Un paciente de Covid-19 en un hotel convertido en hospital: La experiencia de Óscar Hernández en el Colegio Fonseca


Entre tanta noticia triste en estos días también hay motivos para la esperanza. Y si no que se lo digan a Óscar Hernández, que no lleva pasado, ni mucho menos, el mejor mes de su vida. Óscar ya se encuentra mejor, después de haber sufrido mucho con el Covid-19, y está a un paso de recibir el alta en la mañana de este Jueves Santo. Sólo le hace falta un nuevo negativo en la última prueba

 Fonsecamontaje
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Este salmantino es uno de los pacientes que se encuentran ingresados en el Colegio Fonseca. La edificación universitaria, de cinco siglos de historia, se ha transformado durante esta epidemia en un hospital "de lujo". Sus habitaciones, dedicadas a acoger a profesores y personal universitario que acude a la ciudad, son ahora espacios en los que se recuperan algunos enfermos de coronavirus, vigilados por un equipo liderado por el doctor Ángel Batuecas y la enfermera Clara Cabrera, con una dotación de seis enfermeras, cinco médicos y cinco auxiliares (TCAE) divididos en turnos.

En pijama y desde su habitación, Óscar, de 43 años y trabajador de un secadero de jamones de Fuenterroble de Salvatierra, atiende a SALAMANCA24HORAS y cuenta su experiencia en este curioso hospital. 

"El pasado 24 de marzo me hicieron la prueba porque llevaba una semana con fiebre, tos y mucho malestar, con dolores por todo el cuerpo. Ese día empecé a sentir que no respiraba bien y decidimos llamar al centro de salud, el cual se puso en contacto con el 112 y vino a buscarme una ambulancia para llevarme al Clínico. La prueba fue por la noche y, al día siguiente, me confirmaron el positivo", explica Óscar, que reconoce que no sabe cómo se produjo el contagio. "No sé nada a ciencia cierta", dice.

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Pudo volver a casa bajo tratamiento y aislamiento, pero el día 26 "después de una noche muy mala, volvimos a llamar porque el tratamiento no estaba respondiendo bien". En el Hospital le volvieron a hacer una placa torácica y le indicaron que la neumonía le afectaba a los dos pulmones. Fueron dos días en el Clínico hasta que, experimentando una importante mejoría el día 28, le notificaron que sería trasladado al Colegio Fonseca, donde se había montado un recurso sanitario para intentar no saturar el Complejo Asistencial de la ciudad.

Diez días después, Óscar siente que por fin se está terminando este mal sueño. "En Fonseca el trato desde el primer segundo que me trajeron ha sido exquisito absolutamente por parte de todos. Médicos, enfermeras, personal de limpieza, personal de cocina... dentro de la soledad que puedes sentir al estar aislado, estar tan arropado por esta gente tan profesional y tan amable te hace sentir bien en todo momento. Sólo tengo palabras de agradecimiento por cómo me han tratado estos diez días que llevo aquí ingresado", comenta.

Y las instalaciones de Fonseca, como espacio sanitario, poco tienen que ver con el Clínico. "Nada que ver en absoluto, tienes un baño privado, que eso ya es muy importante, y las comodidades de una habitación de un gran hotel. Una cama cómoda, escritorio, nevera... todo muy bien para hacer más llevadores estos días de aislamiento", asegura este salmantino.

Ahora toca volver a casa y seguir confinado, aunque mucho más animado de lo que estaba el día 24. "Tengo muchas ganas de darle un achuchón a mis tres hijos y a mi mujer, que es lo que más duro se hace de esta situación. Darle las gracias a todo el mundo que ha estado pendiente de mí estos días y que me han animado con sus palabras y mensajes y, después, supongo que seguir metido en casa hasta que esta pesadilla nos deje poco a poco recuperar la vida que teníamos antes y que tanto estamos echando de menos", cuenta Óscar.

Él, como muchos otros, lo ha conseguido. Otros siguen en la pelea para doblegar al virus.

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