Las nuevas tecnologías han cambiado la manera de comunicarnos y de tratar a los demás. Los servicios de mensajería instantánea y las redes sociales han facilitado la vida de muchos usuarios, sin embargo, debido al uso de las pantallas, nos encontramos con que los más jóvenes acostumbran a rechazar las llamadas telefónicas, puesto que consideran que esta acción “invade su intimidad”.
A los Millenials o a los Z, que les aterra verbalizar sus sentimientos, deciden entonces expresarse a través de mensajes con emoticonos, gifts y stickers como protagonistas. Para estos grupos, también llamados conjuntamente como "generación muda", estár conectados constantemente es la única opción posible.
El miedo a descolgar el móvil, también llamado “telefonofobia”, es una realidad cada vez más común en la sociedad, que puede llegar incluso a provocar ansiedad en los que la sufren, amenazando el trato cercano y el tú a tú. En este sentido, Salamanca24horas.com con el objetivo de indagar más sobre el tema, ha contactado con Belén Refoyo Matellán, médica psiquiatra en la unidad de salud mental infantojuvenil de Salamanca.

Mensajes antes que llamadas
Actualmente, algunos expertos indican que esta fobia produce en algunas personas nerviosismo ante una llamada, con la necesidad posterior de querer retrasarla o evitarla. No obstante, la profesional asegura que “un chico adolescente que ha nacido en la era digital es plausible que no encuentre ‘necesario’ hablar por teléfono cuando dispone de otras vías de comunicación rápidas y sencillas (Whatsapp, Instagram,Tik-Tok, Twitch…)”, añadiendo también que “parece que es más una cuestión de preferencia que de aversión”.
Respecto a la forma en la que mantenemos los vínculos, Refoyo señala que las pantallas funcionan como intermediarios en la relación, pero que en ocasiones también a modo de obstáculo: “Se da un fenómeno un tanto curioso, la gente se expone con más facilidad en redes sociales, en cambio, es más difícil exponerse en persona, cara-cara, cuerpo a cuerpo. Por ello, puede surgir el miedo a expresarse con la voz, ya que supone un acto más íntimo o personal”.
Factores, riesgos y recomendaciones
Todo lo descrito anteriormente puede suponer algunos riesgos para los afectados por la telefonofobia: “Puede que haya personas en las que sí suponga un agravamiento importante en su calidad de vida o en su funcionamiento, pero puede que haya otras a las que no les genere un malestar considerable”. Igualmente, la profesional manifiesta que para que se den estas condiciones influyen factores como la autoestima, los rasgos de personalidad, la capacidad de afrontamiento, las habilidades sociales y las experiencias previas, entre otros.
Del mismo modo, Refoyo considera que es “fundamental” que los adultos escuchen a los niños y adolescentes: “Es importante que traten de comprender su visión del mundo actual, se generen espacios para que puedan expresar sus miedos y malestares y se permitan otras formas de relación e interacción”.
No obstante, la médica indica que el miedo o la ansiedad a una determinada situación deben estar presentes un mínimo de 6 meses para que se consideren como fobia y que este diagnóstico debe ser realizado por un profesional especialista en salud mental (psiquiatra o psicólogo) que valore los síntomas y su repercusión en el funcionamiento del individuo. “En ocasiones pueden ser una señal de un trastorno más complejo que debe ser evaluado. No todos los miedos son tipificados como fobias”, añade.
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