¿Qué opinan los jóvenes sobre el bullying?

Los jóvenes se muestran preocupados por los casos que se conocen y algunos culpan a la educación. Salamanca cuenta con Ascbyc en la lucha contra el acoso, una asociación sin ánimo de lucro que nació hace poco más de un año y cuyo principal objetivo es apoyar y acompañar a las víctimas de acoso escolar

 Bullying
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El acoso escolar también denominado “bullying” se puede definir como la forma de maltrato físico, verbal o psicológico que se produce entre escolares, de forma intencional y reiterada a lo largo del tiempo. Este tipo de violencia tiene tres componentes clave: el primero es que exista un desequilibrio de poder entre el acosador y la víctima, que puede ser real o percibido por la misma, el segundo que esta agresión se lleve a cabo por un acosador o un grupo que intentan dañar a esta víctima y el tercero es que se dé un comportamientos agresivo reiterado hacia la misma víctima.

Este tipo de violencia solía ser percibida como física y presencial, produciéndose sobre todo en el ámbito educativo durante las clases y el recreo, pero la realidad es que se puede hablar de distintas clases de acoso, que el Centro Nacional Contra el Bullying (NCAB) clasifica en: bullying verbal, físico, social o relacional, ciberbullying y bullying carnal.

El bullying en cifras, un problema social

Este tipo de violencia es solo un reflejo más de una sociedad cuyos valores se han corrompido, y de alguna forma se ha dado primacía a imponerse como individuo o como grupo a otros, a costa de su sufrimiento o abuso. Por ello es necesario derribar algunos de los falsos mitos que han crecido en torno a este fenómeno y que se han consolidado a lo largo de los años, como que el maltrato en el ámbito escolar es únicamente cosa de chicos, que se trata de bromas o que la víctima se lo ha buscado, ya que superando estas consideraciones se podrá avanzar sobre todo en la prevención. Aun así, el acoso puede ser visible entre los iguales, pero invisible para los adultos, padres y profesores, es difícil saber si un niño está siendo víctima ya sea porque en ocasiones es demasiado pequeño para expresarse, o porque la situación es vergonzosa para quien la sufre.

Cada año se suicidan en el mundo unas 600 mil personas entre 14 y 28 años, una cifra que acorde a algunas investigaciones tiene alguna relación con el bullying, siendo los países europeos unos de los más golpeados por este fenómeno al contabilizar alrededor de 200 mil suicidios por año. Según la organización Beat Bullying en la UE, el acoso escolar o el cyberbullying lo sufren en torno a 24 millones de niños y jóvenes al año. Además la Asociación Americana de Pediatras expone que el 78% de los adolescentes que termina por suicidarse fue acosado en la red o en la vida real; del mismo modo, informes de la ONU señalan que en Europa el ranking por incidencia de esta violencia es, por este orden, Reino Unido, Rusia, Irlanda, España e Italia.

En España, uno de cada diez estudiantes considera que ha sufrido bullying y el 7% ciberbullying, más de la mitad de los niños afirman haber sido insultados directamente en el último mes, de los cuales un 22,6% declaran que estos insultos son frecuentes y más de un tercio sostiene que estos se produjeron a través del móvil o de internet, además, casi un 30% manifiesta haber recibido golpes físicos. Por otro lado, la edad media del acosado se ha reducido de 11,5 años a 11, y sigue afectando en una proporción muy similar a chicos y chicas.

La mitad reconoce haber realizado bullying

En la otra cara del acoso, la mitad de los adolescentes reconoce haber insultado, uno de cada tres ha agredido físicamente a otro menor y uno de cada diez estudiantes ha amenazado a alguien. El número también es preocupante al considerar el desarrollo de las nuevas tecnologías, y es que uno de cada cuatro niños ha insultado a otros usando internet o su teléfono móvil.La víctima de ciberacoso presenta unos rasgos propios, diferentes a los del bullying, su edad media es de 13,5 años, en este caso afecta más a chicas que a chicos, en una proporción de siete a tres. Del mido modo, entre los acosadores suele haber más presencia de mujeres, que actúan mayoritariamente en grupo, y que tienen una edad media de 14 años (en el 89% de los casos pertenecen a la misma clase que la víctima).

En Castilla y León, según el último informe de Convivencia Escolar, aproximadamente en uno de cada 10 centros se produce una situación de posible acoso o de acoso confirmado. Informe que señala que durante el pasado curso, 2015/2016, han aflorado un 80% más de casos de bullying al pasar de 32 a 56 confirmados. En Salamanca la Dirección Provincial de Educación no considera que sean muchos los casos registrados, además manifiesta que la mayoría de ellos suelen resolverse dentro del propio centro sin necesidad de dar cuenta a los Servicios Sociales, a la Fiscalía o a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad. Según los datos proporcionados por la Consejería, en el curso 2016/2017 se investigaron en la provincia 46 posibles situaciones de acoso, de las que solo se confirmaron 11 (6 víctimas de bullying y 5 de cyberbullying).

Para afrontar el acoso se imparten sesiones con las que se ayuda a los alumnos a identificar conductas de malos tratos entre iguales, ofreciendo alternativas que favorezcan la convivencia, sensibilizando sobre las consecuencias de esta situación, y el papel que desempeña el grupo. Además, se proporciona al profesorado una guía con recursos que faciliten la prevención y, los alumnos, por su parte, reciben información por escrito sobre qué hacer y dónde pedir ayuda en caso de que causen, sufran o presencien bullying o cyberbullying.

Salamanca cuenta con Ascbyc en la lucha contra el acoso, una asociación sin ánimo de lucro que nació hace poco más de un año y cuyo principal objetivo es apoyar y acompañar a las víctimas de acoso escolar, a sus familias y a los padres de los niños que son acosadores para lograr corregir su actitud. Pero también tiene como objetivo concienciar sobre esta problemática que supone exclusión social y que cuenta con un importante vacío legal, esta iniciativa partió sobre todo de los problemas personales que han sufrido algunos miembros de la organización.

¿Qué opinan los jóvenes?

Los comentarios de algunos jóvenes sobre este tema son variados, aunque guardan una preocupación común por la situación actual. Sonia de 24 años expone que "el acoso escolar es un gran problema en nuestra sociedad, siempre ha existido pero no creo que se llevará hasta los límites de ahora, la situación ha ido a peor y se están perdiendo valores, encima con las nuevas tecnologías apareció el cyberbullying, y este hace que el acoso sea continuo en todo momento también cuando acaban las clases". Sergio, de 25, cuenta que "desgraciadamente todos o casi todos hemos visto alguna situación de bullying en el ámbito escolar, pero pienso que los adolescentes de ahora están perdiendo valores sociales como la empatia o la ética y moral, cada semana vemos algun caso de bullying que sobrepasa los límites, verdaderos casos que dan vergüenza al género humano".

Jorge de 22 años dice "la culpa del bullying la tienen sobre todo los padres, la educación que se les da a los hijos o los valores con los que se les cría son imprescindibles, y es que hay muchos padres que no culpan a sus hijos a pesar de ser acosadores y encima parece que si lo hacen y les castigan para darle algún tipo de lección también está mal... no sé hasta dónde vamos a llegar..." Claudia de 26 comenta que "yo recuerdo que en mi clase había niños que se metían con otros, pero no siempre y no pasaba de ahí... no sé es que ahora ves y lees noticias que no llegas a entender cómo puede pasar... creo que es necesario una actuación conjunta entre los centros y las familias, no se puede permitir que los niños o niñas sufran de esa manera e incluso lleguen a suicidarse".

En la actualidad salen más casos a la luz por las campañas de prevención y el trabajo que se realiza en las aulas, facilitando las vías de denuncia en los centros, pero queda mucho camino por recorrer porque el acoso se normaliza entre el alumnado y en ocasiones los colegios o institutos miran para otro lado. Es importante entender que la responsabilidad de este tipo de situaciones no solo tiene que recaer en los propios centros educativos, en los/as docentes y su dirección, sino también en los padres de esos agresores, que deberían actuar ante estas situaciones para lo cual sería necesario llevar a cabo un trabajo conjunto con el centro para la reorientación del menor. Esto es necesario si se desea lograr un ambiente más sano y justo, donde los derechos más fundamentales estén preservados.

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