Obesidad, una pandemia silenciosa y el papel clave de los farmacéuticos para combatirla

La obesidad es una enfermedad crónica multifactorial caracterizada por un exceso de grasa corporal que puede afectar negativamente la salud. Se define clínicamente por un índice de masa corporal (IMC) igual o superior a 30 kg/m². Es un problema de Salud Pública creciente a nivel mundial, asociado a un aumento de la morbilidad y mortalidad.

Las causas de la obesidad son múltiples y complejas. Incluyen factores genéticos, metabólicos, conductuales y ambientales. El desequilibrio entre la ingesta calórica y el gasto energético es un factor clave, influenciado por el estilo de vida moderno, caracterizado por una dieta hipercalórica y sedentarismo. Otros elementos como el estrés, la falta de sueño, y ciertos medicamentos también contribuyen.

Entre las consecuencias más relevantes de la obesidad se encuentran enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, hipertensión, dislipidemias, apnea del sueño, algunos tipos de cáncer, enfermedades hepáticas y articulares, así como afectaciones psicológicas como la depresión y la baja autoestima. El abordaje de la obesidad debe ser integral. El tratamiento incluye cambios en el estilo de vida, principalmente modificaciones en la alimentación y el aumento de la actividad física. También pueden emplearse terapias conductuales, farmacológicas y, en casos seleccionados, cirugía bariátrica.

El objetivo no solo es la pérdida de peso, sino la mejora de la salud global y la prevención de complicaciones. En este contexto, los farmacéuticos desempeñan un papel clave en la prevención y tratamiento de la obesidad. Su accesibilidad y cercanía a la población los convierte en agentes sanitarios estratégicos para detectar factores de riesgo, ofrecer educación sanitaria, promover hábitos saludables y garantizar un uso seguro y adecuado de los medicamentos.

Además, colaboran estrechamente con otros profesionales de la Salud para asegurar un enfoque coordinado y personalizado, contribuyendo activamente al éxito terapéutico y al bienestar del paciente. Su papel es fundamental para ofrecer un trato personalizado, continuo y basado en la evidencia, evitando el estigma y fomentando la adherencia del paciente al tratamiento. Tus farmacéuticos, siempre cerca de ti