En los últimos tiempos nos hemos acostumbrado a la escasez de los productos en los supermercados. Primero fue la pandemia la que dejó vacíos los estantes del papel higiénico, ahora tras la guerra entre Ucrania y Rusia es el aceite de girasol la que comienza a flaquear en los supermercados.
El miedo a quedarse sin este producto es el que está haciendo que los consumidores arrasen con el aceite, obligando a los dependientes del supermercado a establecer un máximo de litros a comprar por persona.
Racionar la compra, es según la OCU un “grave error” puesto que puede estar generando un alarmismo que no es real. No obstante, el pánico no debe de cundir puesto que hay alternativas al aceite de girasol como el aceite de soja, de coco, de colza, el cacahuete, el aguacate o la mantequilla.
Otro de los productos por los que se teme su escasez es la harina de trigo, importada también desde Ucrania que puede sustituirse por la harina de quinoa, de arroz, de castaña o de avena.