Buscarse la vida para ser feliz. Este es el principio que llevaba a Kwame Owusu a emigrar a España en 2017, cuando tenía 16 años y abandonaba su ciudad natal, Kumasi (Ghana). “Primero fui a Libia a trabajar de albañil, pero las condiciones eran malas, pues mi objetivo es ser feliz y mi pensamiento sobre la economía se basa en que el dinero que se consiga hay que destinarlo a personas pobres. Me siento mal cuando la gente no tiene comida, pues quiero ayudar a los demás. Entonces, decidí viajar a España. Mi familia se mostró feliz con mi idea”, cuenta a SALAMANCA24HORAS. Tras cruzar Burkina Faso, Níger, Libia, Argelia y Marruecos a pie y en coche, un barco le hacía llegar a suelo español. Málaga, Barcelona, Huelva, Cartagena y Madrid eran, por orden cronológico, los lugares por los que pasaba hasta asentarse en Salamanca en octubre de ese mismo año.
El Centro de Acogida de Menores Los Molinos del Tormes es su hogar desde entonces. Allí empezaba a mostrar dotes con la pintura, lo que conducía a sus educadores a inscribirle en una academia para que perfeccione su estilo y a exponer, junto a Salamanca Acoge, 16 de sus cuadros durante el presente mes de abril en el bar El Rastrel Etic Café, situado en la calle Grillo.
“La pintura es un hobby que heredé de mi padre, que es pintor. A su vez, él aprendió a ser artista gracias a mi abuelo, escultor”. Este ghanés empezaba a pintar en el garaje de su casa mientras ayudaba en las tareas domésticas y en el cuidado del huerto y de los animales que tenía la familia, pues no asistía al colegio. Un retrato del rapero Jay-Z, pintado en 2014, era su primera obra.
Ahora, en Salamanca, está conociendo todos los estilos y soportes, si bien el acrílico y el óleo son sus preferidos. Para pintar se basa en fotografías o en lo que observa. “Pretendo que los cuadros tengan mucha luz y transmitan alegría a través del rojo, el amarillo y el verde, mis colores favoritos”, explica en español, aunque también habla inglés y cuatro de los 25 idiomas existentes en Ghana.
Su creación recoge paisajes y situaciones de la vida cotidiana de su país, lo que le permite sentirse más cerca de los suyos: “Gracias a las nuevas tecnologías, puedo mantenerme en contacto con mi familia por teléfono móvil o a través de Facebook y WhatsApp”. Desde que emigraba nunca ha regresado a Ghana, por lo que Salamanca también empieza a figurar en sus lienzos. “Me encanta la ciudad. Es tranquila y la gente es estupenda. Cada día se aprende algo en ella, aunque las costumbres sean muy diferentes a las de mi país”.
Owusu se muestra encantado con su primera exposición en Europa: “Me gusta cómo ha quedado y espero poder hacer otra en verano con lo que estoy pintando actualmente. Intento dedicar ocho horas diarias a ello, aunque a veces es imposible porque tengo que compaginarlo con un curso de mantenimiento de edificios que estoy realizando en Cruz Roja. Los lienzos de esta exposición he tardado en pintarlos tres meses. Mis compañeros de Los Molinos vendrán a verlos y me hace mucha ilusión porque gracias a este centro tengo materiales y ayuda”.
Los cuadros expuestos pueden comprarse. Al ser menor de edad, el dinero se lo gestionará el personal de Los Molinos del Tormes, donde también se expone una de sus obras y donde desean que todos los chicos que pasan por allí tengan inquietudes que les permitan prosperar en la vida.
A Kwame Owusu le gustaría seguir viviendo en Salamanca y seguir pintando cuando sea mayor de edad. De momento, ya ha demostrado que se puede dejar todo, superar dificultades y emprender un camino en soledad para evidenciar que, aunque emigrar sea duro, puede aportar cultura y alegría a la ciudad de destino.