Museo Casa Lis, referente internacional de Art Nouveau y Art Déco

Es uno de los símbolos más reconocibles de la ciudad de Salamanca por su emblemática fachada sur frente al Tormes, al pie de la Catedral, y alberga en su interior preciadas colecciones artísticas que representan lo mejor del arte decorativo europeo del periodo de entreguerras

 

 Museo Casa Lis, referente internacional de Art Nouveau y Art Déco
Museo Casa Lis, referente internacional de Art Nouveau y Art Déco

La Casa Lis se yergue sobre el río Tormes y aguarda al pie de la Catedral el paso del agua y del tiempo. Cobija en su interior una sucesión de pedazos de historia, arte y artesanía y su fachada sur es uno de los símbolos más reconocibles de la ciudad de la cultura y de los saberes. Al otro lado, en la calle Gibraltar, abre sus puertas a cuantos desean conocer el legado que ilustres salmantinos cedieron a su municipio. Alejandra Martín Casado, directora de comunicación y marketing del Museo Casa Lis acompaña a los lectores de SALAMANCA24HORAS a través de sus salones y de su pasado en una nueva entrega de la serie dominical de Servicios Municipales.

La Historia: Don Miguel de Lis

La Casa Lis y sus colecciones son historias paralelas que se desarrollan en una misma época y que acaban confluyendo, aunque sus orígenes no están relacionados. La casa fue construida por orden de Don Miguel de Lis, un industrial de Salamanca que se dedicaba a curtir pieles. Tenía sus talleres cerca del río porque necesitaban abastecimiento de agua. Aquel empresario había viajado por toda Europa y había visto casas modernistas en París o Bruselas. Por eso quiso construirse en Salamanca un palacete de uso residencial, para vivir con su familia, empleando arquitectura del hierro, algo muy poco habitual en esa época.

“Se utilizaba, fundamentalmente, para estaciones, mercados o puentes, pero no para casas de uso residencial. De hecho, si ahora hubiera intentado construir algo parecido, probablemente no se lo hubieran permitido”, valora Alejandra Martín. Don Miguel de Lis tuvo terminada su casa a los pies de la Catedral en 1905, cuando Salamanca todavía tenía calles de polvo y ni si quiera la luz había llegado.  “Para construirla, de hecho, tuvieron que derribar algunas de las casas que estaban cerca de la muralla, incluso, restos de la misma. Fue un proyecto controvertido en la época”.

Quedan muy pocas fotografías originales de cómo era la casa entonces, solo un reportaje de Gombau, que Don Miguel de Lis mandó hacer cuando residía en la casa y que se conserva en la Filmoteca Regional de Castilla y León. ”Sin embargo, no se aprecia en el blanco y negro si las vidrieras de la fachada eran coloreadas, aunque se cree que no”, aclara Alejandra Martín. La casa fue construida por un arquitecto de Jerez de la Frontera, Joaquín de Vargas y tiene cierta influencia andaluza. “Tiene algunas características peculiares como un patio abierto, que en Castilla no era muy habitual. Es curioso, además, como el desnivel que tiene que salvar en la fachada sur lo soluciona con esas dobles escaleras tan llamativas, al gusto de Don Miguel de Lis, pero era algo que resultaba extravagante en la época”. Don Miguel de Lis disfrutó de su casa muy pocos años porque murió enseguida, en 1909. Después, la familia se deshizo de ella y pasó por varias manos.

Otro de sus ilustres residentes fue el rector Esperabé, quien da nombre a la calle bajo el Museo. Incluso, durante una época se realquilaba por partes, como si fuera una corrala. Al final, sobre los años sesenta cayó en manos de una persona que no la cuidaba y acabó en un estado de ruina. La abrieron, fue ocupada durante toda la época de los setenta y se llevaron todo lo que había dentro. “Por ejemplo, los zócalos de madera, y se intentaron llevar hasta las columnas de granito que están en la parte superior. Fue expoliada. Los cristales estaban rotos y la casa, echa una verdadera ruina”, recuerda la directora de Comunicación del Museo.

Entonces, el Ayuntamiento exigió al dueño que la rehabilitara y él, por el contrario, solicitó un estado de ruina legal, es decir, un permiso para demolerla. “No se lo concedieron, es más, fue expropiada por el  Ayuntamiento, que vio que tenía un valor como patrimonio artístico y la convirtió en una casa de cultura”, apunta. En ese momento se hizo una primera restauración manteniendo la estructura, pero adecentándola y colocando vidrieras nuevas. A partir de ahí, se empezaron a hacer exposiciones con contenidos itinerantes durante tres o cuatro años.

Las Colecciones: Don Manuel Ramos Andrade

En ese tiempo ya formaba parte de la gestión de la casa el actual director del Museo, Pedro Pérez Castro, que desempeñaba las funciones de técnico de Cultura. Tuvo conocimiento entonces de que en la localidad salmantina de Navasfrías existía un anticuario con piezas de todo el mundo. “Había empezado comprando y vendiendo muebles y se quedaba con alguna de las piezas que él consideraba que tenían valor. Había atesorado grandes colecciones de artes decorativas muy diversas”. Aquel hombre tenía la intención de donar su colección a alguna parte. En Salamanca tienen conocimiento de esto y se desplazaron hasta Barcelona para comentarlo con él. “Se catalogaron en un primer momento las colecciones para ver qué valor tenían y si se podía realmente crear un museo. Se decidió que sí y fue cuando se originó la Fundación Ramos Andrade.

El mecenas, Don Manuel Ramos Andrade, donó todas las colecciones a esa Fundación y se le cedió la Casa Lis de manera vitalicia. El Museo como tal se creó en 1995 y cumplió 22 años el día 6 de abril. Durante esa etapa, se hizo la segunda gran rehabilitación de la casa y se crearon los elementos más contemporáneos y los más llamativos. “Las vidrieras las diseñó el propio Manuel Ramos Andrade y se encargó de construirlas en un taller de Villaplana (Barcelona). Se hicieron con un estilo totalmente artesanal, como se hacían en la época original de la casa, con fragmentos de vidrio unidos por filamentos de plomo”, apunta Alejandra Martín.

El Museo empezó a funcionar mientras Don Manuel Ramos Andrade vivía y era un visitante asiduo. “De hecho, una de las condiciones de la Fundación es que parte de los beneficios vuelvan a Navasfrías, allí se utilizan para becas de estudio y para una residencia de ancianos”, revela su directora de Comunicación y Marketing. Además, los visitantes navasfrieños pueden acceder al Museo de forma gratuita. Ramos Andrade había viajado por medio mundo pero quería devolver parte de su legado a su pueblo, y a la ciudad de Salamanca.

El Museo Casa Lis no tiene potestad para disgregar ni vender las colecciones y cuenta con una serie de premisas para su exposición, aunque sí puede ampliarlas e incorporar piezas, como así hace a través de subastas, ferias de arte o donaciones de particulares.

Actividad del Museo Casa Lis

Además de la exposición de las colecciones permanentes existen muestras temporales. “Se trata siempre de autores u obras que tengan temáticas relacionadas con los periodos temporales del Art Nouveau y Déco, que es a lo que corresponden las colecciones que donó Ramos Andrade. Van desde el período de entreguerras hasta los años cuarenta, aunque hay mucha variedad”, valora Alejandra Martín.

Entre las colecciones permanentes destacan la de criselefantinas, “que son pequeñas esculturas decorativas de marfil y metal”, la de muñecas, “lo que realmente apasionaba a Manuel Ramos Andrade como auténtico experto en muñecas de porcelana francesas y alemanas del siglo XIX”, autómatas, “que son muñecos que se les da cuerda y tienen un sistema como de relojería bastante complejo para la época”, abanicos, muebles, pinturas u objetos decorativos de pequeño formato, “que tienen también la función de reflejar los usos sociales que se le daba en otra época”, así como escultura, y una representación de joyería.

En la actualidad, el Museo Casa Lis tiene un flujo de visitantes que ronda los 120.000 anuales, aunque varía según el año porque es muy estacional debido al turismo. “Llama la atención que tenemos muchos visitantes extranjeros, más de los que se registran en la propia ciudad de Salamanca en algunas épocas. No todo el mundo que viene a la ciudad acude a verlo todo, sin embargo, al Museo vienen siempre”, revela Alejandra Martín. Reciben visitantes ingleses, franceses, canadienses, neozelandeses, y cuentan con una creciente afluencia de brasileños y orientales.

El Museo cuenta con una cafetería que en verano despliega una terraza en la fachada sur  y en ocasiones alberga conciertos y otras actividades culturales. Existe una tienda en el propio Museo y otra más en la calle Prior, que sirve también como punto de información. “Mucha gente a través de las gráficas que están en el escaparate, entra a la tienda para preguntar dónde está el edificio”. De igual manera, cuentan con una tienda online. “A veces no sucede que viene un visitante, pasea por el Museo y observa sus colecciones, vuelve a su país de origen, entra en la tienda online y quiere adquirir un réplica de alguna de las obras que ha visto”.

Exposición actual: Doña María Luisa Fidalgo

La muestra temporal que está vigente en el Museo Casa Lis es un conjunto de obras donadas por María Luisa Fidalgo a la ciudad de Salamanca. “Era una mujer que pertenecía a la burguesía salmantina, que viajaba a menudo al extranjero, nada común en aquella época y visitó ciudades como París, Londres o Lourdes y dentro de España, San Sebastián. Doña María Luisa Fidalgo fue atesorando una gran colección de arte y cuando falleció sin descendencia, donó parte de sus posesiones a la ciudad de Salamanca y parte a la Iglesia, con el fin de que esos objetos acabaran formando parte de un museo de la ciudad, que nunca llegó a crearse.

Aquellas obras fueron acumuladas en los almacenes del Museo Casa Lis de forma temporal, aunque han estado allí dos décadas. “Este año hemos decidido que había que darla a conocer a los salmantinos. Es una obra que reflejan muy bien cómo era el estilo de vida de esta familia, sus conexiones con políticos y altos cargos de Estado. La exposición puede visitarse hasta el próximo día 23 de abril. A finales de mayo, habrá otra exposición temporal de una persona de Salamanca. Una novedosa apuesta que combina en su montaje, obra de época con obra contemporánea. Aunque, aún habrá que esperar para conocer más detalles.

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