha sidoagredido, verbalmente en este caso, por realizar un trabajo que él solicitóvoluntariamente. Y es que desde hace años es liberado sindical por ComisionesObreras pero, una vez comenzó la pandemia del Covid-19, pidió reincorporarse asu puesto para ayudar en todo lo posible.

Su puesto está asignado en otro centro, en este caso demayores, de la Junta. Pero, dada la situaciónactual del CAMP de La Salle, le pidieron que si podía integrarse en esa plantilla,algo que no dudó en aceptar, puesto que también su mujer trabaja en dicho lugar.

“Mi responsabilidad es estar donde haga falta, y no pidoningún reconocimiento por ello, porque ni soy un héroe ni lo quiero ser. No meapetece que me aplaudan, sino que me respeten. Lo único que pido y exijo esrespeto absoluto y que se persigan estas agresiones, porque no me parecenjustificables de ningún modo”, asegura.

Y es que tanto Manuel como su pareja se vieron atosigadospor unos ‘policías de balcón’ que se están erigiendo como “justicieros”, algoque es muy peligroso para la sociedad “y que se debería cortar de raíz”, porquesi no se entrará en una dinámica que ya se está desarrollando “y que dabastante miedo porque recuerdan a patrones pasados que sucedieron en este paísy que no deberían repetirse. Pero somos los únicos animales que tropezamos unay mil veces con la misma piedra”, lamenta.

Sea como fuere, lo que no entiende es que tenga que explicara unas personas que están apostadas en su ventana “y que quieren saber de dóndeveníamos y a qué sacamos a los perros. ¿Pero a ellos qué les importa?”,insiste, recalcando que lo que sufrieron tanto su pareja como él fue “unaagresión en toda regla”.

“Cualquier tipo de agresión hay que denunciarla, porqueesa gente sobra”

Este trabajador ha decidido que lo mejor es denunciar porque“los presuntos delitos no se pueden callar, y cualquier tipo de agresión hayque denunciarla siempre”. Además, muestra su dolor porque en un lugar “tanmulticultural, multirracial y étnico como es Santa Marta tenga este tipo de seresentre sus habitantes, porque la gente así, aunque sea poca, sobra”.

Una gente que, igualmente, alardea de hipocresía, “porqueson los primeros en salir a aplaudir, como ellos mismos dijeron. Pero salir aaplaudir y luego insultar a los que vienen de trabajar es hipocresía”, reitera.

Manuel, que no ha querido entrar en descalificaciones “porquete pones a su altura y es peor”, lamenta la dinámica de la sociedad, que haentrado “en una espiral de agresividad que no se puede seguir permitiendo”. Él,por su parte, seguirá denunciándolo cuando le ocurra, y cree la gente que leinsultó tiene dos opciones: o disculparse sinceramente o asumir las consecuencias.

Teme que puedan sufrir más represalias “porque si sabenque tenemos perros, sabrán cuál es nuestro coche”, pero afirma que no se van aamedrentar

Este trabajador destaca todas las muestras de apoyo, solidaridady cariño que ha recibido desde que dio a conocer lo que le había ocurrido, peroel dolor que siente ya está ahí. Un dolor que “no se puede explicar” y que leha hecho pasarse la noche en vela, ya que se une a la pérdida de su padre,producida hace pocas semanas. “No hemos podido ni despedirlo, y cuando loincineraron sólo pudieron estar dos hermanos míos, ni siquiera mi madre. Y meduele mucho que los mismos que aplauden a las ocho de la tarde en memoria detodas estas personas ahora sean los que me insultan”, apunta.

Por el momento, y pese a que lleva yendo desde que comenzóel estado de alarma junto a su mujer a trabajar en el mismo coche (autorizadospor la Policía y con medidas de seguridad como ir uno adelante y otro atrás ycon mascarillas), ya que comparten centro de trabajo y turno, sólo este pasadolunes recibieron insultos y amenazas.

Desconoce si se repetirán con el paso de los días o lasituación incluso irá a más, porque “al igual que conocen mis perros,seguramente conozcan mi coche y a nosotros”. Así, Manuel reconoce tener “ciertomiedo” a alguna represalia mayor por denunciar públicamente lo sucedido, perotambién afirma que “no nos van a amedrentar”.

Es más, asevera que, si vuelve a ser increpado, llamará a laGuardia Civil para que localicen a estar personas porque, aunque sabe la calle,el portal y el piso, no sabe quiénes son. “Me habré cruzado mil veces conellos, pero cada uno es libre de vivir su vida. Aunque ellos saben más de lamía que mi propia familia”, añade, afianzando que él seguirá saliendo “con lacabeza alta y que hago lo que tengo que hacer respetando a la gente”.

“Pensaba que esto sólo se daba en las grandes ciudadesdonde se ha deshumanizado el trato, y no quiero que esta peste se expanda a mientorno”

“Hablamos mucho de las leyes que protegen a la gente, a sulibertad y a sus derechos. Y ayer se atentó contra ambas y contra mi honor, yespero unas disculpas sinceras”, prosigue Manuel, quien explica que él tienemucha capacidad de diálogo y que garantiza ser muy comprensivo, si bien no serácómplice de estos “ultras” y que, de no recibir ninguna disculpa, moverá elasunto “hasta donde sea”.

Porque este santamartino pensaba que estos hechos “sólo sedaban en las grandes ciudades donde se ha deshumanizado el trato”, pero ha podidocomprobar directamente que no, “que te puede pasar a la puerta de tu casa convecinos con los que llevas conviviendo 30 o 40 años”. Un peligro y una “peste”para la sociedad que él no quiere que se expanda a su entorno “ya no por mí,sino por toda la gente que se está dejando el alma e incluso la vida paraproteger a toda la sociedad”.

Manuel incluso refleja que “en el caso de necesitar miayuda, la tendrían, porque yo no juzgo a nadie por nada, ni por ideas, religióno raza, y todo el mundo recibirá mi ayuda incondicional siempre, no lo sé hacerde otra manera”. “Pero cuando te pisan el callo, por instinto, saltas. Y aunqueme contengo muchas veces, con estas cosas soy muy beligerante”.

“Los usuarios del CAMP sí que son héroes. Son gente quede verdad merece la pena”

Si Manuel ha conseguido salir del dolor, de la rabia y de laimpotencia que incluso le hicieron llorar tras los insultos y amenazas fueporque pensó en todos los usuarios del CAMP de La Salle, donde casi 35 personashan dado positivo en Covid-19 y han fallecido tanto un trabajador como dos residentes.

También gran parte de la plantilla está de baja, motivo porel que Manuel se incorporó allí pese a no tener su puesto en dicho centro. Unasbajas evitables ya que “no se tomaron medidas hasta 15 días después”, cuando yael centro estaba confinado y los usuarios, aislados.

Unos usuarios que “te muestran un cariño y un saber estarimpresionante” y que “sí que son héroes. Gente que de verdad merece la pena” yaque, pese a todas sus necesidades, como rutinas, ha sabido a adaptarse “acambios de habitación, de cama, de módulos para poder estar aislados…”.

“Algunos no pueden salir y están en sus habitacioneslas 24 horas del día y, aún así, son adorables. Por ellos sí que merece la penaesforzarse y trabajar, y no son ellos los que deberían de estar señalados porhaber contraído una enfermedad”, sentencia Manuel, quien no duda en que seguirárealizando su labor como hasta ahora. 

Comentarios
Adelante Hace 4 años (22/04/2020 00:36)
Es la sociedad que tenemos desgraciadamente que como tanto estamos cansados de repetir son hipócritas por naturaleza, por delante sonrientes y falsos t por la espalda te apuñalan, te hacen tener miedo desgraciadamente pero valor y denunciarles <br/>303
Pensad un poco Hace 4 años (22/04/2020 01:21)
Por favor, dejen a la gente hacer su trabajo y no se metan en la vida de nadie <br/>Los que aplauden y luego insultan es de no tener cabeza<br/>A partir del lunes empezarán a insultar a los que salgamos con niños,creo que somos lo suficientemente adultos para controlar los impulsos!!!!<br/>No somos bebés <br/>302
Ver más